domingo, 6 de marzo de 2016

GUÍA PARA PRINCIPIANTES: NO TODA ESTAMPILLA ES POSTAL

Hasta ahora nos hemos referido a las diversas clases de estampillas, a partir del supuesto de que todas ellas se utilizaron en el servicio postal. Esto, sin embargo, no es preciso, pues las estampillas han tenido también otra clase de usos, como el pago de impuestos y el pago de los servicios telegráfico o telefónico.

Cuando las estampillas se imprimen para servir como comprobante del pago de impuestos, se las denomina timbres fiscales (revenues, en inglés). Generalmente se utilizaban adhiriéndolos al papel con el que se realizaban determinados trámites ante las autoridades, precisamente para que estas últimas pudieran darles curso o para que adquirieran valor legal; pero también servían para colocarlas en productos determinados (tabaco, licores, por ejemplo), como prueba del pago de los tributos fijados para su comercialización.

Un curioso ejemplo de timbres fiscales: timbres norteamericanos para el pago del impuesto por comercialización de marihuana

Íntimamente ligado con estas piezas está el papel sellado, documento con timbres pre-impresos, que debía utilizarse necesariamente para ciertos trámites.

Los timbres telegráficos y los de teléfonos servían permitían pagar por el uso del servicio.

Timbre telefónico (izquierda) y telegráfico, de Bélgica

El hecho de que las piezas referidas no sean postales, no quiere decir que no sean objeto de colección. De hecho, una de las categoría previstas en exposiciones filatélicas es la de fiscales, en la que precisamente se exhiben timbres fiscales y papel sellado.

Por otra parte, en muchos casos estos timbres fueron usados también para el servicio postal (fiscales postales), y como tales pueden ser parte incluso de colecciones de historia postal o de filatelia tradicional.

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