sábado, 26 de noviembre de 2016

CHILE: TARIFAS REDUCIDAS EN TARJETAS ENTERO POSTALES (1872-1928) - QUINTA PARTE

Patricio Aguirre Warden


Fig. 69

Congreso UPU de Washington 1897, "CARTE POSTALE" es opcional

Los acuerdos de la Convención UPU de Washington[52] del 5 de mayo al 15 de junio de 1897 y que entraron en vigor el 1º de enero de 1899, fueron aprobados en Chile por la Ley 1157 del 31 de diciembre de 1898[53][54]; y en ella se mantienen los valores de franqueo para cartas, tarjetas postales e impresos, así como los valores aplicables de costos de transporte y se mantiene la tasa de cambio de 5 céntimos de franco por 1 centavo de peso chileno.

De éste convenio es destacable el Artículo XI[55] que establece que: "El franqueo de todo envío, cualquiera que sea, no puede ejecutarse sino por medio de estampillas postales, válidas en el país de origen para la correspondencia de los particulares; sin embargo no es permitido hacer uso en el servicio internacional de estampillas creadas por el país emisor con un fin especial y particular, tales como las llamadas conmemorativas de validez transitoria."

En el Reglamento de Ejecución destaco las siguiente normativas, Título VI art.1[56] dice: "Las estampillas que representan los tipos de franqueo de la Unión o sus equivalentes en moneda de cada país se imprimirán en cuanto sea posible en los colores siguientes: Las de veinticinco céntimos en azul oscuro (25 c ff oro = 5 cts.); las de diez céntimos en rojo (10 c ff oro = 2 cts.); las de cinco céntimos en verde (5 c ff oro = 1 ctvo.)". Esta es la primera vez que aparece escrita la norma para el uso de los colores en los sellos para esas denominaciones, pero en Chile se habían adoptado esos colores en el año 1883 (fig. 69), al menos para los sellos postales, por lo que es de suponer que existía algún tipo de acuerdo general que no se había estampado por escrito en las normativas de la UPU. Normativa que en todo caso no fue aplicada con rigor a la fabricación de enteros postales.


Fig. 70
En el Título XV art.1[57] dice: "Las tarjetas postales deben ser enviadas sin sobre y llevar en la parte superior del anverso el título "Carte Postale" expresado de una manera visible en la lengua francesa o con una traducción sublineal en este idioma. Este título deberá ser seguido, en cuanto sea posible, de las indicaciones "Union Postale Universelle" y "(lado reservado a la dirección)." El resto del anverso está destinado a las estampillas de franqueo y a las indicaciones relativas al servicio postal (certificados, avisos de recepción, etc.) y a la dirección del destinatario, la cual puede escribirse a pluma o figurar en una etiqueta adherida que no exceda de 2 por 5 centímetros. En caso que el remitente utilice para el exterior una tarjeta postal destinada al servicio interior deberá dársele curso aunque solo lleve el título impreso o manuscrito "Carte Postale" o el equivalente de este título en el idioma del país de origen".

Se mantiene las dimensiones permitidas para las tarjetas ya señaladas en los anteriores Convenios UPU y las multas si no la cumplen.

En la fig. 70 se muestra un ejemplo de la interpretación adecuada de la normativa UPU arriba descrita, se ha despachado una tarjeta de uso nacional desde Valparaíso el 29 de abril de 1899 a Baltimore, USA, con tránsito por New York el 31 de mayo 1899, con franqueo correcto de tres centavos y se ha agregado en forma manuscrita las palabras "Carte Postale", muy probablemente por el empleado de Correos en la intención que no se multara, lo que efectivamente ocurrió.

Con referencia a los objetos considerados Material Impreso, es de notar que en el Título XVIII art.4[58] dice que serán considerados como impresos las tarjetas de visita impresas, tarjetas de dirección, anuncios y avisos diversos impresos, exceptuándose el calco y las de máquina de escribir, si (a) se indica en el nombre, razón comercial y el domicilio del remitente, (b) tiene agregado a mano los votos de felicidad, felicitaciones, agradecimientos, manifestaciones d condolencias u otras fórmulas sociales expresadas en cinco palabras como máximo, o por medio de iniciales convencionales. (c) indicar o modificar en el impreso mismo, a mamo o por un procedimiento mecánico, la fecha de remisión, la firma o la razón comercial y la profesión, así como el domicilio del remitente; (e) corregir defectos de impresión; (f) borrar algunas partes de un texto para hacerlas ilegibles; (g) hacer notables por medio de rayas o subrayar las palabras o los pasajes sobre los cuales desea llamar la atención; (h) colocar y corregir a pluma, o por un proceso mecánico, las cifras en la lista de precios corrientes, las ofertas de avisos, las cotizaciones de bolsa, las circulares de comercio, y los prospectos, como también en nombre del viajero, la fecha y nombre de la localidad por la cual debe pasar. (i) indicar a mano, en los avisos relativos a salidas de buques, las fechas de éstas; indicar en las tarjetas de invitación y de convocación, el nombre del invitado, las fechas, el objeto y el lugar de reunión. (n) pintar figurines de moda, cartas geográficas, etc.; Título XVIII art.5 Salvo las excepciones explícitamente autorizadas precedente artículo, es prohibido agregar a pluma o por procedimiento mecánico, cuanto pueda quitar al impreso su carácter de generalidad y darle el de correspondencia individual. Título XVIII art.8 Las tarjetas que tengan el título de Tarjeta Postal no son admitidas a la tarifa de impresos.


