Si algo debemos destacar la hora de hacer un balance de MEPSI PANAMERICANA, la exposición que se realizó en Oaxaca entre el 12 y el 14 de abril de 2024, es el fabuloso ambiente que pudieron crear nuestros anfitriones; gracias a ellos pudimos disfrutar de un espacio estupendo, humana y filatélicamente hablando.
A la izquierda, el Museo de la Filatelia de Oaxaca (foto de Carlos Vergara) y, a la derecha, el Centro Cultural San Pablo, sedes de MEPSI PANAMERICANA |
Como hemos venido informando en este blog, la exposición tuvo una reunión previa en Ciudad de México, organizada para los miembros de Mi Oficina por David Braun, Arnulfo Cosío, Alejandro Grossmann (que nos abrió las puertas de su casa) y Guillermo Gallegos. Recorrer los atractivos turísticos de la capital mexicana, disfrutar de una vista excepcional desde la terraza de Alejandro Grossmann y ser recibidos por las autoridades postales mexicanas en el imponente Palacio Postal, convertido en espacio para la difusión de la filatelia, fueron solo una parte del variado catálogo de actividades que nos habían preparado nuestro colegas mexicanos.
Visitando la exposición |
Pero lo que nos interesa en esta nota es la exposición de Oaxaca. Se trataba, en principio, de la exposición dedicada a la filatelia mexicana, que organiza periódicamente la Mexico-Elmhurst Philatelic Society International (MEPSI), que agrupa a los más importantes expertos en la filatelia mexicana. Pero, en esta ocasión, se agregó a la exposición tradicional una propuesta innovadora, gracias a la iniciativa de Jaime Benavides: la Corte de Honor Panamericana, una exposición patrocinada por la Federación Interamericana de Filatelia, a la que estaban invitadas todas las organizaciones miembro de la FIAF, para presentar una colección de cinco marcos por cada país.
Al final, diez países estuvieron en capacidad de atender la invitación (Argentina, Brasil, Chile. Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México y Perú). Según las reglas de la Corte Panamericana, entre las colecciones expuestas debía escogerse una ganadora (Gran Premio) y una Mención Honorífica, habiendo la posibilidad, además, de entregar premios especiales.
El material que se presentó fue de altísima calidad y, sin duda, no era fácil escoger una sola entre tantas colecciones de primer nivel. Al final, el jurado optó por la del argentino Miguel Casielles (San Martín 1917-1923), un gran trabajo de filatelia tradicional que ha merecido ya importantes premios internacionales, y que incluye destacadas piezas de la filatelia argentina.
La Mención Honorífica se otorgó a la colección de Marc González, que representó a los Estados Unidos con un estudio de las estampillas provisionales mexicanas de 1867 y 1868, que presentó un excelente tratamiento y piezas de excepción. Se decidió, además, adjudicar a la hermosa colección de "Maximilianos", presentada por el mexicano Enrique Trigueros, el premio especial que donó la Federación Brasileña de Filatelia.
David Braun, medalla de oro MEPSI (foto Carlos Vergara) |
Podríamos dedicar varios párrafos a las excelentes colecciones de la Corte de Honor Panamericana; desde mi gusto personal, no deja de admirarme la calidad y el estudio que hay detrás de las que presentaron Carlos Vergara, de Chile, Manuel Arango, de Colombia, y Henry Márquez, del Perú, seguramente porque las tres se enfocan en un gusto muy personal mío, esas piezas filatélicas normalmente dejadas de lado (las back of the book) pero que, gracias a trabajos como éstos, muestran su gran potencial. Carlos presentó cierros oficiales chilenos, Manuel estudio los timbres fiscales colombianos del siglo XX y Henry hizo un gran trabajo sobre el cierro peruano, al que califica como una de las piezas más elusivas de la filatelia de su país.
