lunes, 24 de julio de 2017

RECORDANDO A GUILLERMO PEÑA

Juan Pablo Aguilar Andrade

"Es muy curioso", solía decir, y a partir de esta constatación empezaba su búsqueda. La curiosidad fue un motor en la vida de Guillermo Peña Andrade; fue ella la que le empujó a coleccionar, primero cromos, luego estampillas y después fotografías, papeles, todo lo que permitiera satisfacer su necesidad de saber cosas. Fue un hombre al que se podía acudir en busca de respuestas pero, sobre todo, era un constante generador de preguntas.

Guillermo Peña en su taller, donde guardaba su colección de herramientas y pasaba horas reparando cosas
(Foto cortesía de Teddy Suárez Montenegro)

Nació en Cuenca, en el tradicional barrio de El Vado, el 23 de septiembre de 1925. Allí dio sus primeros pasos en la que sería, entre sus múltiples intereses, su preocupación central: la filatelia. Contaba que consiguió sus primeras estampillas a los diez años, canjeándolas con los cromos que entonces coleccionaba. A partir de entonces logró montar la que sin duda es una de las colecciones más importantes de filatelia ecuatoriana y, junto a ella, un sin fin de álbumes con las más variadas temáticas.

Galo Plaza Lasso, Presidente de la República, da el puntapié inicial
en un partido a fines de la década del cuarenta del siglo pasado.
Le acompañan los jugadores del Club Acción; de izquierda a derecha, NN,
Cornelio Carrasco, Guillermo Peña Andrade, Vicente Serrano Aguilar
(capitán), Vicente Tamariz, Galo Plaza Lasso, Federico Rosas (entrenador),
NN, NN, Benjamín Serrano Serano y Julio Idrovo
(Tomada de Fotografía Nacional)
Pero hay una faceta de su vida que es poco conocida fuera de su tierra, y que mi primo Rafael Estrella recordó hace poco: Guillermo Peña fue un gran futbolista.

En la década del cuarenta del siglo pasado, cuando se daban los primeros pasos que llevaría al campeonato nacional, Guillermo Peña era parte de la selección azuaya y del club enseña de Cuenca, el Acción, capitaneado por Vicente Serrano Aguilar.

Fue precisamente como seleccionado del Azuay, que participó el 20 de mayo de 1945 en el primer partido que se jugó en el Estado Municipal de Cuenca, hoy Alejandro Serrano Aguilar, como parte del Quinto Campeonato Nacional Amateur, en el que los azuayos se coronaron vicecampeones.

En 1945, el argentino Federico Rosas llegó a Cuenca para entrena al Acción y trajo una para entonces novedad: los volantes. A Guillermo Peña le encargó el puesto de volante derecho y en esa posición consiguió el bicampeonato provincial.

Cuando sus estudios de ingeniería le llevaron a Miami, el volante derecho del Acción seguiría jugando en un equipo que se fundó por su iniciativa, el Coral Gables Soccer, que luego sería el Miami Soccer Club, con el que recorrió Centroamérica y el Caribe. Ya en el Ecuador sería uno de los socios fundadores del Deportivo Cuenca en 1971.

Guillermo Peña residió en Quito durante varios años. En pleno centro de la capital, en el Portal de La Concepción, estableció la relojería Berna y, en los altos de su negocio, cedió gratuitamente un local a la Asociación Filatélica Ecuatoriana, donde mantuvimos nuestras reuniones filatélicas hasta que pudimos contar con un local propio.

Guillermo Peña dirigió la Asociación Filatélica Ecuatoriana durante casi una década y fue impulsor de múltiples iniciativas en pro de nuestra filatelia. Fue parte de la organización de varias exposiciones nacionales y ocupó la secretaría del Primer Congreso de Filatelia Ecuatoriana, en 1985.

Al morir su esposa, Laura Ordoñez, regresó a Cuenca y se dió a la tarea de dar nueva vida a la Asociación Filatélica Austral Ecuatoriana; su galería en el Otorongo se convirtió en el centro de reunión de los filatelistas cuencanos, que han venido trabajando con entusiasmo y dedicación.

Participó y fue premiado en varias exposiciones nacionales e internacionales. Representó a nuestro país en diversos foros filatélicos y publicó varios e importantes estudios sobre nuestras estampillas. Recientemente, el Grupo de Estudio Filatélico Ecuador reconoció su trayectoria al designarle como su socio honorario.

Ese día lo vimos como siempre,entusiasta y activo, compartiendo generosamente sus conocimientos y planteando nuevas preguntas. Guillermo Peña nos dejó el 19 de julio de 2017, a poco de cumplir 92 años. Duele saber que ya no lo veremos entrar a nuestras reuniones, pero su ausencia física no es más que un accidente incapaz de borrar todo lo que hizo, el entusiasmo que sembró entre sus amigos o la multitud de ideas y recuerdos que, gracias a él, llevaremos siempre con nosotros.

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