Juan Pablo Aguilar Andrade
actualidadfilatelica@gmail.com
Pese a la advertencia que hace más de una década hizo Robert A. D’Elia (“Ecuador: bogus first flight covers”, The Mainsheet, número 99, agosto de 2000, pp. 2-6),
todavía se ofrecen, y se venden a buen precio en internet, tanto sueltos como
en sobre, los sellos de la serie conocida como “avioncitos”.
Figura 1.- Una muestra de las estampillas con el resello denominado avioncito |
Olivier Bertossa, en su catálogo especializado, incluye cuatro resellos distintos sobre estas estampillas, en colores negro, azul o rojo; los resellos existen también dobles e invertidos.
Figura 2.- Avioncitos, los cuatro resellos |
Las estampillas con estos resellos aparecen en
piezas postales con matasellos del tipo “arábigos y romanos”, de la ciudad de
Quito, con fecha 17 de julio de 1923.
A mediados de los años treinta del siglo pasado, Justo Campaña Zúñiga dio
la siguiente versión sobre el origen de estas estampillas:
…
un caballero español que había adquirido en la Sección Especies en Quito, una
existencia de las estampillas conmemorativas del Centenario de la Independencia
de Guayaquil, obtuvo de manera semi-oficial un resello especial de un avión
(imitando el propio usado el año anterior en Checoslovaquia), que lo
imprimieron en negro, rojo, con ECUADOR al pie, normal e invertido, y las
adhirió en pliegos que fueron llevados de Quito a Ibarra, en el Avión Siria, el
17 de julio de 1923 (“Catálogo histórico descriptivo de los correos aéreos del Ecuador”, Boletín Postal, Guayaquil).
Según Campaña, 827 piezas fueron transportadas en el referido vuelo. Ese
mismo dato fue recogido por el catálogo de Theodore Champion en 1937 (Robert D’Elia, op. cit., p. 3) y es el que aparece en el catálogo de primeros vuelos de Leo J. Harris, pero Campaña no señala fuente alguna para su afirmación. Tampoco se entiende
qué es eso de semi-oficial.
Un poco diferente es el relato que se hace en el
catálogo de la AFE, a inicios de los años cuarenta. Según este documento, los
resellos se hicieron en 1929 “por una persona particular, para ser utilizados
los sellos en la correspondencia a conducirse en el vuelo Quito-Ibarra”. El
catálogo de la AFE afirma que el Director General de Correos de entonces habría
expedido un “Decreto dando carácter semi-oficial [otra vez la palabrita] a los
mencionados sellos”, lo que a su juicio no era suficiente para legalizar la
emisión, pues esto solo podían hacerlo la Legislatura o el Presidente de la
República. La conclusión a la que se llega es que los “avioncitos” deben ser
desechados y descartarse de cualquier colección.
En 1985, Giovanni Cataldi identificó al “caballero español” de Campaña como
Jaime Nadal y Marimó (“¿Qué son las ‘cinderelas’ o ‘fantasías’?”, El Coleccionista Ecuatoriano, Quito, número 60, agosto de 1985, p. 16).
Dejemos de lado estas versiones contradictorias e imprecisas y, como
veremos enseguida, carentes de sustento histórico. Tratemos de responder la
pregunta fundamental: ¿es la serie de los “avioncitos” una emisión oficial que se utilizó en el vuelo
Quito-Ibarra de julio de 1923?
Un análisis detenido de los documentos nos lleva a la conclusión de que las
estampillas que nos ocupan no fueron ni oficiales ni semioficiales, sino de
confección privada, y que los sobres y tarjetas que las contienen son piezas
forjadas, que jamás hicieron el viaje entre Quito e Ibarra o que, si se usaron en el franqueo, fueron un agregado filatélico que no servía para pagar la tarifa; un buen ejemplo de esto último puede verse en la figura 3.