No se puede pasar por alto el especial gusto y cuidado que los organizadores pusieron en el diseño y la selección de los premios. Los participantes en la Corte de Honor Panamericana recibieron, como todos quienes presentaron sus colecciones en Oaxaca, una medalla elaborada con el material original (tabique), que tuvo que ser demolido durante la remodelación de la vieja casona, donde hoy funciona el Museo de la Filatelia de Oaxaca. Esta edificación colonial es emblemática de la ciudad por su antigüedad, y estos pedazos de tabique residual se cortaron en cubos rectangulares a los que un artista local coloreó en varios tonos y les estampó la leyenda del certamen. En el caso de los expositores de la Corte de Honor, las medallas se colocaron en empaques bordados en forma de tarjeta postales, con el nombre del coleccionista y la bandera de su país.
A la izquierda, el árbol de la vida, mención de honor en la Corte Panamericana, entregada a Marc González. A la derecha, arriba, pieza artística de vidrio soplado, premio especial de la Federación Brasileña de Filatelia. Abajo, a la derecha, cabecitas teotihuacanas, adjudicadas a las organizaciones que presentaron las colecciones ganadoras |
El Gran Premio para la Corte de Honor Panamericana fue un alebrije tallado en madera y decorado, a mano, en el Taller Corazón Artesanal, del maestro Manuel Cruz y su hija Rubí, en San Agustín de las Juntas, Oaxaca. Para la mención honorífica se escogió un árbol de la vida en cerámica esmaltada, mientras que el premio donado por la Federación Brasileña fue una pieza artística de cristal soplado. Adicionalmente, se entregó a las organizaciones los países a las que pertenecían las colecciones ganadoras, Argentina y Estados Unidos, una cabecita teotihuacana a cada una.
Las medallas entregadas en Oaxaca, a los participantes en la Corte de Honor Panamericana, izquierda y arriba
a la derecha; y a los participantes en MEPSI
La exposición MEPSI otorgó los puntajes y medallas habituales en las exposiciones filatélicas pero, además, entregó sendas medallas a las tres mejores colecciones (oro, plata y bronce) y un premio a la mejor colección con tema no mexicano.
Como indicamos en su momento, las medallas, el más alto galardón de la filatelia mexicana, se entregaron a David Braun (oro por Prefilatelia Mexicana 1749-1856. Rutas, Tarifas y Marcas), Eric Stovner (plata por Mexico's Mulitas 1885- 1899) y Jaime Benavides (bronce por Prefilatelia Mexicana: del Triunfo a la Reforma 1821-1856).
La medalla de plata que Coleccionistas Filatélicos Unidos de México entregó a los comisionados y a los visitantes extranjeros (fotos Carlos Vergara) |
Guillermo Gallegos recibió el premio a la mejor colección con tema no mexicano, por su estudio sobre los enteros postales salvadoreños de la era Seebeck.
Aparte de las tres medallas MEPSI, los expositores recibieron las medallas de oro, vermeil, plata y bronce habituales en las exposiciones filatélicas, que fueron las mismas a las que se hizo referencia en el caso de la Corte de Honor Panamericana, pero que se empacaron en una bolsa con reproducciones de diversas imágenes filatélicas mexicanas, todas distintas.
La delegación de Jalisco Filatélico, presente en Oaxaca
Además de estos premios, Coleccionistas Filatélicos Unidos de México entregó a todos los comisionados e invitados extranjeros, una hermosa medalla mexicana acuñada en plata de 0,999.
También en el caso de la exposición MEPSI resulta imposible referirse a todo lo que se presentó y, nuevamente, me limito a hablar de mi gusto personal, dejando de lado las colecciones ganadoras de David, Eric, Jaime y Guillermo, dignas merecedoras de los galardones obtenidos y sobre las cuales no cabe hacer comentarios adicionales.
Explicando colecciones. Arriba, César Sancho, de Costa Rica; abajo, Juan José Corro, de México (fotos Carlos Vergara) |
Me gustó mucho el trabajo de Alejandro Grossmann. Nuevamente, como ya lo hizo con la estampilla de la catedral de Puebla, escoge un sello "humilde", parte de la serie permanente Arqueología y Arquitectura, en este caso el que muestra una vista de Taxco en la que se destaca la iglesia de Santa Prisca. "Exprimir" una estampilla común y mostrar todo lo que se puede extraer de ella desde el punto de vista de la filatelia tradicional, constituye un trabajo excepcional que demuestra que, más que en las piezas raras alejadas de las posibilidades de un bolsillo común y corriente, el trabajo filatélico está en el estudio, el conocimiento y la inventiva, incluso sobre las piezas postales más comunes, y es esto lo que debería ser premiado y destacado.
