En 1739, la Armada Británica atacó la América española; en noviembre de ese año, el almirante Edward Vernon se apoderó sin mayores dificultades de Portobelo, en el istmo de Panamá y, alentado por el triunfo, preparó en Jamaica una flota de 186 barcos, más de 27.000 hombres y 2.000 cañones y la dirigió contra Cartagena de Indias. En esta ciudad le esperaba una guarnición de 3.600 hombres al mando del teniente general Blas de Lezo, quien contaba apenas con seis barcos para la defensa.
Blas de Lezo había nacido en Pasajes (Guipúzcoa), el 3 de febrero de 1689. Marino desde los doce años, a los quince perdió la pierna izquierda en la batalla de Vélez-Málaga y dos años después, en 1706, el ojo izquierdo mientras defendía la fortaleza de Santa Catalina de Tolón; en 1714, su brazo derecho quedó inservible como consecuencia de un balazo de mosquete recibido durante el sitio de Barcelona.
En 1741, mientras la flota de Vernon se acercaba a Cartagena, Blas de Lezo ocupaba el cargo de Comandante General de la ciudad.
Las medallas conmemorativas de la supuesta conquista de Cartagena de Indias |
El 15 de marzo Vernon se ubicó frente a Cartagena y el 20 logró destruir las defensas exteriores y apoderarse de la isla Tierra Bomba. El 4 de abril, la Armada Británica entró en la bahía exterior de Cartagena y el almirante británico consideró que la victoria era suya y despachó un barco correo para informar a Londres de la caída de la ciudad. La noticia fue recibida con júbilo y, como parte de las celebraciones, se acuñaron medallas conmemorativas de lo que Vernon esperaba, pero nunca consiguió.
En una de ellas, se muestra la imagen de un Blas de Lezo arrodillado que entrega su espada a Vernon, rodeada de la frase "El orgullo de España humillado por el almirante Vernon".
En la otra, la inscripción informa que Vernon ha tomado Cartagena y una imagen de la ciudad sirve de fondo para un retrato a cuerpo entero del almirante.
Pero cuando en Londres empezaron a circular las medallas, la realidad había mostrado a Vernon que el asalto final a Cartagena era más complicado de lo que él esperaba.
El fuerte de San Felipe era la última defensa española y Vernon ordenó atacarlo el 20 de abril. Durante la madrugada, las tropas británicas avanzaron guiadas por dos supuestos desertores españoles, en realidad espías enviados por Blas de Lezo, que desaparecieron en medio de la oscuridad y dejaron a los atacantes desorientados y al alcance del fuego español, que pudo diezmarlos sin mucho esfuerzo.
Los intentos de asaltar la muralla terminaron en fracaso; Blas de Lezo había hecho cavar fozos más profundos y las escaleras de los asaltantes quedaron cortas e inútiles. Al amanecer, los defensores de la fortaleza lanzaron un ataque a la bayoneta y las tropas británicas huyeron en desbandada.
Blas de Lezo, izquierda, y el almirante Edward Vernon |
La flota atacante permaneció frente a Cartagena todavía un mes mas, hasta el 20 de mayo, cuando finalmente se retiró sin poder apoderarse de la ciudad, pese a las medallas que anunciaban lo contrario. El monarca británico prohibió que se mencione el fracaso de su Armada, que perdió en el intento 18.000 hombres y 50 embarcaciones.
Doscientos españoles murieron defendiendo Cartagena, entre ellos Blas de Lezo, que no pudo recuperarse de las heridas sufridas durante la batalla y falleció el 7 de septiembre de 1741.
Vernon, que le sobrevivió dieciséis años y murió el 30 de octubre de 1757, se defendió del fracaso cargando la culpa sobre las tropas terrestres; el habría hecho bien todo lo que dependía de la fuerza naval, como dice la leyenda en el monumento que su sobrino hizo colocar en la abadía de Westminster: "en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria".
Mount Vernon, la célebre casa del primer presidente de los Estados Unidos, debe su nombre al almirante que triunfó en las medallas pero fue derrotado ante los muros de Cartagena. Lawrence Washington, hermano de George, combatió a las órdenes de Vernon en el sitio de Cartagena.
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