Figs. 71, 72 y 73

En el año 1900 se encargan a la Waterlow & Sons, Londres la confección de tarjetas de 1 ctvo. (fig. 71) y 2 cts. (fig. 72) para uso nacional, las que se pusieron en circulación entre agosto y septiembre de 1900 y una tarjeta de 2 cts. (fig. 73) para uso internacional, las que se pusieron en circulación a fines del año 1901.


Para esta emisión la Waterlow & Sons C., usó los mismos cuños de los sellos postales la emisión denominada "Colón - Cabezones sin sombra”, puestos en circulación en 1901 (fig. 74). a los cuales agregó una línea de borde exterior, para darle un marco rectangular al desarrollo tipográfico del sello original grabado.

Figs. 74 y 75


La impresión de éstos enteros postales es de muy buena calidad, no habiendo más variedades que las de un punto adicional en la orla superior izquierda interna del entero, la que se puede deber a algún retoque de algún cuño de la plancha de impresión (fig. 75).

Las cantidades de tarjetas emitidas no parece haber sido muy grande y ellos se agotaron en menos de dos años.


Como en los demás caso hallaremos ejemplares correctamente ocupados (fig. 76) y otros deficientemente ocupados par el de un centavo.



Fig. 76

El siguiente (fig. 77) es un ejemplo bastante curioso, se ha enviado la tarjeta sin mensaje alguno. Puede ser el caso que se escribió los datos sobre una pila de tarjetas pre-impresas y esta había quedado sin imprimir por la imprenta.

Fig. 77

También encontramos ejemplos (fig. 78) de tarjetas de un centavo usadas para mensajes con carácter particular enviados en tarjetas de tarifa reducida y que no fueron multados como correspondía.

Fig. 78

La tarjeta de 2 cts. (fig. 73) destinada al envío de impresos internacionales se usó en lo principal como tarjeta postal nacional, dado que la tarifa era la misma. En esta tarjeta encontraremos bastantes ejemplares con pre-impresión (fig. 79), todos ellos justificados en que el despacho de ellas no se realizaría en cantidades iguales o superiores a 20 unidades, de modo que la tarifa que le correspondía era el de 2 cts., enteros en los que se imprimió.


Fig. 79


En el año 1901[59] se encargan nuevamente a la ABN Co. of New York500.000 tarjetas de 1 ctvo.(fig. 80) y 1.000.000 de tarjetas de 2 cts. (fig. 81) para uso nacional con un nuevo diseño las que fueron puestas en circulación en el año 1902 y en 1903[60] 250.000 tarjetas de 2 cts. (fig. 81) para uso como impreso internacional y que fueron puestas en circulación en marzo de 1904, estas últimas tarjetas de 2 cts., tuvieron escaso utilización para los fines que se imprimieron.

Figs. 80, 81 y 82
Para ésta emisión se utilizaron los cuños de los sellos postales de 1 y 2 cts.de la emisión “Colón - Napoleones” (fig. 83) puesta en circulación entre los años 1901 y 1904, impresos también por la American Bank Note Co.

Fig. 83
Las tarjetas de un centavo tuvieron gran aceptación y uso, dado el importante crecimiento económico que comenzó a exhibir Chile al comienzo del siglo XX, de gran cantidad de extranjeros comerciantes y fabricantes que llegaron a establecerse en las principales ciudades de Chile, como lo eran Santiago, Valparaíso y Concepción.

En la figura 84 se presentan algunos ejemplos de uso correcto de la tarifa reducida para material impreso.

En la fig. 85 vemos dos ejemplares que circularon haciendo uso indebido de la tarifa para material impreso, en la tarjeta de Valparaíso de 1904 el texto está hecho con un mimeógrafo, y el siguiente enviado de Valparaíso a Concepción está escrito con máquina de escribir o posiblemente traspasado con mimeógrafo, lo que estaba también expresamente excluido de la tarifa reducida.

Otro ejemplo (fig. 86) de tarjeta de tarifa reducida que no cumplía en lo absoluto con las condiciones para calificar como impreso y no fue multada.


En la fig.87 vemos dos ejemplares usados en Valparaíso en 1903 y 1905 que muestra el incorrecto uso de la tarjeta de un centavo, pero que antes de ser despachadas se debieron franquear con el centavo faltante para completar la tarifa de una tarjeta postal nacional.

Las tarjetas de 2 cts. (fig. 88) fueron usadas por fábricas y comerciantes diversos para pre-imprimir en ella mensajes tipos que estaban destinados a comunicaciones con sus clientes. De modo que como eran enviadas por ellos a sus clientes en forma gratuita, para que le retornaran confirmaciones u otras consultas. La única tarifa factible era la de 2 cts., ya que ellas al ser devueltas a los comerciantes serían enviadas forma unitaria, por lo que no era posible hacer uso de la tarifa reducida.

