miércoles, 25 de abril de 2018

EL VIAJE DE LINDBERGH A SUDAMÉRICA (XV). EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

Charles Lindbergh


Increíble transición del verano a la primavera en pocos minutos

Sin quererlo, había adelantado considerablemente en mi viaje y con el objeto de cumplir con exactitud el itinerario y llegar a la hora fijada, ascendí resueltamente entre las nubes, en pos de las capas superiores atmosféricas. En las acumulaciones de nubes generalmente se encuentran salidas o espacios entre ellas, de modo que los vuelos a ciegas son necesarios únicamente por cortos intervalos. A la elevación de 7.200 pies me hallé súbitamente encerrado en espeso nubarrón. La nube estaba excesivamente cargada de humedad que mojó las alas y riostra de mi aparato, obligándome a ascender 400 pies más, hasta tocar con una atmósfera despejada y bonancible. 

Los dominicanos reciben a Lindbergh

Es el insignificante espacio de cuarenta minutos pasé del aire caliente cerca del suelo, a un clima fresco a 8.000 pies de altura, donde tuve que encender el calentador de admisión para mantener la temperatura del motor. Una de las mejores cosas de la aviación es que, en pocas horas, se puede pasar de un clima a otro; o que en pocos minutos, ascendiendo o descendiendo, se puede obtener la temperatura que se desea. Ascendí hasta los 9.700 pies. Santo Domingo estaba ya a pocos minutos.

"Esta es la ciudad más antigua del Nuevo Mundo", me dijeron en Santo Domingo. La construcción de la catedral empezó en 1514; es la más antigua del hemisferio y alberga la tumba de Colón, cuyo ataúd pude ver. La familia de Colón tiene una capilla aquí. Santo Domingo fue fundada en 1496 por Bartolomé Colón, hermano de Cristóbal.

Volando sobre Santo Domingo en vuelo hacia Puerto Príncipe no pude evitar pensar en cómo han cambiado los tiempos. Qué diferencia entre el moderno aeroplano y la Pinta, la Niña y la Santa María.

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