El Penique Negro, la primera estampilla del mundo |
Si bien en principio las estampillas eran solo una solución técnica para mejorar el servicio de transporte de correo y extenderlo a amplios sectores de la población, el éxito del nuevo sistema lo extendió por el mundo y los sellos de correos pasaron a ser objeto de colección y estudio.
Rowland Hill
Sir Rowland Hill es reconocido como el autor de la reforma postal británica de 1840. Nació en Kidderminster, al oeste de Inglaterra, el 3 de diciembre de 1795 y, para 1822, se dedicaba a la enseñanza en una excuela de su padre. Como profesor, publicó un trabajo sobre educación pública que tuvo gran difusión.
En 1833 fue designado secretario del proyecto para la colonización de Australia y un año después hizo su primer trabajo en materia postal, al participar en el debate para la abolición de la tarifa de correos para el envío de periódicos.
En febrero de 1837, Hill presentó a las autoridades un proyecto de reforma postal y publicó un folleto para difundirlo, folleto que sería bien recibido por la opinión pública y generaría el apoyo necesario para que la propuesta fuera considerada.
Para entonces, el sistema postal se basaba en un complicado cálculo e tarifas sobre la base de la distancia recorrida y los costos eran elevados, lo que generalizó el envío de correspondencia para ser cobrada al destinatario; este último, en no pocas ocasiones, se negaba a recibir el envío, lo que implicaba un trabajo a pérdida para el servicio postal.
Rowland Hill y el bosquejo que realizó para la primera estampilla |
Para Rowland Hill, la solución era simple: una tarifa reducida y unificada permitiría la generalización del servicio postal y haría posible obtener los ingresos que no se conseguían con la elevación de las tarifas. Proponía, además, el pago anticipado por el uso dels ervicio, por medio de sobres que deberían usarse para el envío de las cartas. Los sobres deberían tener un diseño suficientemente complicado como para impedir su falsificación.
La medalla de William Wyon, que sirvió de modelo para el retrato de la reina Victoria en el Penique Negro |
Durante el debate que se produjo a partir de la propuesta, la idea de los sobres se mantuvo pero se le sumó otra: un pequeño pedazo de papel que, adherido a la correspondencia, sirviera como prueba del pago de la tarifa.
Si bien se discute si la idea de la estampilla fue efectivamente de Hill o se debió a otra persona, lo cierto es que tras un largo proceso, no exento de dificultades, en el cual la propuesta llegó a calificarse de absurda, el proyecto de reforma se impuso en el Parlamento británico y se convirtió en ley.
A la muerte de Rowland Hill, el 27 de agosto de 1879, el que Lord Lichfield, jefe del servicio de correos opuesto a la reforma, había calificado como el más extravagante de todos los esquemas propuestos, se había extendido por el mundo y hoy, ciento ochenta años después, perdura como un sistema aceptado en todos los países del mundo.
En busca de una imagen
Para el diseño de la estampilla propuesta por Rowland Hill, el 14 de septiembre de 1839 se convocó un concurso que tuvo un éxito inusitado; se recibieron dos mil seiscientas propuestas. Sin embargo, pese a que se adjudicó un premio dividido entre los cuatro mejores trabajos, ninguno fue adoptado.
Para Rowland Hill, el sello debía ser al mismo tiempo simple y seguro frente a las falsificaciones y eso le llevó a desechar todos los diseños presentados en el concurso y a plasmar en toscos dibujos lo que a su juicio debería ser la primera estampilla de correos: dos incripciones: POSTAGE y el valor facial, y con ellos el perfil de la reina Victoria como único distintivo que permitiría identificar a la Gran Bretaña.
El diseño fue aprobado y el rústico bosquejo se puso en manos de Henry Corbould, para que le diera una forma adecuada. Para el retrato de la reina, Corbould se basó en una medalla de 1837, trabajada por William Wyon, y produjo una imagen que se reproduciría, a partir de entonces, en las estampillas británicas durante el largo reinado de la soberana.
El penique negro
Con los disseños listos, se necesitaba un sistema de impresión capaz de producir grandes cantidades de la estampilla, todos idénticos, para poder identificar cualquier falsificación.
Charles Heath y Jacob Perkins, grabador e impresor del Penique Negro |
Jacob Perkins (1776-1849), un norteamericano establecido en Inglaterra, tenía la patente de un sistema de impresión que permitía trasladar un grabado en acero a un rodillo y, de éste, a una plancha de acero que serviría para imprimir las imágenes en papel.
El 3 de diciembre de 1839 se firmó el contrato para la impresión de las estampillas, cuyo costo no superaba los ocho peniques por cada mil unidades. El papel fue preparado por Rush Mills, de Northampton, y tenía una corona como filigrana. Charles Heath (1785-1848), socio de Perkins, y su hijo Frederick, hicieron el grabado original.
Las estampillas se imprimieron en pliegos de doscientos cuarenta ejemplares cada uno, en doce columnas verticales y veinte líneas horizontales. Para reforzar la seguridad frente a posibles falsificaciones, en las esquinas inferiores de cada estampilla se colocaron sendas letras mayúsculas que identificaban el lugar de cada estampilla en la lana. la letra del recuadro izquierdo definía el lugar en la línea horizontal, de la A a la L, y la del recuadro derecho la ubicación en la columna vertical, de la A a la T.
Carta despachada el 10 de enero de 1840, primer día de las nuevas tarifas, con la indicación de haber sido pagado por el remitente |
Mientras la estampilla estuvo en uso se hicieron varias tiradas, que totalizaron 68'808.000 estampillas, de las cuales se calcula que han sobrevivido alrededor de 1'300.000.
Para la impresión se utilizaron once planchas. Existe, además, un subtipo de la primera plancha.
El color de la estampilla, y su valor facial, le dio el nombre con el que se la conoce popularmente: Penique Negro o Penny Black.
Carta con el Penny Black, despachada el 2 de mayo de 1840, cuatro días antes de que empezara su uso autorizado |
El concurso, la definición del diseño y la impresión, impidieron que las estampillas estuvieran listas el 10 de enero de 1840, fecha que se había previsto para que arranque la reforma, con la puesta en vigencia de las nuevas tarifas. Estas últimas se pagaron a partir de esa fecha, pero las cartas continuaron despachándose con las viejas marcas que hoy conocemos como prefilatélicas y que servían para dejar constancia del pago.
Las estampillas estuvieron a disposición del público recién el 1 de mayo y se dispuso que fueran utilizadas a partir del 6 de ese mes. Existen, sin embargo, ejemplos de franqueo anteriores a la fecha prevista.
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