Eric J. Hidalgo Valverde
Todas las piezas postales impresas, sean estampillas, tarjetas, sobres o aerogramas, son reproducidas mediante técnicas de impresión, muchas de ellas verdaderas obras de arte. En este artículo vamos a reseñar solamente las que en la filatelia de Costa Rica reproducen grabados que posteriormente fueron utilizados para ilustrar las viñetas de las emisiones postales.
La primera estampilla de correos del mundo, conocida como Penny Black, circuló en Londres en 1840. reproduce una efigie de corte clásico de la Reina Victoria de Inglaterra (1819-1901) diseñada a partir de un medallón conmemorativo elaborado por William Wyon y fue grabada por Charles Health en una talla dulce de 20 x 24 mm. impresa por Perkins, Bacon & Company Ltd. (Hidalgo, 2009).
Respecto a las primeras estampillas de Costa Rica, no tenemos detalles sobre sus autores. Sabemos por referencias de don Fred O'Neill (2007: 82) que la primera emisión fue impresa en los talleres de la American Bank Note Co. de Nueva York y que circuló en 1863. Su motivo, un sobrio escudo nacional, fue reproducido en una talla dulce de 23 x 28 mm. en cuatro colores diferentes, cada uno en un valor facial diferente: medio real (azul), dos reales (rojo), cuatro reales (verde) y un peso (amarillo-anaranjado).
Estudiar la obra gráfica de Antolín Chinchilla es muy pertinente para este estudio. Reconocido pintor, artista gráfico e impresor, trabajó en la Litografía Nacional desde finales del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX. Chinchilla estudió grabado y litografía en la Escuela de Artes y Oficios de Hamburgo de 1891 a 1892 y en 1896 regresó de Alemania para dirigir el departamento de litografía en la Litografía Nacional (Hidalgo). En orden cronológico, Chinchilla cuenta con, por lo menos, una tarjeta entero postal de 2 centavos, impresa litográficamente en un formato de 9x14 cm con una bella ilustración publicitaria de la Jardinería Artística Hermanos Andersson en el reverso, firmada en 1902.
Una de las características por las que se le reconoce, es su destreza al emular el trazo típico de la talla dulce en impresos litográficos. Inicia en 1921 con Centenario del Café (litografía 45x28 mm). Desarrolla esa capacidad con el Centenario de Jesús Jiménez (litografía 27x33 mm), serie de cinco piezas iguales, de diferentes colores y valores faciales, circulada en 1923; y Juegos Olímpicos (litografía 40x26 mm), serie de tres piezas diferentes, circulada en 1924.
Especialmente por su estilo, a Chinchilla se le asigna la autoría de una amplia colección de sobrecargas y resellos (impresiones de un nuevo valor facial o de una leyenda nueva sobre otras estampillas) ricamente ilustrados que inicia con la de Un céntimo de 1905, y continúa con las de 1925; la dedicada a la visita de Lindbergh en 1928, las sobrecargas de Correo Aéreo de 1930, así como la de 1932 sobre una estampilla de telégrafos. El Renta Postales de 1928, al igual que los resellos y sobrecargas anteriores, muestran una gran destreza en el diseño tipográfico que nos remonta a una época en que el gusto por el trazo caligráfico era todavía un grato ejercicio de diseño, aún en piezas de pequeño formato. Aunque hoy día las sobrecargas y resellos se realizan por impresión directa en equipo tipográfico tipo “Minervas”, máquinas de mucha precisión y confiabilidad para la reimpresión de pliegos ya perforados, aún sobrevive en colección privada una piedra litográfica con el grabado perfectamente legible de una de las sobrecargas de Chinchilla.
El primer sello postal que reproduce en su viñeta un grabado de artista es la sobretasa benéfica Pro-Ciudad de los Niños de 1975. Es una obra de Francisco Amighetti titulada Niños con tortuga (offset 23x33 mm). Sus trazos concuerdan con la técnica amighettiana aunque la trama de los tonos medios podría haberse producido por la técnica tradicional de impresión con cuchara o eventualmente ser una trama fotomecánica. En el pie de grabado aparece identificada la autoría y el nombre de la obra, asunto poco común en las estampillas publicadas hasta mediados del siglo XX, siendo frecuente en algunas de las series de Ciudad de los Niños, ya que muchas de ellas se ilustran con obras de arte costarricense o universal.
Oyendo Misa, también de don Paco, es una xilografía que rescata de manera simple las tradiciones costarricenses. Utiliza un lenguaje gráfico sencillo con una aplicación del color localizada en pequeñas áreas, dominando el negro y los grises en toda la composición. En este caso, las texturas propias de la xilografía respiran con un manejo del color muy sutil donde la atmósfera interna de la iglesia se ve afectada por un tono azulado que respira por entre la trama de la madera impresa en color negro.
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