Muchas veces, los sellos de correo
rinden homenaje a personajes que, pese a la importancia que tuvieron en
momentos determinados, se vuelven desconocidos para las generaciones futuras.
Es lo que ocurre con una estampilla que, por común, ha pasado sin duda por las manos
de todos los coleccionistas del Ecuador: se trata de la estampilla roja, con el
centro negro, que empezó a circular en febrero de 1915, con el retrato de un
militar al que se identifica únicamente como "Valdez" (Banco Central
342, Scott 220).
No cabe duda que en 1915, cualquier
persona medianamente informada sabía quién era Valdez. Cien años después pocos
lo conocen y, para muchos, es simplemente el retrato de un militar
desconocido, en una estampilla con la que nos topamos frecuentemente.
El coronel Enrique Valdez Concha
nació en Esmeraldas el 28 de noviembre de 1871 y, gracias a la fortuna
familiar, estudió desde los quince años en Londres, en el Colegio de Eton. A la
muerte de su padre, en 1889, regresó a Guayaquil, pero dos años después se trasladó
a Estados Unidos para estudiar comercio y contabilidad.
En 1894 se había agotado la herencia
paterna, por lo que entró a prestar sus servicios en la Aduana del puerto
principal. Al precipitarse los hechos que llevarían a la revolución alfarista
de junio de 1895, Enrique Valdez formó parte del grupo que, encabezado por
Pedro J. Montero, inició la sublevación en la ciudad de Milagro el 6 de
febrero de 1895. Edecán de Alfaro, participó en la campaña militar que llevaría
a éste al poder.
Retirado a la vida civil, administró
con éxito el negocio que había establecido su padre, al que nos referiremos más
adelante, pero volvió a las filas militares en 1910, con motivo de la crisis
internacional de ese año, que casi termina en una guerra entre Ecuador y Perú.
En 1911 integró las fuerzas del gobierno que terminaron con la sublevación de
Pedro J. Montero; los líderes liberales aprisionados en esa oportunidad
terminarían asesinados en la "hoguera bárbara" de enero de 1912.
Vencido Montero, fue juzgado por un
Consejo de Guerra reunido en Guayaquil el 25 de enero de 1912. Valdez fue parte
de ese Consejo y votó en contra de la condena a degradación militar y 16
años de prisión que fue impuesta por el tribunal, pero que no fue suficiente
para la turba congregada en el lugar del juicio: allí mismo, Montero fue
asesinado de un disparo y su cadáver arrojado a la calle y arrastrado hasta la
plaza de San Francisco, donde se lo quemó.
Dos años después, Valdez fue parte de
las tropas del gobierno y tuvo que entrar en combate nuevamente contra sus
antiguos compañeros de armas, pero esta vez, quien dirigía la sublevación era
su tío, el coronel Carlos Concha Torres.
Las tropas del gobierno desembarcaron
en Esmeraldas y avanzaron por la costa; el 12 de abril de 1914, en el sitio
Camarones se produjo un combate en el que, con sus tropas prácticamente
exterminadas, Valdez, que luchaba para no entregarse, fue derribado del
caballo y murió macheteado por los revolucionarios.
Las circunstancias de la muerte de
Enrique Valdez, así como su relación familiar con el jefe de la revuelta,
fueron explotadas propagandísticamente por el gobierno de Plaza, que hizo del
coronel un héroe del orden constituido y un símbolo de la lucha contra la
guerrilla conchista. Parte de esa explotación propagandística fueron la
estampilla y las inusitadas honras fúnebres que se rindieron al coronel en
Guayaquil.
Cuentan que para María Murillo,
la viuda del coronel Valdez, los homenajes y, particularmente la
estampilla, se convirtieron en elemento para mantener constante el dolor
por la pérdida de su marido. El sello dejó de circular precisamente en
1928, el año en que murió la señora Murillo.
Hay un tema adicional que
tiene que ver con el coronel Valdez Concha, también poco conocido y relacionado
con la filatelia. En 1985 se emitieron dos sellos postales y una hoja recuerdo
para conmemorar el centenario del establecimiento del ingenio Valdez, en
Milagro. En uno de los sellos, con valor facial de cien sucres (Banco Central
2420; Scott 1082B), aparece el retrato del fundador del ingenio, Rafael Valdez
Cervantes (1837-1889), ibarreño, quien fue el padre de Enrique Valdez Concha.
El negocio que este último administró luego de la revolución liberal fue,
precisamente, el ingenio, que por iniciativa de su fundador fue el primer sitio
alumbrado con luz eléctrica en el Ecuador.
Excelente aporte para las generaciones actuales, gracias por mencionar a mi ancestro y su rica historia, familiar directo, tatarabuelo de mi padre.
ResponderEliminarEstoy muy interesado en conocer si en el canton Eloy Alfaro de Esmeraldas la población Valdéz ( Limones) es en homenaje a el coronel Enrique Valdez Concha
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