domingo, 17 de abril de 2016

DE LA MONEDA HISPANOAMERICANA AL SUCRE

Alfonso Carrillo Benítez
xcarrillo1972@yahoo.com

Es aventurado señalar cuándo y dónde se uso por primera vez la moneda como símbolo de intercambio y medida de valoración de los bienes, aunque hay historiadores que manifiestan que tuvo origen en el medio este durante el surgimiento el comercio por parte de los fenicios alrededor del siglo VII A. C.  De ahí que se conocen monedas acuñadas en cobre, hierro y en otros metales, pero por su valor intrínseco era insignificante y por tanto era necesario un número de elevado de monedas para cubrir una transacción. Posteriormente el hombre se interesa por el oro y la plata por su escasez y nobleza y su utilización en las unidades monetarias.    

Con el descubrimiento de las Indias las costumbres de la monarquía española la época colonial se impuso la circulación de la moneda hispana que sustituyó al sistema de trueque usual entre las tribus que habitaban el continente y que tenía serios problemas y limitaciones para fijar equivalencias entre los productos que se intercambiaban.

Las familias imperiales tenían la facultad de emitir monedas de ahí que en las de mayor denominación constan las efigies de los monarcas. España en particular no estaba de esta usanza y en cada Ducado o Principado acuñaban su propia moneda, hasta que los Reyes Católicos lograron la unificación. La moneda hispana de oro y plata, tuvo su auge gracias al encuentro de minas de oro y plata que encontraron en las Indias.

México, 8 escudos de 1772
El sistema monetario hispano constaba con dos unidades monetarias acuñadas en oro y plata. El escudo moneda de oro y en plata el denominado real. El escudo tenía como múltiplos las monedas denominadas doblón (2 escudos), cuatro escudos (doblón de a cuatro) y ocho escudos (doblón de a ocho), mientras que el real se subdividía en monedas de medio real, y un cuarto de real o se multiplicada en dos reales, cuatro reales y ocho reales. Por esta denominación se le ha llamado sistema “octavario”.

Para fortalecer la imposición imperialista los hispanos fundan casas de amonedación o cecas. Las primeras en aparecer por orden Carlos I de España y V del Sacro Romano fueron las de México y simultáneamente en la Isla de Santo Domingo en 1535. Posteriormente se fundan en Lima 1565, Potosí 1578, Santa Fe de Bogotá 1620, Quito 1830, entre otras.

A fines del siglo XVIII e inicios del XIX, varios países europeos empiezan a transformar los sistemas monetarios al decimal y tener una denominación particular Francia 1794, Suiza 1809, y en América, los Estados Unidos en 1792.

El primer intento para que el Ecuador tenga el sistema monetario decimal se produce el 5 de diciembre de 1856 cuando el “Senado y Cámara de Representantes del Ecuador, Reunidos en Congreso” decretan 

“Art. 1.- En toda la República habrá un solo sistema monetario de pesas y medidas.
Art. 2.-  Este sistema será el decimal francés: la unidad fundamental para la moneda es el franco francés, igual en lei a 0,900; …..”   

La moneda de 5 francos de 1858
Sobre esta base el Gobierno ordena acuñar la moneda de 5 Francos cuyas características principales son: Moneda de plata de 0,900 de fino y de 37,5 milímetros de diámetro. El decreto no mencionaba si debía ser de plata, ni el peso de la misma. El decreto autorizaba la emisión de monedas de oro, plata y cobre, se entendería para monedas múltiples y submúltiples del franco.  Así mismo en el decreto se autoriza la importación de moneda fraccionaria extranjera sin diferencias si era procedente de Francia o de los Estados Unidos de América puesto que no eran equivalentes. Existen datos que se importó moneda fraccionaria de Francia. Estos errores legales hacen que esta  primera intención para adoptar el sistema decimal en las monedas haya fracasado.

Se conoce también la moneda de oro de 50 Francos acuñada en 1862 que varios historiadores dudan de su autenticidad, mientras otros la defienden como legal y genuina.

La segunda etapa se produce en 1872 cuando el Gobierno por decreto del 31 de diciembre de 1868 le autoriza al Banco del Ecuador emitir monedas de cobre de uno y dos centavos; en el mismo decreto se manifiesta que cinco centavos equivalen a un medio real.

El tercer y definitivo intento se produce cuando la Convención de 1884 adoptó el sucre como unidad monetaria del Ecuador. Aunque en el decreto no menciona la razón de la adopción del nombre, estamos seguros que era en Homenaje al Mariscal Antonio José de Sucre héroe de las batallas libertarias y vencedor en el Pichincha en 1822.

La primera moneda de un sucre (1884)

En el documento se cita que las monedas de oro son: el doble cóndor, el cóndor, el doblón, el quinto de cóndor y el décimo de cóndor. Como referencia la primera pesará 32,25806 gramos con la ley de 900 milésimos de fino y cuyo valor facial es de veinte sucres. Las siguientes equivalen en peso a la mitad de la primera, la siguiente equivale a la quinta parte del doble cóndor y así sucesivamente.  

Cabe señalar que estas piezas nunca tuvieron circulación oficial y se han encontrado muestras de las mismas.

Las monedas de plata con una ley de 900 milésimos son: El sucre con un peso de 25 gramos y valdrá un fuerte, diez décimos o cien centavos; el medio sucre con un peso de 12,5 gramos y que valdrá cinco décimos o cincuenta centavos; los dos décimos que pesará 12.5 gramos y que valdrá dos décimos o veinte centavos; el décimo que pesará 2,5 gramos que valdrá lo que expresa o sea diez centavos; y,  el medio décimo que valdrá cinco centavos.

Las de vellón serán el medio décimo de níquel, el centavo de cobre o con aleación con níquel u otro metal y el medio centavo de la misma materia que el centavo.


Este decreto fue publicado en el Periódico Oficial “El Nacional” No. 94 del martes 15 de abril de 1884.       

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