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El centavo magenta de la Guayana Británica |
El centavo magenta de la Guayana Británica, sin duda la estampilla más famosa del mundo, será uno de los atractivos para los visitantes de la Exposición Internacional de Nueva York.
La pieza, que tras varios años de permanecer en la bóveda de un banco salió a la venta en junio de 2014, podrá ser admirada por las personas que visiten el Javits Center, entre el 28 de mayo y el 4 de junio próximos.
La Guayana Británica emitió sus primeras estampillas en 1850 y, seis años después, en 1856, la colonia utilizaba sellos impresos en Londres, por Waterlow and Sons.
Ese año, sin embargo, faltaron estampillas y, hasta que llegue el envío desde la metrópoli, el Director de Correos E.T.E. Dalton contrató con los editores de la Gaceta de Georgetown, Joseph Baum y William Dallas, la impresión de dos estampillas, una de un centavo y otra de cuatro, que cubrían las tarifas para impresos y cartas, respectivamente.
El diseño de las estampillas es el mismo: sobre papel de color se imprimió, en tipografía y con tinta negra, un barco de vela que ocupa el centro del sellos, junto con el lema de la colonia, Damus Petimusque Vicissim (Damos y pedimos recíprocamente); en los bordes, constan las palabras British Guiana Postage y el valor facial. El sello de un centavo está impreso en papel de color magenta y el de cuatro centavos se conoce en papeles de color magenta y de color azul.
La posibilidad de que las estampillas fueran falsificadas, aprovechando la impresión deficiente de los originales, llevó a que el Director de Correos disponga que los encargados de vender los sellos colocaran sobre ellos sus iniciales; se conocen cuatro distintas: E.T.E.D., E.D.W., W.H.L. y C.A.W.
De esta serie de estampillas provisionales, durante mucho tiempo no se conocieron más que ejemplares del sello de cuatro centavos.
No fue sino hasta 1873 cuando Vernon Vaugham, un colegial de 12 años de Georgetown, hurgando entre algunos papeles familiares, encontró un sello de un centavo, en mal estado, sobre un fragmento del que los desprendió para incluirlo en su colección. La estampilla tenía cortadas sus cuatro esquinas, mostraba las iniciales E.D.W. y un matasellos de Demerara, con fecha 4 de abril de 1856.
Poco después, con la idea de obtener dinero para comprar más estampillas, Vaugham ofreció el sello en venta al comerciante Neil Ross McKinnon, quien pagó por él un valor equivalente a cerca de un dólar y medio.
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Los sellos de 4 centavos, magenta y azul, de la emisión provisional de 1856 |
La colección de MacKinnon fue vendida a Wylie Hill, de Glasgow (Escocia), de donde el centavo magenta pasó a manos de Thomas Ridpath quien, consciente de su rareza, pagó por él la suma de 120 libras.
Fue Ridpath quien ofreció la estampilla al más famoso coleccionista de la historia, Felipe von Ferrari, quien la adquirió por seiscientos dólares. La colección de von Ferrari acabó siendo subastada, a la muerte de éste, para pagar las indemnizaciones que Alemania debía a Francia como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
La subasta se realizó en 1922, y el comprador, Arthur Hind, pagó por la estampilla US$ 38.000, se dice que en una cerrada puja con el representante del monarca británico, Jorge V.
La viuda de Hind conservó la estampilla luego de la muerte de éste, en 1933, y solo salió a la venta nuevamente en 1940, cuando lo adquirió Frederick Small por una suma desconocida, que se calcula en alrededor de US$ 50.000.
Desde ese entonces se perdió la pista del centavo magenta, hasta que reapareció en 1970, cuando fue vendido por la casa Robert A. Siegel, en la suma de 240.000, al representante de un grupo de inversores de Pennsylvania, Irwin Weinberg.
Diez años después, en 1980, la misma casa Siegel subastó la estampilla en US$ 935.000, pagados por John E. du Pont. En 1996, du Pont fue acusado del asesinato de Dave Schultz y condenado a una pena de cuarenta años de cárcel; el centavo magenta permaneció, desde entonces, en la bóveda de un banco.
Al morir du Pont, en 2010, la estampilla más famosa del mundo pudo salir nuevamente al mercado. Sotheby's la ofreció en venta en junio de 2014 y obtuvo por ella el exorbitante precio de nueve millones y medio de dólares.
El centavo magenta es una pieza única. Si bien se han tejido historias acerca de la existencia de otros ejemplares, en algunos casos se comprobó que se trataba de falsificaciones y en otros no se ha pasado de la anécdota, como aquélla según la cual Arthur Hind habría comprado un segundo ejemplar por un alto precio, y lo habría quemado delante del vendedor.
Después de su última venta, el centavo magenta ha sido ya exhibido y, en pocos días, podrán verlo quienes visiten la Exposición Internacional de Nueva York.