Fig. 84
Fig. 85

Fig. 86
Fig. 87
Fig. 88
Estas tarjetas fueron muy frecuentemente pre-impresas por comerciante de diversos rubros, fábricas, asociaciones gremiales y por un variado tipo de clubs sociales para enviar comunicaciones en grupos menos a 20 ejemplares, así como también para estampar logotipos identificadores de las instituciones (fig. 89). Estas tarjetas se usarían hasta finales de 1912, de modo que habría dos cambios de tarifas antes de que ellas se dejaran de usar.

Fig. 89

Algunos Juzgados Civiles (fig. 90) imprimieron tarjetas 2 cts. para enviar avisos de resoluciones judiciales, que si bien tienen poco texto adicional, el que se debe agregar personaliza el mensaje, quitándole la característica de generalidad, y por lo general todas ellas fueron enviadas certificadas, agregando los 10 centavos faltantes en sellos postales, como en el ejemplos mostrados del Primer y del Tercer Juzgado Civil de Valparaíso.

Fig. 90

Las tarjetas de 2 cts. (fig.91) emitidas para el uso de impresos internacionales y que cumplían que no tener las palabras "Cate Postales", fueron también usadas por los comerciantes obtener para las respuestas de sus cliente, pero sin el goce de la tarifa reducida, en éste caso una tarjeta de "El Diario Popular" de Santiago.


Fig. 91

Un ejemplo de envío de material impreso es la tarjeta (fig. 92) enviada de Arica el 19 de septiembre de 1905 a Hamburgo, Alemania llegando el 26 de octubre de 1905, usada para franquear y enviar adjunto material impreso (documentos) por hasta 150 gramos, para el cual la tarifa era de 6cts., para ello se agregaron 4 cts. en sellos postales.Luego del cambio tarifario de 1907, éstas tarjetas serviría para el despacho como material impreso nacional.


Fig. 92


El 31 de agosto de 1904 se encargan a la ABN Co. New York la confección de una nueva emisión de enteros postales, que fue bastante compleja de definir por diversos motivos, entre ellos la selección de las imágenes o viñetas adicionales a la tradicional imagen de Colón que se imprimirían por primera vez en el centro de las tarjetas, y que debían ser representativas del país. Para el sello se escogió en ésta oportunidad un diseño similar al cuño del sello postal de un peso de la serie "Colón - - Serie del Peso Bronce de 1904-1909" (fig. 93), modificado y adaptado para los valores de uno y tres centavos.

Figs. 93 y 94

En los enteros de 3 cts. (fig. 94) y 3 + 3 cts. (fig. 95) con respuesta pagada se utilizó una reproducción del frontis de la Universidad de Chile, en Santiago y la leyenda “Union Postale Universelle", sin las palabras “Tarjeta Postal”, normativa obligatoria de la UPU hasta el año 1906, para circular como postal internacional, y que posteriormente las habilitaría para despacho de material impreso.

Fig. 95
Tuvieron amplia aceptación en el corto período de validez desde principios de 1905 al cambio de tarifa en 1° de octubre de 1907 (menos de dos años). Continuándose su utilización después del cambió de tarifa agregándose en sellos postales los 3 centavos faltantes para completar la tarifa de 6 centavos, que estuvo vigente hasta el 1° de septiembre del año 1912.

En el año 1909, el remanente de los enteros postales de 3 cts. (fig. 94) y 3 + 3 cts. (fig. 95) con respuesta pagada fueron sobrecargados y revalorizados a los 6 centavos que costaba la tarifa para tarjeta postal internacional.

Para la imagen del centro del entero postal de 1 ctvo. (fig. 96), le escogió una imagen fotográfica del edificio del Correo Central de Santiago antes del terremoto de 1906 (fig. 97), reproducida en varias tarjetas postales privadas de la época. 

En el grabado, casi fiel de esta fotografía, no se grabaron las personas que están en frente de la fotografía ni el carruaje que figura a la izquierda. Para la primera partida de éstas tarjeta se usó tinta color azul verdoso.

En la 1° orden[61] se entregaron 200.000 tarjetas de 3 cts. para uso internacional y a modo de nuestra de enviaron 100 tarjetas de 1 ctvo. (fig. 96) y 100 de 3 + 3 cts. (respuesta pagada) (fig. 96).

El 3 de enero de 1906[62] se encargan 500.000 tarjetas de 1 ctvo., el 17 de octubre de 1906, 500.000 tarjetas más y el 13 de septiembre de 1907 una última orden por 500.000 más de 1 ctvo.; y 500.000 tarjetas con respuesta pagada de 3 cts. + 3 cts. Para las partidas de tarjeta de un centavo se usó tinta color gris verdoso.

Figs. 96 y 97
No considerándose nuevamente ningún encargo de tarjetas de 2 cts. para el envío de impreso internacional, dada la existencia de otras tarjetas de 2 cts. y su escaso uso como impreso internacional.

Fig. 98

Las tarjetas de 1 ctvo. fueron ampliamente usadas y el millón y medio de tarjetas fabricadas estuvieron a disposición de público por cerca de 10 años, inclusive después del cambio tarifario para los impresos en 1912 cuando la tarifa mínima sube a 2 cts. y encontraremos en ellas múltiples y diversos usos (figs. 98 y 99) por fabricantes, importadores y comerciantes de todo tipo, así como de clubes sociales de recreación, deportivos y políticos, entre otros.

