miércoles, 28 de marzo de 2018

EL VIAJE DE LINDBERGH A SUDAMÉRICA (XI). EN BOGOTÁ

Charles Lindbergh


Cinco horas de Cartagena a Bogotá

Al día siguiente me elevé para dirigirme a Bogotá que casi cae al sur exacto de Cartagena, en el interior de Colombia. Hasta hace poco Bogotá estuvo considerada como una de las ciudades inaccesibles de la América Latina. En la actualidad sus pobladores entran u salen de ella con suma facilidad, en espacios de tiempo insignificantes, gracias a las naves aéreas de que disponen para movilizarse.

Después de poco más de cinco horas de viaje llegaba yo a Bogotá, desde Cartagena, concluyéndose así una etapa de mis vuelos desde el río Potomac en Washington hasta el río Magdalena en Colombia. La tercera parte del camino de Cartagena a Bogotá lo hice guiándome por los ríos Nechí y Cauca. A poco del medio día pasaba ya por Puerto Berrío cuyas calles las miraba desde una altura de dos mil pies, cubiertas de curiosos. Se dejaban ver unos cuantos vapores fluviales y sobre uno de los bancos del río estaba uno de los aviones alemanes que se utilizaban para el transporte comercial entre Bogotá y otros pueblos del bajo Magdalena que es navegable por cientos de millas en el interior de la República de Colombia. Aunque el aeroplano le ha librado a Bogotá de su tradicional aislamiento, los hábitos de trabajo no han experimentado un cambio muy significativo. Como antaño los productos están clasificados y se ven en el fondo a los vendedores de plátanos para sus cocidos o asados; más allá se observan esteras, canastas y jaulas hechas con venas. El puerto aéreo de Bogotá se halla en el Campo Madrid. Pasé por allí a las dos de la tarde pero aterricé a las tres, pues quise saludar a la ciudad e hice sobre sus tejados unas cuantas evoluciones.

El Tiempo, de Bogotá, informa en primer plana sobre el arribo de Lindbergh a la capital colombiana

Si se toma en cuenta su tamaño y el grado de aislamiento, Bogotá se halla más al corriente de los adelantos de la aviación que muchas otras ciudades de mayor formato en Sudamérica.

Los bogotanos están ya familiarizados con el empleo del aeroplano, como medio de transporte y lo usan para movilizarse en muchas direcciones. Entiendo que para conseguir asientos hace falta anticiparse con algunas semanas; tal es la popularidad que ha alcanzado en esa República la aviación y la clase adinerada no se resiste a apoyar el nuevo sistema, en vez de viajar a lomo de mula o en lanchas o automóviles.

La distancia desde Bogotá a Caracas es de 665 millas en línea recta. El cielo estaba despejado en la mañana del 29 de enero, fecha en la que me despedí de la hermosa capital colombiana, a las 6:48 a.m., en pos de Caracas, la patria del inmortal Bolívar.


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