sábado, 4 de abril de 2020

LAS MONEDAS QUE CAMBIARON EL CURSO DE LA HISTORIA

Sebastián Dueñas Oviedo

Son tantos los eventos, y de tan variada naturaleza, que han marcado a la humanidad a lo largo de la historia, como por ejemplo, al modificar el entorno familiar donde las personas viven, o alterando las costumbres que ellas tienen, o inclusive cambiando el curso de los hechos y en consecuencia alterando totalmente el futuro. La moneda, desde su aparición aproximada en el siglo VI A.C., se constituyó en una forma de hacer posible el intercambio comercial, pero esencialmente ha sido un elemento que sustenta la economía de cualquier territorio y, por eso, un evento que tenga como protagonistas a las monedas puede, sin lugar a dudas, marcan un hito en la historia.

Moneda de ocho reales de plata, rescatada del naufragio de El Cazador (Coins Auctioned)

El Imperio Español, también conocido como Monarquía Española Universal, abarcó en su extensión vastos territorios en todo el mundo. A partir de 1492, la expansión de los territorios imperiales aumentó significativamente hasta llegar a su auge a finales del siglo XVIII. En esta época, una grande porción de América del Norte era administrada por el Imperio, incluyendo el Territorio de Luisiana, que se extendía desde el tío Mississippi hasta las Montañas Rocosas, por el oeste, en donde el puerto de Nueva Orleans era la entrada y salida del Nuevo Mundo.

Los territorios coloniales del norte empezaron a sufrir la devaluación del papel moneda circulante en la segunda mitad del siglo XVIII, lo que provocó una gran inestabilidad en la región y colocó en peligro las actividades comerciales, tanto internas como externas, poniendo además al Nuevo Mundo en un claro escenario de crisis. Para solucionar el problema y devolver la estabilidad a sus territorios, el rey Carlos III ordenó la sustitución del dinero en papel, por monedas de plata acuñadas en México.

Bergantín español del siglo XVIII y un pedrero rescatado del naufragio de El Cazador

Es así que el 20 de octubre de 1783, al mando del capitán Gabriel de Campos y Pineda, es enviado hacia el puerto de Veracruz (México) el bergantín El Cazador para ser totalmente cargado con monedas de plata nuevas y circuladas. Con esta valiosa carga, en su gran mayoría monedas de ocho reales, El Cazador zarpo hacia el puerto de Nueva Orleans el 11 de enero de 1784.

En su travesía, y por motivos nunca esclarecidos, el bergantín, junto con su fortuna, despareció y nunca llegó a su destino. Después de algunos meses, El Cazador fue oficialmente declarado desparecido. Este fue un hecho que enterró las esperanzas imperiales de restablecer el orden y la economía de los territorios del norte. Fue en 1802, bajo el reinado de Carlos IV, que el Territorio de Luisiana fue finalmente cedido a Francia, debido a la imposibilidad de continuar con la administración española.

Un real de plata, rescatado del naufragio de El Cazador. Se vendió en aproximadamente 40 dólares en una
subasta de la casa Del Bosque, Briggs & Bustos, el 13 de marzo de 2020

Un año después, en abril de 1803, después de exitosas negociaciones entre las partes interesadas, Napoleón aceptó vender el Territorio de Luisiana a los Estados Unidos, por un valor de quince millones de dólares, aproximadamente tres centavos por acre. Con este evento, el territorio que hoy es los Estados Unidos, duplicó su extensión y tomó control del Mississippi y de Nueva Orleans, haciendo posible su expansión al oeste, convertido en Tierra de Oportunidades.

El tesoro de El Cazador solo fue descubierto en 1993. Las monedas que "cambiaron el curso de la historia" eran piezas de medio, uno, dos, cuatro y, principalmente, ocho reales de plata, que fueron también los primeros dólares americanos. La pérdida de tanta plata destinada a la recuperación de la economía de la colonia americana fue el fin del dominio español en dichos territorios, un hecho que no solo marcó la historia de una nación, sino de todo el mundo.

Referencias


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