En el Quito del siglo XIX, la persona más capacitada en el arte del grabado era doña Emilia Rivadeneira, cuya vida y obra debería ser estudiada con la profundidad que su importancia merece.
Fue doña Emilia quien grabó las primeras estampillas ecuatorianas, pero su trabajo no está ligado solo a nuestra historia filatélica, sino también a la numismática, pues a esa artista se debe una de las piezas más destacadas entre las monedas ecuatorianas.
En 1856 el Ecuador resolvió asumir, como sistema monetario y de pesas y medidas, el decimal francés. Como suele ocurrir en estos casos, dictar la ley fue más fácil que conseguirlo y tuvieron que transcurrir treinta años para que el uso de las monedas decimales se convirtiera en realidad, luego de la adopción del sucre como unidad monetaria, en 1884.
Conforme la ley que establecía el sistema decimal, el peso de ocho reales debía ser reemplazado por uno de diez reales, o cien centavos. A fin de retirar de la circulación las monedas predecimales, se estableció una relación de cambio de un franco francés, por cada dos reales; conforme esta disposición, un peso fuerte (de cien centavos o diez reales), equivalía a cinco francos.
La moneda de plata de 0,900, con un peso de 25 gramos, se acuñó en la Casa de Moneda de Quito, y empezó a circular entre julio y agosto de 1858.
En el anverso aparece el busto de la libertad, la leyenda en semicírculo “EL PODER EN LA CONSTITUCIÓN” en la parte superior y el año de acuñación y la ley de la moneda en la inferior; debajo del busto aparecen las iniciales de la grabadora: ER. Al reverso consta el escudo de armas del Ecuador, la leyenda en semicírculo “REPÚBLICA DEL ECUADOR” en la parte superior y “QUITO” y las iniciales del ensayador (GJ, Guillermo Jameson) en la inferior: a los lados del escudo consta el valor de la moneda: 5 a la izquierda y F a la derecha.
El propósito buscado con la nueva moneda de cinco francos, o un peso fuerte, no pudo cumplirse; la gente no aceptó entregar diez reales, cuando normalmente entregaba ocho, por una moneda de un peso. Los problemas que de esto se derivaron fueron expuestos en los siguientes términos por Antonio Yerovi, Ministro de Hacienda, en el informe que presentó al Congreso Nacional el 20 de septiembre de 1858 (se ha mantenido la ortografía del original).
Las dificultades producidas por nuestro sistema monetario, han sido mayores desde que se puso en ejecución la lei espedida por la Lejislatura anterior, la que no ha podido remover siquiera en parte los graves inconvenientes que sufren las provincias con la falta de una moneda uniforme en su sistema y en su lei, para que sea jeneralmente aceptada y recibida en los mercados. Si el comercio es un ajente que influye en la estimación de la moneda, si por el art. 2º se dispuso que las piezas decimales de cinco francos se recibiesen en las Tesorerías á razón de nueve reales de la moneda feble, ha resultado ineficaz en la práctica esta regulación; por que ha habido en el mercado una completa desconformidad en la estimación de las piezas de cinco francos, sin haberse conseguido por lo mismo realizar esa proporción designada por la lei, y con mas razon en las monedas menores. Así, si las piezas de cinco francos corren en el mercado de Imbabura á razon de diez reales, se reciben en el de esta capital á razon de nueve, y de ocho en el de Guayaquil, con escepcion de los fuertes granadinos que si son apreciados á diez reales en Imbabura, lo son solo en ocho en esta ciudad.
Gracias por la información
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