Los enteros postales, conforme la definición oficial de la Federación Internacional de Filatelia, son piezas que portan "un sello impreso oficialmente autorizado o un emblema o inscripción indicando que un valor facial específico de un servicio postal o análogo ha sido previamente pagado". En otras palabras, se trata de tarjetas, sobres, etc., que son transportadas por el servicio postal sin necesidad de que se les adhiera una estampilla, salvo que la misma se use para completar el franqueo.
Ocurre, sin embargo, que en no pocas ocasiones las piezas creadas para servir como enteros no puede circular como tales, ya porque caducó su período de validez, ya porque se las utiliza en un país distinto a aquél que autorizó su emisión. Cuando esto ocurre, el entero se utiliza como una pieza de cartulina o de papel, que permite enviar un mensaje, pero que requiere una estampilla para ser transportada por el servicio postal.
Presentamos aquí un ejemplo, con la tarjeta entero postal de la tercera emisión ecuatoriana, hecha en 1885 e impresa por la American Bank Note Co.; la tarjeta de dos centavos estaba destinada al servicio interno.
Casi treinta años después, el 19 de febrero de 1914, el entero postal fue utilizado como una simple tarjeta postal, adhiriéndole una estampilla para que pueda circular en un país distinto del de su emisión; el mensaje se envió desde Filadelfia hasta Reading (Pensilvania) y, como se ve, se trataba de una comunicación entre filatelistas.
Vistas las discusiones que se han dado en los últimos años acerca de qué es y qué no es un entero, y qué piezas pueden incluirse válidamente en las colecciones, vale la pena preguntar qué lugar podría tener una tarjeta como la que presentamos, aunque sea a título de mera curiosidad.
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