La autorización para construir líneas
telegráficas en el Ecuador la dio el Congreso de 1871 , y la primera línea se instaló en 1873, durante la segunda administración
de Gabriel García Moreno (1869-1875); no fue, sin embargo, una línea de
servicio público, sino que se construyó para atender las necesidades del
ferrocarril que ese mismo año se empezó a construir con la intención de que
empalmara, en Sibambe, con la carretera hacia Quito. El presidente García
Moreno anunció, en su mensaje al Congreso de 1873, que se había conseguido un
empréstito para financiar la adquisición de rieles, carros y máquinas, “y para
la del telégrafo que se pondrá en la vía férrea y en la carretera”.
La obra del ferrocarril comenzó el 18 de
julio de 1873 y el 1 de mayo de 1874 se inauguró el
tramo entre Yaguachi y Milagro; meses antes, en diciembre
de 1873, ya funcionaba el telégrafo entre las dos poblaciones y en adelante su
avance siguió paralelo al de la obra del ferrocarril.
Durante el gobierno de Ignacio de
Veintemilla (1876-1883) el ferrocarril y la línea telegráfica avanzaron hasta
el puente de Chimbo, donde se estableció la estación terminal; había, además,
oficinas intermedias en Milagro y Naranjito.
Fue el presidente José María Plácido
Caamaño (1883-1888), quien emprendió la tarea de construir la línea telegráfica
entre Guayaquil y Quito. Concluida la obra, el telégrafo se convirtió en un
servicio público a partir de su inauguración, el 9 de julio de 1884, fecha
escogida por ser el primer aniversario del triunfo de la revolución contra
Ignacio de Veintemilla. Tres días después, el 12 de julio, el telégrafo
ecuatoriano se conectó con el cable internacional, lo que hizo posible la
comunicación con el exterior.
El ferrocarril cruza sobre el puente de Chimbo a fines del siglo XIX (tomado de Archivo Nacional de Fotografía). Inicialmente, las instalaciones telegráficas se construyeron paralelamente al ferrocarril |
Para la organización del servicio
telegráfico el Presidente de la República dictó el Reglamento de Telégrafos
Nacionales (1884) y puso el nuevo servicio bajo la responsabilidad del
Administrador General de Correos. Las primeras oficinas telegráficas se
establecieron en Guayaquil, Yaguachi, Chimbo, Riobamba, Ambato, Latacunga y
Quito. En 1885 se construyeron nuevas líneas, una entre Guayaquil y Daule y otra entre Alausí y Cuenca, que estuvo terminada el 22 de agosto, aunque según ciertas fuentes la oficina de Cuenca se inauguró el 10 de agosto de 1887. Entre 1886 y 1888 la línea se
extendió hasta Tulcán por el norte y Loja por el sur y se construyeron ramales
hacia Guaranda, de Loja a Machala, de Yaguachi a Babahoyo y de Santa Elena a
Bahía de Caráquez. En febrero de 1888, la línea ecuatoriana
empalmó con la colombiana.
Según informó en 1888 el Director General
de Correos, el movimiento telegráfico se concentraba, para ese entonces, en las
oficinas de Quito y Guayaquil, sin que las otras produjeran “una renta
considerable”; por ahora, decía, “están destinadas a promover el
desenvolvimiento mercantil e industrial por las facilidades que ofrecen a la
comunicación”.
Para 1892, las oficinas telegráficas eran
52 y la longitud de la línea telegráfica se estimaba en 1.500 kilómetros y pasó
a más de 2.000 en 1894. Cuatro años después, en 1898, las oficinas telegráficas eran 87, y la línea tenía una longitud de 2.195
kilómetros.
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