domingo, 17 de junio de 2018

90 AÑOS DE LA LLEGADA DE LA SCADTA AL ECUADOR

Juan Pablo Aguilar Andrade
actualidadfilatelica@gmail.com

El Atlántico, hidroavión de la SCADTA que hico el primer vuelo
hacia y desde Guayaquil, en junio de 1928
El martes 12 de junio de 1928, un Junker F-13, con número de registro C-29, cruza la línea equinoccial frente a la costa del Ecuador. Herbert Boy, el piloto, hace una cabriola para llamar la atención de sus dos compañeros de viaje, el mecánico F.L. Wahl y Hermann Kuehl, ejecutivo de la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos (SCADTA),  a la que pertenece la aeronave.

La SCADTA tiene su base en Barranquilla, donde se fundó el 5 de diciembre de 1919; casi una década después, cuenta con una docena de hidroaviones que transportan pasajeros y correo entre varias ciudades de Colombia. Con las rutas hacia el norte cerradas por la política norteamericana de apoyo a sus propias aerolíneas, la Colombo Alemana ha vuelto sus ojos hacia el sur. Ese es el motivo del vuelo que partió de Barranquilla el domingo 10 de junio y, tras una escala en Cartagena, despegó desde Buenaventura el martes, a las seis y cuarenta y cinco minutos de la mañana y realizó dos cortas escalas, para abastecerse de combustible en Tumaco, a las nueve y veinticinco de la mañana, y en Bahía de Caráquez a la una y cinco de la tarde; Hermann Kuehl, quien llegó a Colombia en 1921 para crear la sección de aerofotografía, viaja con el encargo de negociar un contrato con el gobierno ecuatoriano, que permita extender las operaciones de la SCADTA hasta Guayaquil, eslabón indispensable en la proyectada ruta del Pacífico.

Herbert Boy aprendió a volar en la Primera Guerra Mundial y llegó a Colombia en febrero de 1924, invitado por quien fue su jefe de escuadrilla, Helmuth von Krohn, uno de los primeros pilotos contratados por la SCADTA. Al mando del Atlántico, que es el nombre con el que el 12 de abril de 1928 había sido bautizado el Junker F-13, Boy recorre por primera vez una ruta que será su itinerario habitual durante los próximos meses; lleva con él una valija de correo, con cartas despachadas desde Barranquilla y Buenaventura, y marcadas con un sello que los identifica como parte del primer correo aéreo internacional entre Colombia y el Ecuador.

Herbert Boy, izquierda, y Hermann Kuehl
A las cuatro de la tarde el Atlántico llega a Guayaquil, donde una multitud de curiosos lo ve acuatizar cerca del Muelle Fiscal. Los cónsules Spatz, de Alemania, y Navas Prada, de Colombia, acompañados por Gustavo Chanange, quien actúa como representante de la SCADTA en Ecuador, se dirigen en lanchas para recibir a los viajeros, mientras tras algunas dificultades se logra amarrar el hidroavión junto a la isla Santay.

Una visita al Gobernador de la provincia, José Darío Moral, el despacho de un telegrama de saludo al Presidente de la República, Isidro Ayora, y un homenaje organizado por el cónsul colombiano en el Club La Unión, son las primeras actividades de los visitantes alemanes en Guayaquil. Luego se retiran, el piloto y el mecánico al Hotel Europa y Kuehl a la casa de Chanange, donde se hospedan.

El Atlántico es la atracción de la semana en Guayaquil; acudir al malecón para mirar el aparato que flota en el río, se convierte en paseo obligado de los curiosos, que esperan además ser testigos de los vuelos de demostración para los que, según se sabe, se ha etado invitando a diversas personalidades. De hecho, Hermann Kuehl pasa el miércoles en visitas de relaciones públicas, para cumplir su misión y regresar a Colombia con un contrato en la mano; un almuerzo que ese día ofrece a los visitantes Pedro Aspiazu, delegado de la Liga Internacional de Aviadores en el Ecuador, es el antecedente de un vuelo sobre Guayaquil en el que Gustavo Chanange viaja como pasajero, y que sirve para ubicar un mejor sitio para el amarre de la nave, frente a la hacienda de Carlos A. Rolando.