Fig. 99
No faltando los ejemplos de su utilización con infracciones a la normativa vigente. En la tarjeta de la fig.100, se solicita el aviso de recepción del Laboratorio de la Municipalidad de Concepción, el que indudablemente sería remitido de vuelta al Laboratorio en unidades individuales, por lo que el uso de la tarifa es incorrecto y debió ser multada.

Fig. 100

Los dos ejemplares fig.101 de 1910 son comunicaciones comerciales entre un particular y la Williamson Balfour & Cía. y además estás escritas con máquina de escribir, de modo que no debieron de gozar la tarifa reducida de impreso, debiendo ser multadas ambas tarjetas.


Fig. 101

Tarjetas fig.102 escritas a mano, independientemente del contenido del texto no podía gozar de la tarifa reducida, los dos ejemplos muestran que tampoco fueron multadas.


Fig. 102


 El siguiente ejemplo para el entero de 3 cts. (fig. 103) es un envío de material impreso internacional de Santiago el 31 de mayo de 1911 a Chicago de un grupo de documentos comerciales, con tarifa de 5 cts. por cada 50 gramos o fracción.

Fig. 103


 NOTAS

[52]
Treaties and Other International Agreements of the United States of America, 1776-1949, Charles I. Bevans, LLB. 1976. Vol. 1 (1776-1917) pag. 206 a pag. 225 (http://www.loc.gov/law/help/us-treaties/bevans/m-ust000001-0206.pdf) Library of Congress, USA (http://www.loc.gov/law/help/us-treaties/bevans.php)
[53] Ley 1157 del 31 de diciembre de 1898, (http://bcn.cl/1t918), Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN
[54] Convenciones i Reglamentos adoptados por el Congreso Postal de Wáshington de 1897, aprobados por la lei número 1,157, de fecha 31 de diciembre próximo pasado. (http://bcn.cl/1t91b) y (http://bcn.cl/1t91d), Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN
[55] Convenciones i Reglamentos adoptados por el Congreso Postal de Wáshington de 1897, aprobados por la lei número 1,157, de fecha 31 de diciembre próximo pasado. (http://bcn.cl/1t91b), pag.8, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN
[56] Convenciones i Reglamentos adoptados por el Congreso Postal de Wáshington de 1897, aprobados por la lei número 1,157, de fecha 31 de diciembre próximo pasado. (http://bcn.cl/1t91b), pag.22, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN
[57] Convenciones i Reglamentos adoptados por el Congreso Postal de Wáshington de 1897, aprobados por la lei número 1,157, de fecha 31 de diciembre próximo pasado. (http://bcn.cl/1t91b), pag.27, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN
[58] Convenciones i Reglamentos adoptados por el Congreso Postal de Wáshington de 1897, aprobados por la lei número 1,157, de fecha 31 de diciembre próximo pasado. (http://bcn.cl/1t91d), pag. 1, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/ BCN






Este es el texto de la conferencia dictada en el I Congreso de Filatelia Tradicional e Historia Postal, realizado en Córdoba (Argentina). Agradecemos a Patricio Aguirre por autorizarnos su reproducción.

1868: EL TERREMOTO DE IBARRA Y LA HISTORIA POSTAL DEL ECUADOR

La que presentamos a continuación es una pieza de la colección Lund: una plica judicial dirigida a Quito, con un medio real azul de la primera emisión, cancelado con una línea a pluma; el remitente, según consta en la parte inferior izquierda del documento, es "el juzgado 1° Civil / La Esperanza".

Es ésta, la identificación del remitente, lo que hace especial a la pieza; Lund indica que no hay más de tres piezas conocidas con este mismo origen. Y lo que ocurre es que La Esperanza es una parroquia rural de la capital de la provincia de Imbabura, la ciudad de Ibarra, ubicada a poco más de cien kilómetros al norte de Quito,  que en la actualidad cuenta apenas con alrededor de siete mil habitantes; En la Geografía de Manuel Villavicencio, publicada en 1856, ni siquiera se la menciona.



Tampoco aparece La Esperanza en la lista de estafetas postales que funcionaron durante el uso de la primera emisión, ni hay constancia de que haya existido un Juzgado Civil en la localidad.

¿Cómo se explica, entonces, esta pieza postal?

La respuesta está en el terremoto que sacudió el norte del Ecuador el 16 de agosto de 1868 y destruyó por completo la ciudad de Ibarra, matando a cinco mil de sus siete mil habitantes. Con la población en ruinas, los sobrevivientes tuvieron que reubicarse mientras se emprendía la reconstrucción; Gabriel García Moreno, a quien el gobierno de Javier Espinosa designó Jefe Civil y Militar de la provincia de Imbabura, encargado de enfrentar los efectos del desastre natural, informa lo siguiente en una carta fechada el 30 de agosto de 1868, a las ocho de la noche:

Mañana acabará de organizarse la parroquia provisional que he dispuesto se establezca en el llano de Monjas con el nombre de Santa María de la Esperanza, puesto que la de todo verdadero católico ha de fundarse, después de Dios, en su augusta Madre.

