miércoles, 9 de mayo de 2018

ECUADOR, FALSIFICACIONES AEROFILATÉLICAS (IX): SCADTA, LA 50 Cts.

Italo Bongiovanni

Aquí entramos en otro capítulo verdaderamente triste de la historia filatélica de SCADTA, que justifica la palabra tragedia.
   
Habría sido, la de SCADTA, una historia maravillosa, si no hubiese encontrado una mano, mejor una mente delictuosa tan eficaz. Veamos los eventos.
    
Al fin del año 1930 SCADTA terminó su actividad comercial en Ecuador y cerró todas sus oficinas. Se puede imaginar que cada una de estas oficinas tuvo que enviar a la oficina central de Barranquilla una caja conteniendo los sellos sobrantes, los matasellos y los resúmenes administrativos y se puede imaginar que en las oficinas menores sobraron todavía sellos de la primera emisión, la PROVISIONAL. Esta hipótesis no es el punto central, lo cierto es que, mientras la parte administrativa fue recibida con el lógico interés, sellos y matasellos fueron abandonados en algún lugar con la intención de destruir todo.  Era un fastidio y un costo adicional y posiblemente fueron olvidados. ¿Fue así? Considerando lo que pasó después, es posible y probable y, de otro lado, era material sin importancia relacionado con una actividad cerrada. No tenía ningún valor, excepto para los filatelistas.
  
En los decenios que siguieron al cierre de SCADTA en Ecuador, salieron a la venta cantidades impresionantes del 50Cts. Una venta continua y metódica de sellos nuevos que ha incluido remates nacionales e internacionales por más de medio siglo. El mundo se ha llenado de 50Cts, a pesar que los sellos nuevos, según lo conocido, debían ser alrededor de 150. Pero solo en Ecuador hay, al día de hoy, el doble en ejemplares singulares y en bloques de cuatro. Un fialtelista de Quito encontró siete en una colección comprada en Grecia, otro declaró haber tenido a nueve antes de empezar a venderlos.
   
Hay que abrir los ojos, porque nos están vendiendo rarezas que no son tales. Al inicio de los años treinta el 50Cts costaba los  dos mil dólares actuales; en el año 2.000 bajó a alrededor de mil y hoy nadie lo compra por 250.

¿Y los 50Cts usados? Deberían ser los pocos que se despegaron de algunos sobres por humedad, más algunos pocos usados legítimamente en los últimos meses del año 1928 para franquear correspondencia.
   
Pero ahora que el mercado no absorbe más 50Cts nuevos, tampoco a precios de liquidación, empiezan a aparecer sellos usados. Es convencimiento mío que en 1928, ningún filatelista habría pedido una obliteración de favor de un bloque de cuatro del 50Cts, ya que al tiempo se coleccionaban sellos nuevos. Pero es de estos meses la aparición de un bloque de cuatro del 50Cts, perfecto, como nuevo, con obliteración central de favor. El bloque es auténtico, la obliteración legitima, pero ¿cómo es posible todo esto si la venta duró una hora y la cantidad total de sellos nuevos no llegó a 150 ejemplares?
  
La respuesta es dramática porque significa que podrán continuar a aparecer sellos auténticos de cualquier valor, nuevos y usados con cualquier fecha, lo que transformará el material filatélico de nuestras colecciones en chatarra.

Consideren también que en aquel tiempo los filatélicos eran tan pocos que nadie coleccionó hojas.

¿De dónde salen los de hoy?

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