sábado, 8 de agosto de 2020

MIS PRIMEROS TREINTA AÑOS EN LA A.F.E.

Luis Carlo
lfcarlo@telconet.net

Creo que todos los filatelistas tenemos períodos de intermitencia en nuestra afición. En mi caso fue durante la Universidad y en mis primeros años de matrimonio. Ya con familia formada y ejerciendo profesión entonces estaba listo para retomar mi colección en donde me había quedado.

Lo primero que hice fue ponerme al día con el Club Filatélico Guayaquil, visitar a los comerciantes activos de Guayaquil. Aún estaba con vida Justo Campaña y también Efrén Cherrez. En esa etapa conocí a Elvis Vélez que me consiguió muy buen material para mi colección.

Pero pasado un tiempo parece que ya se habían cumplido algunas metas, particularmente en el plano de conocimiento filatélico.  El CFG había dejado de sacar sus publicaciones “Guayaquil Filatélico” (1982) y “Ecuador Filatélico”  (1984).  Recordé entonces que en Quito había otro club y que continuaba publicando su revista llamada “El Coleccionista Ecuatoriano”.  Decidí entonces hacerme socio de la Asociación Filatélica Ecuatoriana.

Luis Carlo, izquierda, nos cuenta su experiencia de 30 años de actividad filatélica en la Asociación Filatélica Ecuatoriana,
desde que el entonces presidente de la institución, Guillerme Peña (derecha), le comunicará que había
sido admitido como socio mediante la comunicación que consta al centro

Les escribí, me respondieron, llené la solicitud en la que previamente me recomendaba para mi afiliación un Sr. Guillermo Peña, que no conocía.  Con fecha 13 de agosto de 1.990 emitieron un recibo por mi cuota de inscripción y cuota anual asignándome el número de socio 241.

Posteriormente recibiría mi primer número de El Coleccionista Ecuatoriano, y cada mes recibía un listado titulado AFE Remate No. XX. El listado tenía varias columnas: Lote No, Estado, año de emisión, motivo y notas, Ref. Banco Central, Yvert, precio base en sucres. Esto fue nuevo para mí. No conocía de esta importante actividad, que a lo largo de estos 30 años he podido ser testigo que se ha realizado  casi sin interrupción  (al menos eso creo). Me di cuenta que habían dos subastas especiales en agosto y diciembre con muy buen material.

Mi única experiencia en una subasta había sido en el CFG hacía muchos años. No fue una buena experiencia, pues en aquella ocasión Carlos Wong se llevó absolutamente todos los lotes. No me quedaron ganas de volver a participar en una subasta.

El número de diciembre de 1989 de El Coleccionista Ecuatoriano, que se distribuyó en 1990,
con cartas como la que consta a la izquierda, dirigida al autor de esta nota


Como socio les escribí a la AFE y les mandé una mancolista de mis necesidades.  Me respondió Guillermo Peña quién además me llamó por teléfono y me dio la suficiente confianza para que participara en las subastas, que envíe mis ofertas por escrito y que él se encargaría de presentarlas en mi representación. Si ganaba algo, él me comunicaba, yo le enviaba el pago correspondiente, y luego él me enviaría por TAME los lotes ganados. Proceso que se repitió por muchos años. Gracias a esta llamada telefónica pude conseguir excelente material para mi colección, a muy buen precio. Cómo cambió mi colección con esa llamada telefónica de Guillermo. También en esa época me ayudaban con mis ofertas Maruja de Chiriboga y Rodrigo Páez. A Rodrigo lo conocí en una de mis visitas a Quito, a Doña Maruja no la conocí aunque la traté muchas veces por teléfono.

Al año siguiente (1.991) fui invitado a colaborar con la  sede social de la AFE. Lo que hice gustoso. Luego vendría la invitación para participar en una exposición filatélica nacional, para lo cual tuve que desempolvarme pues no había expuesto desde mi época de filatelista  juvenil. Luego vendrían invitaciones para participar en exposiciones internacionales, las primeras en las que participé.  Sin importar los premios, a mí me interesaba la participación, y que gracias a Guillermo que tenía la gentileza de invitarme, de inscribirme, y de llevar o lograr que alguien lleve mi colección.

En alguna ocasión durante un viaje familiar aproveché para conocer el almacén del Dr. Georg Maier, en donde tuve la oportunidad de conocer a Olivier Bertossa. Poco tiempo después se dio su prematura partida. Nos dejó ese gran catálogo especializado que todos usamos con frecuencia.

Los años pasaron, y era hora que la nueva generación de AFE tome la posta. El primero en contactarme fue Pablo Pérez, quien en un viaje a Guayaquil aprovechó para conocerme en persona.