La Esperanza fue, entonces, en lugar en el que se refugiaron los sobrevivientes de Ibarra, poco más de quinientas personas, como consecuencia del terremoto de 1868; ahí permanecieron hasta que pudieron reinstalarse en la ciudad reconstruida, en abril de 1872.

Las ruinas de la catedral de Ibarra, destruida por el terremoto de 1868, según un grabado de la época

Las oficinas administrativas de Ibarra, entonces, continuaron siendo tales, aunque durante cuatro años estaban físicamente instaladas en Santa María de La Esperanza. Por eso, la pieza que motiva esta nota no procede de una estafeta distinta, sino de la Administración Postal de Ibarra, como siguió apareciendo en los presupuestos de la época; lo mismo ocurrió con el Juzgado Civil de la ciudad y es por eso, precisamente, que el documento no dice Juzgado Civil de La Esperanza, sino únicamente Juzgado Civil La Esperanza, dando a entender, simplemente, que se encuentra instalado en esa localidad.

El origen de la pieza es, entonces, la estafeta de Ibarra.

AVIONCITOS: LA BUENA FORTUNA DE UNA SERIE FORJADA

Juan Pablo Aguilar Andrade
actualidadfilatelica@gmail.com

Pese a la advertencia que hace más de una década hizo Robert A. D’Elia (“Ecuador: bogus first flight covers”, The Mainsheet, número 99, agosto de 2000, pp. 2-6), todavía se ofrecen, y se venden a buen precio en internet, tanto sueltos como en sobre, los sellos de la serie conocida como “avioncitos”.

Figura 1.- Una muestra de las estampillas con el resello denominado avioncito
Esta serie la conforman la estampilla de un centavo color naranja con el retrato de Vicente Ramón Roca (Banco Central 339, Scott 199), y los sellos de uno a diez centavos emitidos para conmemorar el centenario de la independencia de Guayaquil, tanto los de correo ordinario como los de correo oficial (Banco Central 372-381 y 392-401, Scott 223-232 y O136-O145), todos con un resello en el que aparece la imagen de un avión.

Olivier Bertossa, en su catálogo especializado, incluye cuatro resellos distintos sobre estas estampillas, en colores negro, azul o rojo; los resellos existen también dobles e invertidos.


Figura 2.- Avioncitos, los cuatro resellos

Las estampillas con estos resellos aparecen en piezas postales con matasellos del tipo “arábigos y romanos”, de la ciudad de Quito, con fecha 17 de julio de 1923.

A mediados de los años treinta del siglo pasado, Justo Campaña Zúñiga dio la siguiente versión sobre el origen de estas estampillas:

… un caballero español que había adquirido en la Sección Especies en Quito, una existencia de las estampillas conmemorativas del Centenario de la Independencia de Guayaquil, obtuvo de manera semi-oficial un resello especial de un avión (imitando el propio usado el año anterior en Checoslovaquia), que lo imprimieron en negro, rojo, con ECUADOR al pie, normal e invertido, y las adhirió en pliegos que fueron llevados de Quito a Ibarra, en el Avión Siria, el 17 de julio de 1923 (“Catálogo histórico descriptivo de los correos aéreos del Ecuador”, Boletín Postal, Guayaquil).

Según Campaña, 827 piezas fueron transportadas en el referido vuelo. Ese mismo dato fue recogido por el catálogo de Theodore Champion en 1937 (Robert D’Elia, op. cit., p. 3) y es el que aparece en el catálogo de primeros vuelos de Leo J. Harris, pero Campaña no señala fuente alguna para su afirmación. Tampoco se entiende qué es eso de semi-oficial.


Figura 3.- Sobre dirigido de Quito a Ibarra el 17 de julio de 1923. Paga la tarifa ordinaria de cinco centavos con el sello violeta de Urvina
y la entonces vigente sobretasa Casa de Correos de un centavo. La estampilla con el avioncito no corresponde al costo del franqueo

Un poco diferente es el relato que se hace en el catálogo de la AFE, a inicios de los años cuarenta. Según este documento, los resellos se hicieron en 1929 “por una persona particular, para ser utilizados los sellos en la correspondencia a conducirse en el vuelo Quito-Ibarra”. El catálogo de la AFE afirma que el Director General de Correos de entonces habría expedido un “Decreto dando carácter semi-oficial [otra vez la palabrita] a los mencionados sellos”, lo que a su juicio no era suficiente para legalizar la emisión, pues esto solo podían hacerlo la Legislatura o el Presidente de la República. La conclusión a la que se llega es que los “avioncitos” deben ser desechados y descartarse de cualquier colección.

En 1985, Giovanni Cataldi identificó al “caballero español” de Campaña como Jaime Nadal y Marimó (“¿Qué son las ‘cinderelas’ o ‘fantasías’?”, El Coleccionista Ecuatoriano, Quito, número 60, agosto de 1985, p. 16).

Dejemos de lado estas versiones contradictorias e imprecisas y, como veremos enseguida, carentes de sustento histórico. Tratemos de responder la pregunta fundamental: ¿es la serie de los “avioncitos” una emisión oficial que se utilizó en el vuelo Quito-Ibarra de julio de 1923?

