Charles Lindbergh
Ventajas
de las líneas aéreas en las Indias Occidentales
En los Estados Unidos el tráfico aéreo
tiene que luchar rudamente con la competencia del transporte ferrocarrilero
extendido y eficiente como en ningún
otro país. Cuando un aeroplano pierde tiempo a causa de la niebla, el
ferrocarril es superior; pero en las Indias Occidentales las condiciones son
diversas, pues que, aunque un avión perdiera un día de viaje, tendría todavía
sobrada ventaja sobre los sistemas de viaje actuales, por tierra o por agua.
En iguales condiciones se encuentran los
países centro y sudamericanos, pues se hallan en espléndidas condiciones para
adoptar a ojo cerrado el nuevo sistema de transportación aéreo, barato y
eficaz.
En todos esos países existen escuelas
aviatorias y sus gobernantes estudian en la actualidad la manera de establecer
el servicio postal aéreo entre sus principales ciudades y solo hace falta que
esas actividades aisladas se produzcan en forma de acuerdo internacional. La
empresa alemana que opera en Colombia inaugurará, según supe, un servicio más
amplio entre los países vecinos.
El vuelo de Puerto Rico hasta Santo
Domingo no ofrece mayor dificultad y se puede ejecutar sin mucha atención por
parte del aviador, pues hay sobradas marcas en el terreno y agradable ventolina
soplaba sobre la cola del avión, impulsándolo hacia adelante, que me hizo
llegar antes de tiempo. Más debajo de la costa de Puerto Rico crucé por encima
de un verdadero colegio de tiburones que se mantuvieron suspensos al ver el
paso de algo que jamás habían conocido, y una tortuga de mar nadaba despreocupadamente
sobre las olas, ocultándose con hábil zambullón luego, al momento en que notó
que el aparato se cernía sobre su cabeza, ya que mi vuelo lo hacía a corta
distancia del líquido elemento.
Los vuelos en aeroplano de construcción moderna,
en buenas condiciones atmosféricas y fuera de las trilladas líneas aéreas,
requieren poca atención, pues solo hace falta mirar de cuando en cuando los
aparatos para consultar las condiciones generales, ya que éstos señalan con
precisión rara no solamente el funcionamiento de la nave, sino también el
estado de la maquinaria. Sin dificultad escribí mis correspondencias para los
diarios, apoyando mi agenda sobre la carta hidrográfica, mientras pasaba por la
parte oriental de Haití. A pocas millas se divisaban los caserías de las
haciendas y desmontes, mientras en el fondo del paisaje aparecía una ciudad con
sus torres blanquecinas que formaban contraste con el fondo verde obscuro de la
selva. Las nubes imprimían en el suelo sus largas y caprichosas sombras.
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