miércoles, 14 de abril de 2021

¿SE IMAGINAN LA FILATELIA SIN MI OFICINA?

Cristian Mouat (Chile)

Cristian Mouat (Chile)

Mi Oficina representa una reacción desde el mundo de la filatelia latinoamericana, a las restricciones que ha causado la crisis sanitaria, y que impidió que se realizaran exposiciones filatélica presenciales. La necesidad de mantener un contacto, ahora a través de Zoom, que mantuviera la estrecha relación que ya se había establecido hace varios años entre un grupo de coleccionistas que se junta a compartir y analizar lo que pasa cada día en las exposiciones que se hacían en Latinoamérica y también en las exposiciones mundiales, se hizo un mandato.

Al menos durante los últimos 8 años el grupo había estado creciendo sustancialmente, y se venían incorporando coleccionistas de casi todos los países de habla hispana. Sin embargo, hace un par de años, dado el entusiasmo que transmitía Mi Oficina, una suerte de imán empezó a atraer a coleccionistas de diversos países, algunos muy alejados de nuestro continente americano. Tuvimos la suerte de compartir con gente de la India, Israel, Medio Oriente, y tímidamente algunos europeos, comenzaron a ser parte de este encuentro diario, nocturno, siempre rodeado de sonrisas y de sana y envidiable amistad filatélica. A veces incluso forzando los horarios habituales de la sobremesa nocturna. Recuero más de alguna noche en que tuvimos que irnos a nuestras habitaciones, ya que nos apagaron las luces, enfrentando caras poco amistosas del personal de los hoteles. Hoy eso es parte de la historia.

Hace un año que no se realizan exposiciones filatélicas presenciales, la última para nosotros se efectuó en Santa Cruz, Bolivia, en marzo del 2020. Varios apenas pudimos embarcarnos en nuestros vuelos de regreso, ya que la crisis empezaba a extenderse por todo el planeta, y los países cerraron sus fronteras. La gente desesperada tomaba los pocos aviones disponibles para volver a sus hogares.

Al mes siguiente, en abril ya se empezaba a organizar Mi Oficina, y el entusiasmo contagioso pudo más que el desconcierto y la incertidumbre. ¿Se imaginan a Alfonso Molina sin Mi Oficina? Y podría agregar, quizás forzando un poco la idea, ¿Se imaginan la filatelia sin Mi Oficina? La respuesta después de un año de actividad diaria, es seguramente no, ya que unida a la mano tecnológica y de organizador de Henry Márquez, son ahora el lugar de encuentro diario, imprescindible para muchos coleccionistas, desde donde hemos podido continuar con esta linda costumbre de seguir reuniéndonos en torno a la filatelia.

Sin embargo, lo que me parece que hace la diferencia y que seguramente perdurará entre todos nosotros es el ambiente de acogida a todos los que disfrutamos con esta actividad. No hay diferencia si alguno entre los presentes tiene medallas de oro, o está iniciándose en este pasatiempo. Todos tenemos algo que decir, algo que mostrar. Y no es una frase dicha para tratar de parecer políticamente correcto, no es así, se trata de lo que hemos podido apreciar en los últimos meses, una genuina emoción compartida, de amor por la filatelia. Hay empatía, “buena onda”, no hemos tenido descalificaciones, sí discusiones, pero siempre con un ánimo de entender al otro, y de aportar, que en filatelia no hay verdades absolutas. Quizá para mí, esto último, el cómo se amplía el campo de conocimiento de realidades filatélicas que desconocemos, de personas que tampoco conocíamos presencialmente, pero que los conocemos en sus vivencias, tan personales, tan únicas, han trasformado estos meses en un campo de gran progreso filatélico, pero también humano.

Para terminar, recordemos que para muchos los últimos meses han sido duros, varios de los “nuestros” han sufrido el Coronavirus, han salido adelante, no sin altos costos, tanto físicos como espirituales, y sabemos de coleccionistas que se han quedado en el camino. Parece un tiempo de desesperanza, cuando todas las puertas se cierran, incluidas las ventanas, pero en un mundo lleno de problemas algo pasa, tanto a nivel personal como grupal, lo llaman resiliencia, es al parecer ese ALGO o ALGUIEN que vuelve a darnos esperanzas, está acá entre nosotros, y se llama Mi Oficina.

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