Un análisis detenido de los documentos nos lleva a la conclusión de que las estampillas que nos ocupan no fueron ni oficiales ni semioficiales, sino de confección privada, y que los sobres y tarjetas que las contienen son piezas forjadas, que jamás hicieron el viaje entre Quito e Ibarra o que, si se usaron en el franqueo, fueron un agregado filatélico que no servía para pagar la tarifa; un buen ejemplo de esto último puede verse en la figura 3.

La primera pista la encontramos en la fecha de los canceladores utilizados en las piezas que portan los “avioncitos”: 17 de julio de 1923. Ese año hubo, efectivamente, un vuelo entre Quito e Ibarra: lo hizo el piloto italiano Antonio Eolo Faulin en el avión Siria, un Caudron G-3 donado por los inmigrantes sirios residentes en el Ecuador; el viaje, sin embargo, se hizo dos días antes, el 15 de julio.

Fiorenzo Longhi identificó el error en la fecha, pero señaló erróneamente que el vuelo se hizo el 16 de julio; esa fue la fecha en que se publicó la noticia, pero se hace referencia a lo ocurrido el día anterior.

El “fabricante” de las piezas supuestamente transportadas por el Siria sufrió una confusión, pues el viaje de Faulin se programó como parte de los festejos del centenario de la batalla de Ibarra; la fecha exacta de la conmemoración era el 17 de julio, y fue la que constaba en el pergamino de saludo a la ciudad de Ibarra que fue transportado por el piloto italiano.


Pistas adicionales. Italo Bongiovanni, al analizar una de las piezas del supuesto vuelo del 17 de julio (figura 4), una carta tarjeta de la emisión Juan Montalvo, franqueada con un “avioncito” y la sobretasa para la construcción de la Casa de Correos de Quito, identificó una etiqueta indicativa del transporte aéreo, que empezó a usarse recién en 1932, en los vuelos Zeppelin entre Brasil y Alemania.


Figura 4.- La pieza supuestamente volada entre Quito e Ibarra en 1923, con la etiqueta que empezó a usarse en 1932. También en este caso, el sello del avioncito no paga valor alguno, pues el franqueo se cubre con el sello preimpreso de cinco centavos del entero postal, y la estampilla de la sobretasa Casa de Correos. 


No hay fuente oficial alguna que avale, ni la emisión de los avioncitos, ni la existencia de las supuestas 827 piezas de las que habla Justo Campaña y recogen autores posteriores. Todo lo contrario, la prensa de la época no hace referencia alguna a que Faulin haya transportado correspondencia entre Quito e Ibarra, y ese era un dato que en ese entonces se incluía siempre como información sobre los ocasionales vuelos que se realizaban.

Existe, eso sí, un documento fundamental que aclara plenamente el carácter de estos sellos y de las piezas que los contienen.

Al parecer, a fines de los años veinte, la presencia de los “avioncitos” despertó la inquietud de los filatelistas y uno de ellos, Agustín Albán, uno de los primeros coleccionistas y comerciantes filatélicos del Ecuador, solicitó al Ministro de Hacienda, el 20 de mayo de 1927, que certifique si esas estampillas tenían carácter oficial.

Una copia fotográfica del documento formaba parte de una importante colección de sellos ecuatorianos que subastó la casa Feldman en 2012. La respuesta oficial al pedido de Albán la firma el Jefe de la Sección de Especies y Emisiones el 20 de mayo, y es contundente:

Con vista de la solicitud presentada por el señor Agustín Albán, y de conformidad con lo ordenado en el Decreto que antecede, informo: que desde el 9 de octubre de 1920, fecha en que se emitieron las estampillas de correos   para   el   Centenario   de   Guayaquil,   no  existe   ningún  Decreto Legislativo ni Ejecutivo ni mucho menos algún Acuerdo ejecutivo que autorice la emisión de estampillas de aviación, con resello o sobrecarga de un avión, en ninguna clase de timbres postales; y aún más, como  comprobante de autenticidad, se debió remitir a la Oficina Central de la Unión Postal de Berna 415 ejemplares de cada uno de dichos timbres, los cuales no aparecen remitidos, según consta de los libros de cuentas de la Sección Especies que está a mi cargo. En consecuencia, las estampillas postales que aparecen reselladas con un avión, deben conceptuarse como fraudulentas.


No hay duda, entonces, que nos encontramos ante piezas forjadas, sin valor filatélico alguno; simples cromos que, lamentablemente, siguen despertando el interés de muchos, dispuestos a pagar altos valores por nada.


Figura 5.- La certificación oficial sobre los avioncitos y su carácter de sellos forjados

DOCUMENTO: LA ADMINISTRACIÓN DE CORREOS DEL ECUADOR AL INICIO DE LA REPÚBLICA (1836)

En la Memoria que Francisco Eugenio Tamariz, Ministro de Hacienda, presentó al Congreso de 1836, se incluye un cuadro de gran importancia para la historia postal ecuatoriana. Se trata del Cuadro que manifiesta nominalmente los empleados de la renta de correos, en la administración jeneral,en las principales de provincia, y sus subalternas, con esprecion de sus dotaciones, gastos de oficina, franquicias de correspondencias de empleados y producto aprocsimativo de un año comun, corrido desde el 1° de agosto de 1835 hasta el fin de julio  de 1836 en cada administración.

