Italo Bongiovanni
La estampilla de un sucre con cincuenta centavos de la serie SCADTA conocida como La Rechazada |
En el capítulo anterior hablamos de la serie conocida
cómo La Rechazada, sosteniendo que toda la historia es falsa. Hay una serie de
consideraciones que fundamentan esta tesis:
El conde Königl no estaba presente a la firma
del contrato porque, en el mismo contrato, se lee que para SCADTA estaba
presente una sola persona, don Hermann Kuehl, que hacía parte de la dirección de la
Sociedad. El Conde era un simple
empleado, encargado de abastecer las oficinas de sellos, y no tenía poder de decisión. De otro lado, las tarifas habían sido decididas desde hace mucho
tiempo, concertadas entre el Gobierno y SCADTA, y la presencia del Conde habría
resultado inútil.
El Conde
llegó a Guayaquil sólo el 13 agosto, como refiere el diario El Comercio, y llegó
con una gran cantidad de sellos de SCADTA-Colombia, lo que confirma que ya se
pensaba en resellarlos para Ecuador.
Vamos ahora a considerar la cosa más importante: la imprenta
Senefelder nunca había producido sellos, no tenía máquinas para producir, ni para
engomar, ni para dentar sellos, ni las podía conseguir en poco tiempo, ya que estas
máquinas se obtenían sólo en Estados Unidos o en Europa y seguramente eran
extremadamente costosas, así que pensar en que el dueño de la imprenta haya
aceptado el encargo para imprimir sellos una sola vez y que haya logrado entregar un producto perfecto en solas seis semanas
, sin presentar pruebas ni de color ni de dibujo, no es en absoluto aceptable.
Se pueden
hacer otras consideraciones: la alta calidad de los sellos de la Rechazada no es compatible con el año 1928 y hace pensar en los años 1934-35. Su calidad es preciosa, la palabra SCADTA está
en 3D, la palabra PROVISIONAL está siempre bien centrada, lo que no pasa
con la provisional de 45°, donde la sobreimpresión se desplaza y la
calidad es tan modesta que a veces la palabra ECUADOR se imprimió ICUADOR o CUADOR.
Quien hizo
producir esta serie se olvidó que SCADTA necesitaba de un sello específico para
las cartas certificadas.
A
pesar que estos sellos nunca se utilizaron para enviar correspondencia y por lo
tanto son solo cromos y que no pueden ser clasificados como falsos ya que son
inventados, la Rechazada ha sido un óptimo business para los que la crearon y
la pusieron en venta a precios muy altos, difundiendo la falsa historia que
todo el mundo aceptó.
Queda otra pregunta inquietante: ¿Quién
tenía disponible en los años 30s la tecnología y los recursos para imprimir una
serie tan bien hecha? Es una pregunta de gran importancia a la luz de lo que
vamos a decir más adelante.
Para terminar, me pregunto cómo el Sr.
Gebauer, autor del libro Los primeros cincuenta años del correo aéreo en
Colombia, pudo conocer el
tiraje de cada valor de esta serie.
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