domingo, 23 de diciembre de 2018

LOS PRIMEROS VAPORES DEL PACÍFICO (II)

Camilo Destruge


Ya para los primeros días del mes de agosto de ese mismo año de 1841 se daba por terminada la obra del buque.

El día 6 se efectuó la ceremonia solemne del lanzamiento de la nave a las aguas de la ría.

La Balanza, en su edición de esa misma fecha dio la noticia en los siguientes términos:

"Hoy a las nueve de la mañana, se ha botado al agua el buque de vapor de guerra San Vicente (a) Guayas, en medio de un inmenso concurso, que celebraba con el mayor entusiasmo los progresos del país. Este es el primer buque de esta especie que se construye en un astillero de la América española. Por ésto, el pueblo de esta ciudad ha manifestado su satisfacción del modo más evidente; habiendo pasado casi toda la noche alrededor del buque de vapor, entre las músicas y luminarias, que convirtieron el camino del Astillero en un paseo el más agradable y divertido. Esta noche se dará un baile en la casa de gobierno en celebración de la botada del Guayas."

El Guayas, primer buque a vapor construido en América del Sur

Y el Gobernador daba cuenta de este suceso al gobierno, por oficio del día 11, diciéndole:

"Tengo el honor de poner en conocimiento del Supremo Gobierno, que el día 6 del presente, a las 9 de la mañana, se botó al agua el buque a vapor de guerra, con toda felicidad, y en medio de un inmenso concurso, que celebraba con las demostraciones más vivas de placer, la ejecución de una empresa que manifiesta los progresos que el Astillero del Guayas está haciendo en la industria y construcción naval; suceso tanto más plausible, cuanto que éste es el primer buque de vapor que se construye en la América del Sur."

Al buque se le había dado el nombre de San Vicente, sin duda alguna, en atención al señor Vicente Rocafuerte, iniciador de la idea de su construcción, pero después se le cambió ese nombre por el de Guayas, que conservó hasta el fin.

II

En una crónica de las fiestas celebradas en conmemoración del 9 de octubre, el año de 1841, hallamos los siguientes párrafos; siendo de advertir que la víspera, o sea el 8 por la tarde, había entrado al puerto, por primera vez, el vapor marítimo Chile de la Compañía Inglesa, recientemente establecida en el Pacífico.

Decía la crónica a la que nos referimos:

"A las cuatro de la tarde del día 9, se presentaron al frente de esta ciudad los dos buques de vapor; San Vicente, construido en este astillero, y el Chile de la Compañía del Pacífico.

"El paseo de los buques de vapor, a la hora en que todos los habitantes de Guayaquil se hallaban en las casas del Malecón, y llenando todo el espacio que éste ocupa, desde el puente Carrión (actual calle Arzobispo) y hasta la batería de la Planchada, moviéndose siempre como las olas de un mar agitado, vivando, ya al San Vicente, ya al Chile, según cada uno de estos dos se presentaba al frente de los espectadores; y coronados los buques que estaban en el fondeadero, de gentes que habían querido ver de más cerca los de vapor en su marcha; ofrecía una de las más animadas y alegres perspectivas que puede uno imaginar.- Todos comparaban la grandeza del Chile con la pequeñez relativa del San Vicente; pero el patriotismo guayaquileño hacía repetir a todos: -"El Chile es más grande; pero el San Vicente es más bonito. El Chile andará más tal vez, pero el San Vicente es hecho en Guayaquil y es el primer buque de vapor que se construye en la América del Sur.- El Chile no es chileno; y el San Vicente, el Guayas, es del río Guayas.- ¡Viva el San Vicnete!- ¡Viva el Chile!- ¡Viva el señor Welwright, a quien se debe la navegación por vapor en los mares del sur! ...

La regata del Chile y el Guayas, frente a la ciudad de Guayaquil, el 9 de octubre de 1841

"Todo esto regocijaba el alma de aquellos espectadores que, viendo en el Chile el producto de la civilización europea y en el San Vicente la consecuencias que deben traer al Nuevo Mundo el comercio y las relaciones amistosas con las naciones civilizadas, contemplaban lo que estas consecuencias serían con el tiempo; midiendo el valor de lo que deseamos conseguir, por la importancia de los conseguido ya."

Había razón para estar satisfechos y aún orgullosos.

El Astillero de Guayaquil, célebre desde los tiempos coloniales, había dado, durante ellos, algunas de las más hermosas fragatas que surcaron la Mar del Sur y ahora salía de él un buque de vapor, el primero a todo lo largo del Pacífico; y no solo ésto, sino que su lanzamiento había coincidido con la llegada de los primeros marítimos venidos de los astilleros ingleses a establecer el tráfico en estos mares.

En un estudio separado sobre nuestras Naves Históricas hemos referido anteriormente la parte tomada por el Guayas en los acontecimientos políticos; de manera que no es necesario repetir estos pormenores.

Hemos querido relatar aquí tan solo el origen del primer buque de vapor ecuatoriano; y nada tenemos que agregar.

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