El cuadro está fechado el 29 de octubre de 1836 y suscrito por Antonio Baquero, Administrador General.

Conforme el documento, seis años después de establecida la República había en el Ecuador veintidós oficinas de la Adminsitración Postal: una correspondía a la Administración General, en Quito; seis a las denominadas administraciones principales (Cuenca, Guayaquil, Ibarra, Loja, Portoviejo y Riobamba); catorce a las administraciones comunes (Achupallas, Alausí, Ambato, Babahoyo, Cariamanga, Gonzanamá, Guaranda, Latacunga, Naranjal, Otavalo, Saraguro, Sosoranga, Tulcán y Zaruma); y una estafeta en Azogues.

De cada una de estas oficinas, el cuadro incluye el nombre del administrador o funcionario a cargo.

Describe también el cuadro las rutas postales, sus frecuencias y el número de conductores responsables de las mismas.

Dada la importancia de este documento, lo reproducimos en su integridad en el enlace CORREO ECUADOR 1836 y lo incorporamos permanentemente en nuestra biblioteca, al pie de este blog, en la sección Filatelia Ecuatoriana.

LA V EXPOSICIÓN BINACIONAL PAZ DEL CHACO CULMINÓ CON ÉXITO EN SANTA CRUZ DE LA SIERRA

Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, fue sede de la V Exposición Binacional Paz del Chaco, que reunió entre el 21 y el 25 de noviembre a filatelistas bolivianos y paraguayos y conmemora el Tratado de Paz, Amistad y Límites, que celebraron los dos países el 21 de julio de 1938.

El Presidente de la Federación Interamericana de Filatelia, Luis Claudio Fritzen (Brasil), y el integrante del Consejo Ejecutivo de la organización continental, José Raúl Lorenzo (Cuba), participaron como jurados en la exposición y, además, dictaron importantes conferencias para los colegas que asistieron al certamen.

Un aspecto de la conferencia dictada por Luis Claudio Fritzen, Presidente de la Federación Interamericana de Filatelia

Integraron también el jurado José Luis Zeballos (Bolivia), Daniel González Fernández (Bolivia) y Carlos Kron (Paraguay).

El jurado de la V Exposición Binacional Paz del Chaco. De izquierda a derecha, José Luis Zevallos (Bolivia), Daniel González Fernández (Bolivia), Carlos Kron (Paraguay), José Raúl Lorenzo (Cuba) y Luis Claudio Fritzen (Brasil)

La prensa local cubrió el certamen, lo que permitió que la la actividad filatélica se difunda entre los cruceños, debiendo destacarse la importante presencia de grupos de jóvenes que mostraron gran interés por los materiales expuestos. Las imágenes del programa de televisión en el que se presentaron los participantes en el certamen puede verse pulsando aquí.

El Presidente de la Federación Interamericana de Filatelia en la televisión boliviana

Cabe destacar la importante presencia de colecciones juveniles y temáticas; entre estas últimas, se destacó la de Jorge Mavila, dedicada a los mundiales de fútbol (Una Copa entre dos mundos: dominio sudamericano y europeo en los mundiales de fútbol). La totalidad del palmarés temático puede verse en LA LUPA.
Los jóvenes visitan la Exposición

Jorge Mavila, izquierda, recibe un premio especial por su colección temática, de manos de José Raúl Lorenzo

El gran premio de la Exposición se asignó a Martha Villarroel de Peredo, por su colección de timbres fiscales bolivianos del siglo XIX. La mejor colección boliviana fue, a criterio del jurado, la de Javier Méndez Postigo (La Guerra del Chado); mientras que se calificó como la mejor colección paraguaya al estudio sobre el correo paraguayo durante la Guerra del Chaco, presentado por Roberto Eaton.

Martha Villarroel de Peredo, Gran Premio de la Exposición, acompañada por las hermanas Villarpando y por Lorena Basagoitia, premiadas en la categoría Juvenil

La Exposición fue también una buena oportunidad para destacar el trabajo de difusión filatélica realizado por José Antonio Barrientos de Ugarte, quien recibió el reconocimiento correspondiente de manos de la Presidente de la Federación Filatélica Boliviana.

Martha Villarroel de Peredo y José Antonio Barrientos Ugarte

Por cierto, hubo también espacio para intercambiar y adquirir piezas para las colecciones en un espacio destinado para el efecto.


Venta, intercambio y charla filatélica durante la V Exposición Binacional Paz del Chaco

Algunas de las imágenes de esta nota nos las ha remitido Luis Claudio Fritzen y otras las hemos tomado de la página de Facebook de Daniel González Fernández.

PANAMÁ: SU HISTORIA A TRAVÉS DE LOS SELLOS DE CORREOS

Cruzando fronteras. Los sellos postales de Panamá como expresión de historia, cultura e identidad, es el libro que se presentó hace poco en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, en Panamá.

El libro, publicado bajo la dirección de Fernando Sucre, muestra a lo largo de 258 páginas, diversos aspectos de la historia y la cultura panameñas, ilustrados por los sellos postales que se han emitido en la República del Istmo.

Sucre espera que este trabajo permita "entender, con una visión del siglo XXI, los acontecimientos que nos han afectado a los panameños".