La primera pista la encontramos en la fecha de los canceladores utilizados
en las piezas que portan los “avioncitos”: 17 de julio de 1923. Ese año hubo,
efectivamente, un vuelo entre Quito e Ibarra: lo hizo el piloto italiano
Antonio Eolo Faulin en el avión Siria, un Caudron G-3 donado por los
inmigrantes sirios residentes en el Ecuador; el viaje, sin embargo, se hizo dos
días antes, el 15 de julio.
Fiorenzo Longhi identificó el error en la fecha, pero señaló erróneamente
que el vuelo se hizo el 16 de julio;
esa fue la fecha en que se publicó la noticia, pero se hace referencia a lo
ocurrido el día anterior.
El “fabricante” de las piezas supuestamente transportadas por el Siria
sufrió una confusión, pues el viaje de Faulin se programó como parte de los
festejos del centenario de la batalla de Ibarra; la fecha exacta de la conmemoración
era el 17 de julio, y fue la que constaba en el pergamino de saludo a la ciudad
de Ibarra que fue transportado por el piloto italiano.
Pistas adicionales. Italo Bongiovanni, al
analizar una de las piezas del supuesto vuelo del 17 de julio (figura 4), una carta
tarjeta de la emisión Juan Montalvo, franqueada con un “avioncito” y la
sobretasa para la construcción de la Casa de Correos de Quito, identificó una
etiqueta indicativa del transporte aéreo, que empezó a usarse recién en 1932, en los
vuelos Zeppelin entre Brasil y Alemania.
No hay fuente oficial alguna que avale, ni la emisión de los avioncitos, ni
la existencia de las supuestas 827 piezas de las que habla Justo Campaña y
recogen autores posteriores. Todo lo contrario, la prensa de la época no hace
referencia alguna a que Faulin haya transportado correspondencia entre Quito e
Ibarra, y ese era un dato que en ese entonces se incluía siempre como
información sobre los ocasionales vuelos que se realizaban.
Existe, eso sí, un documento fundamental que aclara plenamente el carácter
de estos sellos y de las piezas que los contienen.
Al parecer, a fines de los años veinte, la presencia de los “avioncitos”
despertó la inquietud de los filatelistas y uno de ellos, Agustín Albán, uno de
los primeros coleccionistas y comerciantes filatélicos del Ecuador, solicitó al
Ministro de Hacienda, el 20 de mayo de 1927, que certifique si esas estampillas
tenían carácter oficial.
Una copia fotográfica del documento formaba parte de una importante
colección de sellos ecuatorianos que subastó la casa Feldman en 2012. La
respuesta oficial al pedido de Albán la firma el Jefe de la Sección de Especies
y Emisiones el 20 de mayo, y es contundente:
Con
vista de la solicitud presentada por el señor Agustín Albán, y de conformidad
con lo ordenado en el Decreto que antecede, informo: que desde el 9 de octubre
de 1920, fecha en que se emitieron las estampillas de correos para el
Centenario de Guayaquil,
no existe ningún Decreto Legislativo
ni Ejecutivo ni mucho menos algún Acuerdo ejecutivo que autorice la emisión de
estampillas de aviación, con resello o sobrecarga de un avión, en ninguna clase
de timbres postales; y aún más, como
comprobante de autenticidad, se debió remitir a la Oficina Central de la
Unión Postal de Berna 415 ejemplares de cada uno de dichos timbres, los cuales
no aparecen remitidos, según consta de los libros de cuentas de la Sección
Especies que está a mi cargo. En consecuencia, las estampillas postales que
aparecen reselladas con un avión, deben conceptuarse como fraudulentas.
No hay duda, entonces, que nos encontramos ante
piezas forjadas, sin valor filatélico alguno; simples cromos que,
lamentablemente, siguen despertando el interés de muchos, dispuestos a pagar
altos valores por nada.
Figura 5.- La certificación oficial sobre los avioncitos y su carácter de sellos forjados |
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