El 1 de agosto se cumplen 161 años de la puesta en circulación de las primeras estampillas mexicanas: una serie de cinco sellos imperforados, con el retrato de Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), en colores azul (medio real), amarillo (1 real), verde (2 reales), rojo (4 reales) y lila (8 reales).
Fue el presidente interino Ignacio Comonfort (1812-1863), quien decretó el uso del sistema de franqueo por medio de estampillas el 21 de febrero de 1856. El 15 de julio de ese año se dictó el Reglamento de la Oficina de Estampas, según el cual los empleados postales, antes de poner en venta las estampillas, debían aplicarles una contramarca o sobreimpresión, con el nombre del Distrito Postal al que pertenecían; parra ese entonces había 53 distritos en México. os sellos no podía circular válidamente sin esas marcas. La medida, tomada a consecuencia de los frecuentes robos en los caminos, buscaba evitar el uso del material que pudiera caer en manos de los asaltantes; a consecuencia de ella, los filatelistas cuentan con un amplio campo de estudio y colección a partir de estas marcas distritales.
Las estampillas, diseñadas por José Villegas, se imprimieron en el Taller Litográfico del Gobierno, utilizando la técnica del huecograbado. Se hicieron planas de sesenta sellos cada una (diez por seis), en papel blanco liso, de diferentes grosores.
De cada valor se imprimieron las siguientes cantidades: medio real (987.264), un real (1’417.508), dos reales (1’623.483), cuatro reales (167.160) y ocho reales (100.649).
En 1861 se utilizaron las planchas de la primera emisión para imprimir nuevos sellos, con diferentes colores.
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