A la derecha, estampilla nueva; a la izquierda, matasellada |
La condición en que se encuentran las estampillas permite, por un lado, definir ciertas preferencias entre los coleccionistas y, por otro, establecer su valor.
Con estas dos cosas se relaciona el hecho de que los sellos hayan permanecido sin uso, o que se los haya empleado para el franqueo de la correspondencia. Una de las decisiones que deben tomarse es, precisamente, si se va a coleccionar sellos usados o sellos nuevos, o si se va a mezclar unos y otros en una misma colección.
Si pensamos en las estampillas usadas, éstas llevan el matasellos con el que fueron anuladas al momento del franqueo; los matasellos son, por sí solos, objeto de coleccionismo, y su presencia puede hacer que una pieza sea más atractiva o que su valor se incremente. Pero cuando el matasellos no pasa de ser una marca cuyas características no son distinguibles, lo que debe tomarse en cuenta es hasta qué punto se ha convertido en una simple mancha que deja maltrecha a la estampilla.
Muchas veces, las estampillas pasan por la carta pero escapan al matasellos, lo que las convierte en aparentemente nuevas, pero sin goma; en otros casos, los sellos han sido lavados con la intención de quitarles la goma y de esa manera protegerles de los efectos de la humedad.
La presencia del matasellos confiere valor a una estampilla común |
Estos sellos se conocen como nuevos sin goma o MOG (mint out gum) y están más cerca de los usados que de los nuevos.
Es que la goma se ha convertido, con el paso del tiempo, en un elemento cuya integridad valoran mucho los filatelistas. En los primeros años del coleccionismo, la goma no era tomada en cuenta (de hecho se valoraba más las estampillas mataselladas) y los sistemas para pegar los sellos en los álbumes la afectaban necesariamente, pues consistían en pequeñas pestañas adhesivas (charnelas) que se pegaban al sello y dejaban una marca en el mismo.
Esto permite distinguir entre dos clases de estampillas nuevas: mint o nuevas sin charnela (MNH, mint never hinged) y nuevas con charnela (MH, mint hinged). En este último caso incluso se llega a clasificar a las estampillas según el nivel de afectación que la charnela ha producido en la goma; se habla así de las mint con leve marca de charnela (MLH, mint lightly hinged).
Por lo general se valora más una colección de sellos nuevos sin señal de charnela, que son los preferidos por los coleccionistas, siendo particularmente difícil conseguirlos en determinados casos, sobre todo cuando se trata de estampillas del período en que la charnela era ampliamente utilizada.
La regla general, sin embargo, tiene importantes excepciones, pues en muchos casos son los sellos que se han utilizado en el correo los que resultan particularmente raros, mientras que los nuevos se consiguen sin dificultad; en esta edición nos hemos referido, precisamente, a uno de esos casos: la primera emisión de Honduras. En la actualidad, por ejemplo, el uso de las estampillas se ha reducido notablemente, y eso hace más difícil, en no pocos casos, conseguir ejemplares usados.
Hay coleccionistas que no se contentan con una colección de sellos nuevos o usados, y optan por coleccionar su país o su tema preferido en las dos condiciones; todo es asunto de gustos. En su momento veremos cuándo conviene incluir en una colección sellos nuevos o sellos usados.
La señal de la charnela al reverso de un sello |
Mención aparte merecen los llamados sellos preobliterados o con canceladores de favor. Por lo general, se trata de estampillas que llevan impreso el supuesto matasellos e incluso conservan su goma original; nunca fueron utilizadas y el cancelador impreso no pasa de ser un medio para falsear la realidad. En otros casos, el matasellos no viene impreso, sino que es un cancelador común y corriente que se pone directamente en una estampilla que nunca se ha usado para pagar el servicio postal; en estos casos puede resultar más difícil distinguir el matasellos auténtico del de favor (llamado así porque presupone la condescendencia de un empleado del servicio postal), pero por lo general, su claridad y buena colocación, así como su uso fuera de los períodos en que el matasellos estuvo en servicio, puede ser indicio de que nos encontramos ante estampillas que en realidad no fueron utilizadas.
Estampilla ecuatoriana preobliterada. El matasellos se imprimió junto con la estampilla |
Las estampillas preobliteradas carecen por completo de valor filatélico y, en casos puntuales, lo mismo puede decirse de las canceladas de favor.
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