El jueves, grupos de escolares guayaquileños visitan el Atlántico, que vuela varias veces sobre la ciudad llevando como invitados a periodistas, autoridades locales y amigos de la SCADTA; en el último vuelo viajan el Gobernador de la provincia y el Cónsul colombiano, acompañados por sus esposas y por la esposa de Gustavo Chanange. La prensa destoca la "cultura y pericia" de los tripulantes e informa que, en uno de los vuelos, realiza un acuatizaje a motor parado, muy elogiado por los presentes. En la tarde, Herbert Boy hace un viaje hacia el sur, para sobrevolar la provincia de El Oro, limítrofe con el Perú, pasando sobre las poblaciones de Machala, Santa Rosa y Zarumilla; viajan con él el comandante José Gómezjurado, Comandante de la Zona Militar y Juan Francisco Anda, Director General de la Armada.


Sobre despachado desde Barranquilla el 10 de junio de 1928, y transportado en el primer vuelo de la SCADTA hacia Guayaquil

Al día siguiente la prensa publica las vistas aéreas de Guayaquil, tomadas en los vuelos del día anterior, y Boy conoce el campo de aviación El Cóndor, cerca de Guayaquil; el resto del día lo pasará en los preparativos del vuelo de regreso, previsto para el sábado 16 de junio.

Para completar la operación de relaciones públicas y mostrar las bondades del servicio aéreo, la SCADTA ofrece transportar una valija de correo en el viaje de regreso. Ya se ha visto que una carta despachada en Barranquilla un domingo, puede estar el martes en Guayaquil, pero es necesario que ésto se difunda y que la gente puede experimentar por sí misma la rapidez de la comunicación aérea. El interés propagandístico de la línea aérea coincide con con el del correo ecuatoriano, que quiere aprovechar el viaje del Atlántico para hacer un despacho de correspondencia; el jueves, las pizarras de la administración postal de Guayaquil anuncia que se recibirá correo para Barranquilla y Buenaventura y el viernes el aviso se publica en los diarios de la ciudad y fija las seis de la tarde de ese día como la hora de cierre de la valija.

Según la prensa, el anuncia despierta entusiasmo en la ciudad y la oficina de correos se llena de personas interesadas en utilizar el novedoso servicio. En Quito, el Administrador General de Correos, quien tenía interés en hacer un despacho desde la capital, ve que el tiempo le viene corto y que la correspondencia enviada por ferrocarril no alcanzará a llegar hasta el sábado 16. Dispone, sin embargo, que las cartas que viajen en el Atlántico sean marcadas con un sello que las identifique como transportadas por el primer correo aéreo internacional; a este sello oficial se sumará otro, preparado por la SCADTA, similar al utilizado en las cartas que se transportaron hasta Guayaquil.

Sobre transportado en el primer vuelo de la SCADTA desde Guayaquil, el 16 de junio de 1928. Sobre la estampilla, el sello
oficial del correo ecuatoriana; en la esquina inferior izquierda el sello de la SCADTA y, sobre él, el sello OFL que
identifica la correspondencia oficial de la línea aérea

La correspondencia recibida en la administración de correos se empacó en tres sacas. Dos se entregaron en el Atlántico, pero la tercera llegó cuando el avión había despegado, pasadas las ocho de la mañana del sábado 16 de junio. Mientras las cartas transportadas por la SCADTA estuvieron en Buenaventura ese mismo día, y en Barranquilla el domingo, las que estaban en la tercera saca viajaron por vía marítima y llegaron a su destino en los últimos días del mes.

Herbert Boy y el mecánico Wahl son los únicos ocupantes del Atlántico en el viaje de regreso. En Guayaquil queda Hermann Kuehl, preparando su viaje a Quito, para negociar el contrato que permita a la SCADTA extender sus servicios hacia el sur.

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