Junto con Fernando Sucre, apportaron con textos para la publicación María Mercedes de Corró, Alfredo Figuero Navarro, Aristides Royo, Daniel Alonso, Ebrahim Asvat, Franklin Briceño Salazar, Jorge Ventoncilla, Orlando Hernández Ying, Julio Linares Franco, Vicente Pascual Landa, Miriam Barbero de Bern, Jaime Adames, Franklin Briceño Salazar, Jorge Federico Lee y Rolando Domingo.

Luchas contra el olvido, dice Sucre, es uno de los objetivos del libro, pues "La mayoría de los panameños estamos olvidando nuestras raíces, a las personas que sacrificaron algo por el país".

Aclara que no se trata de un libro técnico sobre filatelia, sino una publicación en la que los sellos de correos son los testigos que permiten ilustrar diversos aspectos de la vida panameña.


LAS MONEDAS PRE-DECIMALES DEL ECUADOR

Georg Maier

Medio real de 1833, vendido por la Casa Heritage en abril de 2012 por US$ 1.610
Cuando se tiene una de las monedas pre-decimales del Ecuador en las manos, es difícil imaginar las circunstancias y dificultades en las que se produjeron esas monedas, y más aún, saber cómo sobrevivieron hasta la actualidad. La Casa de Quito produjo monedas de 1832 a 1862, monedas que circularon fundamentalmente en los alrededores de Quito.

La historia de esta ceca se  puede resumir en tres palabras: "falta de fondos".

En sus inicios la Casa de Moneda de Quito fue organizada y dirigida por Alberto Salazza, un coronel de Cerdeña que luchó en el ejército libertador y se distinguió en la batalla de Pichincha. Salazza estableció la Casa de Moneda con la maquinaria necesaria, pero carecía de los conocimientos propios de los ensayadores. El trabajo de ensayador se lo dio a William (Guillermo) Jameson, un cirujano y botánico escocés cuya experiencia en la acuñación de monedas fue tan limitada que, en toda su correspondencia, nunca menciona haber sido nombrado para el puesto asignado a él y sólo en raras ocasiones menciona su relación con la Casa.

A lo largo de sus treinta años de existencia, la Casa de la Moneda dependió de una vieja y obsoleta maquinaria,  que a menudo estuvo en un estado deplorable. La maquinaria original pudo haber venido originalmente desde Popayán a través de Pasto y Tulcán, y probablemente fue usada por el coronel Adolfo Klinger, de Alsacia, que luchó en el Ejército libertador. El coronel fue un caballero en todos los sentidos, aunque no tuvo empacho en hacer "un poco de acuñación por cuenta propia en su casa privada" (Michael Anderson, The Numismatic History of Ecuador, Witham, Essex, 2001, pp 33). Cuando se vio obligado a devolver la maquinaria a mediados de 1832, la Casa de Moneda comenzó a producir sus propias piezas desde el mes de agosto.

La primera adquisición de maquinaria relativamente moderna,  proviene de Guillermo Jameson, quien fue capaz de adquirirla confiscándola a unos falsificadores en la provincia de Esmeraldas. Esto, además de un "nueva" prensa de acuñación adquirida en 1834, hubiera sido suficiente para iniciar la acuñación de monedas, de no haber sido por el hecho de que Jameson no tenía equipo de ensayos.

Guillermo Jameson

A diferencia de sus países vecinos, Ecuador no tenía metales preciosos. Las pocas pequeñas minas de oro en el sur del país habían sido explotadas de manera eficiente por los españoles. Sin fondos para comprar metales preciosos, la nación dependía de las donaciones particulares y de la plata donada por la Iglesia. El oro fue adquirido de los pequeños mineros cobrándoles el "quinto real" a cambio de la acuñación de lingotes. En realidad, esto constituía un mejor sistema de pago ya que la Casa no tenía recursos para hacerlo.

A los problemas de producción se sumó el de las falsificaciones. Éstas eran tan comunes, que el gobierno renunció a la lucha y permitió su libre circulación. Los billetes falsos circulaban sin penalidad aunque, oficialmente, existía la pena de muerte para quienes los hicieran. Una razón simple para permitir que las falsificaciones circulen fue que nunca hubo suficientes monedas para cubrir las necesidades diarias.

Esto puede ser, en realidad, una bendición para los coleccionistas de hoy en día, debido a que la moneda buena estaba a un lado, mientras que las monedas falsas circulaban, lo que permitió a las primeras sobrevivir hasta ahora. Las monedas falsas fueron finalmente destruidas y las moneda legítimas fueron utilizadas hasta desgastarse y perder valor para los coleccionistas. Las monedas fueron utilizadas como lingotes para las subsecuentes emisiones de la Casa y las agujereadas e ilegibles se recuperaron de la circulación.

De la mayor parte de las pre-decimales existen menos de 100 ejemplares. Algunos de los tipos individuales están disponibles en cantidades de cinco o menos,  y otros tipos son únicos. Su condición, a menudo, no es de gran importancia para el coleccionista apasionado. Después de buscar monedas tipo desde hace décadas, hay quienes están dispuestos a pagar cualquier cantidad por ellas, incluso si se encuentran en un estado deplorable.

Hay que tener muy en cuenta esto cuando se tiene una moneda pre-decimal del Ecuador en las manos.