El 23 de diciembre de 1884 se publicó, en el número 146 del periódico oficial El Nacional, un informe presentado a la Administración de Correos por Rafael Escalante, quien había sido contratado por el gobierno para transportar el correo en la carrera del sur, que unía Quito con Guayaquil. En esta y las siguientes entregas, reproducimos, respetando la ortografía del original, el referido informe, que el Administrador General de Correos puso en conocimiento del Ministro de Hacienda el 10 de noviembre de 1884.
Señor Administrador General de Correos.
En cumplimiento de la disposición consignada en el inciso 2° de la cláusula 5° de mi contrata con el Supremo Gobierno, y con el objeto de conocer personalmente el servicio de las Administraciones del tránsito en el despacho de los correistas, emprendí mi viaje el 25 de Setiembre, en compañía del correo de encomiendas que salió de esta Capital en esa fecha.
Arrieros andinos en el siglo XIX (tomado de Joseph Kolberg, Hacia el Ecuador) |
Del resultado de dicha inspección, voy á dar cuenta á U. en el siguiente informe:
MACHACHE.
Como esa oficina es de reciente creación y el poco ó ningún trabajo de la Administración está al alcance de las más medianas aptitudes, nada ofrece de particular. En cuanto al servicio como posta para los relevos de los correos se hizo con la regularidad de siempre.
LATACUNGA.
Sensible me es manifestar á U. que la Administración de esa ciudad se halla completamente mal servida, tanto en el despacho de oficina, como en el de los conductores, de lo que no dudo yá tiene U. conocimiento; pues son por demás notables , en dicho Administrador, la falta absoluta de actividad, la incuria é indolencia en el cumplimiento de sus deberes, y la negligencia en proporcionar los auxilios que se le pide.
Nada hay más razonable y obvio que preparar con anticipación los relevos de bagajes para la llegada de los correos como lo hacen en las otras Administraciones, y aun los maestros de postas; pero en Latacunga los conductores tienen que demorarse hasta el día siguiente, consiguiendo los bagajes á esfuerzos propios; y si alguna vez proporciona el Señor Administrador son de mala calidad, y sin ninguno de los atavíos necesarios, dejando al cuidado de los conductores el comprarlos ó alquilarlos, como si el tiempo que se pierde en tales diligencias, no fuera por demás valioso para quien desea desempeñar con honor sus compromisos.
para colmo de los obstáculos que tanto retardan á los correistas en Latacunga, el Señor Administrador se ha propuesto imponer un nuevo precio al flete de los bagajes, exigiendo el doble del acostumbrado desde tiempo inmemorial.
Un peso por cada jornada ó tambo es muy justo precio de los bagajes, tanto más, cuanto que, el Supremo Gobierno, teniendo en consideración la usanza establecida, como muy equitativa ha fijado ese valor para los fletes que abona á los "excedentes" pagados por las Administraciones; pero el Señor Adminsitrador de Latacunga, sin comprender que el Erario abona los gastos de dichos "excedentes" y que para éstos se ocupa el mayor número de bagajes, se ha supuesto que el aumento debe pagar la Empresa.
El mercado de Latacunga en el siglo XIX (tomado de Joseph Kolberg, Hacia el Ecuador) |
A mi regreso de Guayaquil tuve ocasión de hacer patente al Señor Administrador lo fútil é infundado de dicho pretexto; porque, habiendo traido "sobresalientes", la Administración de Latacunga me abonó los fletes al precio de costumbre; mas el Señor Administrador me cobró el doble por los bagajes que ocupé para los mismos sobresalientes; á pesar de haberle manifestado la inconsecuencia que resultara de tan inconsulta disposición.
Espero, pues, que U. remediará tanto inconvenientes y obstáculos que resultan de la negligencia é incuria del indicado Señor Administrador, puesto que el mal desempeño de esa oficina causa no pequeños daños á los intereses del Supremo Gobierno y al buen éxito de la Empresa en el servicio de tan importante ramo.
Cuando hice presente al Señor Administrador que debía cumplir con el deber de prestar todos los auxilios ordenados en los pasaportes, y cartacuentas, me contestó, (como dice á todos los conductores que le reconvienen por su mal comportamiento): "Nada me importa que el correo siga adelante, ó se quede hasta cuando quiera": respuesta que por sí sola dirá á U. cuanto yo omita en este informe; y manifestará el estado de la Administración de que me ocupo.
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