Carlos Campos, de México, ante su colección (foto Carlos Vergara) |
No soy quien para pronunciarme sobre el trabajo de un jurado que, me parece, estuvo a la altura de una exposición tan fuera de serie como la que tuvimos en Oaxaca. Pienso, sin embargo, que la colección de Arnulfo Cosío, que reconstruye en detalle la tarifa postal mexicana vigente entre 1899 y 1910, fue tratada injustamente. La plata grande, me parece, no refleja lo que esa colección contiene y, sin duda, no se la aquilató en la medida en que lo merecía. Tal vez convenga que en un nuevo montaje Arnulfo sea más explícito, presuma mejor sus piezas y su trabajo de investigación (los cacaree, como dicen algunos), y haga que salten a los ojos las virtudes de su trabajo. No dudo que es una colección que mereció un premio superior y que, sin duda, tiene un gran futuro.
Hablando sobre colecciones |
Y también me parece que tiene mucho que dar el trabajo de Juan José Corro, que se basó en un archivo que contiene la correspondencia amorosa de una pareja, a partir del cual reconstruye diversos aspectos de la historia postal del momento en el que se cruzaron las cartas. Hay, en esta colección, varios niveles superpuestos y, sin duda, conviene afinar el montaje y el tratamiento para centrarse solo en uno de ellos, lo que en realidad restaría riqueza al trabajo, o, mejor, guiar a quien la vea por los varios caminos que se propone.
Recogiendo premios. Desde arriba, a la izquierda, Marcus Winter, Alejandro Grossmann, Eric Stovner y Arnulfo Cosío |
Me gustó también el trabajo de Carlos Campos sobre el Machine, al que dedicó ya una conferencia en Mi Oficina y el primer montaje temático de Cecilia Martínez, que no solo fue una persona encantadora que se preocupó siempre porque la pasáramos de lo mejor en Oaxaca, sino que se lanzó al agua y presentó, en un marco, su primer trabajo en la filatelia competitiva; empieza el camino y, si persiste en él, sin duda estaremos hablando de su colección dentro de poco.
Mención especial merece también el trabajo del peruano Sergio Recuenco, que muestra nuevamente las posibilidades de la clase Un Marco en la filatelia temática, con una colección sobre la primera epidemia del siglo XXI, el SARS, que, conociendo a Sergio, poco a poco seguirá creciendo y destacándose en las exposiciones internacionales.
No está demás referirnos a las actividades filatélicas paralelas a la exposición: conferencias, presentaciones de libros y subasta, que sirvieron para ratificar la riqueza de la filatelia mexicana y la existencia de un buen grupo de expertos que producen material de gran calidad y estudios que permiten profundizar en el conocimiento de la historia postal y la filatelia de México.
Y, claro, Mi Oficina estuvo presente y, como siempre, se convirtió en un imperdible espacio para terminar el día y conversar sobre lo ocurrido, reírse y compartir agradables momentos de camaradería filatélica.
Mi Oficina, ¡presente!. desde la izquierda, Cusi, Juan Pablo, Miguel, Arnulfo, Ernesto, Alfonso, Etna, Juan José, Mario, César, Henry, David, Luz Adriana, Manuel, Jaco y Sergio |
En resumen, una exposición que no puede sino ser alabada, no solo por el cariño y la calidez con que fuimos tratados todos quienes estuvimos de visita en Ciudad de México, primero, y en Oaxaca después, sino por la calidad del trabajo realizado y expuesto y por el ensayo de una nueva modalidad, la Corte de Honor Panamericana, que conviene evaluar detenidamente y que, me parece, puede ser una buena alternativa, adicional a las exposiciones tradicionales, para una mayor difusión del trabajo filatélico.
Gracias nuevamente a los colegas mexicanos por su trabajo y por su cariño. Hicieron de MEPSI PANAMERICANA, una exposición excepcional.
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