Seis mil sucres era el valor de la cuota anual en la Asociación Filatélica Ecuatoriana, hace treinta años, en 1990. Un año
después, el 12 de mayo de 1991, se inauguró el nuevo local social, tras cinco años de esfuerzo conjunto de los socios.
La foto registra la colocación de la primera piedra del nuevo local, en octubre de 1985: de izquierda a derecha,
Augusto Pérez, Guillermo Peña, Antonio Carrillo, Rodrigo Páez, Odita de Cataldi, Giovannio Cataldi y Alfredo Fuentes

En una exposición filatélica en Quito  conocí al nuevo presidente de AFE, Teddy Suárez. Aquí pude darme cuenta que la nueva generación de AFE tenía lindas y muy completas colecciones. Tuve la oportunidad de conocer a algunos de ellos durante la Exfigua 2016, Paul Novoa, Diego Vásconez y Jaime Garzón. Con Jaime había tenido contacto previo pues le compré su gran obra: El Album de sellos de Ecuador, que ahora utilizo como una extensión del Catálogo del Banco Central.

En alguna ocasión me visitaron en mi trabajo Hernán Olgiesser, quien vino a conocer mi colección de errores y variedades de Ecuador. Más adelante me visitaría y conocería a Guillermo Estrella.

Luego conocería a Juan Pablo Aguilar, y el gran trabajo que realiza en su blog Actualidad Filatélica.  Solicité ingresar al Grupo de Estudio Ecuador y recibí el gran honor de ser aceptado. Juan Pablo tuvo la gentileza de publicar mis primeros artículos filatélicos.  En una visita que hizo a Guayaquil pude conocer a Miguel Naranjo.  Quien vino a conocer la colección de autos antiguos de mi papá. No se pudo concretar conocer a Oswaldo Navas, pero en algún momento se dará.

Hace pocos días Oswaldo y Janira Mármol aceptaron gentilmente publicar un resumen de mi artículo referido a la calle Mendiburu en la columna de diario El Comercio: El Rincón del Filatelista.

La AFE llega en este mes a sus 85 años de existencia con la particularidad de tener a su primera Presidenta, Janira Mármol.

El ingreso al local de la Asociación Filatélica Ecuatoriana y una dispersión en 2011

Estos 30 años en AFE han sido una buena experiencia en mi vida. He sido testigo de grandes cambios. Las comunicaciones y la forma de llevar las subastas son un ejemplo de estos cambios. Primero recibía el listado de la subasta por correo, unas veces franqueada en forma mecánica (lo que no me gustaba, pues prefería la estampilla para mi colección).  Luego nos pasamos al envío por fax, con lo que las estampilla desparecieron del todo. La recepción del material siempre fue por TAME, nunca por correo. Luego y en forma mas reciente  pasamos a Servientrega. En algún momento se empezaron a incluir imágenes en blanco y negro en el listado, y para los remates especiales se empezaron a incluir imágenes a color impresas. Eso fue un gran avance. Mientras Elvis Vélez en el CFG incluyó el envío por CD de imágenes escaneadas. La  AFE nunca adoptó esta modalidad. Pero cuando ya llegó el correo electrónico y después que Ebay irrumpió en el panorama filatélico las imágenes jpg del material a subastar y el envío por Email ha sido la norma  hasta la presente fecha. En el caso de las estampillas una imagen habla poderosamente mucho más que la mejor y más detallada descripción en palabras.

En este año y obligado por la circunstancias que impiden las subastas presenciales, AFE inició la modalidad de subastas online  a través de la plataforma zoom. Por primera vez en mi vida pude estar en una subasta AFE. Había visto fotos, y me di cuenta que durante las subastas se brinda con vino. Se notaba que el ambiente era bueno y de camaradería.  Que gran experiencia fue esa tarde. En primer lugar el martillador Miguel Naranjo, fue un espectáculo aparte, con gran entusiasmo y dando muestra de su gran conocimiento en una forma vertiginosa e incansable durante 3 horas y media llevó a cabo el arbitraje de las pujas. Tremendo trabajo del martillador, ni me lo imaginaba que así podía ser. Y las pujas que se dieron ese día fueron un espectáculo, el particular “Voy, voy, voy”, para indicar que iba por el siguiente valor en la puja.  Vaya que ese día hubo records. El lote mejor vendido en toda la historia de las subastas, y además la subasta con mayor venta de toda la historia.  Inolvidable esa tarde que considero mi primera verdadera experiencia en vivo en una subasta. Ojalá que cuando este problema acabe estas continúen para quienes por diversos motivos no podemos viajar a Quito podamos estar presente aunque sea de una manera virtual.  Tres horas y media dura una subasta, no tenía ni la más mínima idea de que esto pasaba cada mes.

Este es más o menos un resumen de mis actividades en la AFE durante estos primeros 30 años. Lo mejor de todo es que mi lista de amigos aumentó en esta gran asociación con la que compartimos fecha de aniversario y nacimiento. Muchas gracias AFE, gracias también  a todos quienes han hecho y siguen haciendo de ésta la  gran institución filatélica que es. Y sobre todo a Guillermo Peña, quien una tarde me llamó por teléfono y me dio la suficiente confianza para que mi colección diera un paso muy importante durante todos estos años. 

2 comentarios:

  1. También es un gusto para todos nosotros tenerte como amigo y socio. Un fuerte abrazo Luis.

    Pablo

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