sábado, 4 de mayo de 2019

LAS CARTAS DEL IMPERIO ESPAÑOL EN EL ARCHIVO DE INDIAS

A partir del 17 de mayo de 2019, el Archivo General de Indias (AGI) albergará la  exposición “La carta en el camino”, en la que se podrán ver alrededor de doscientos documentos de la historia postal hispanoamericana.

A propósito de esa exposición, publicamos el texto que, para presentarla, escribió el Archivero del Archivo General de Indias, Manuel Álvarez Casado. En una próxima entrega incluiremos un texto que, con el mismo propósito, preparó otro responsable de la exposición, Eugenio de Quesada.

Manuel Álvarez Casado

EXPOSICIÓN "LA CARTA EN EL CAMINO"

La carta en el Imperio Español en el Archivo de Indias 



Manuel Álvarez Casado

Comisario de "La carta en el camino"
y archivero del Archivo General de Indias

Querido amigo, querida amiga:

Espero que al momento de leer la presente, te encuentres bien y con salud. Si no fuera así, también deseo que estas líneas te ayuden a hallar un momento de tranquilidad y disfrute a través del contenido de esta obra.

Te escribo esta carta para que sepas y conozcas cuál ha sido nuestra intención al hacer una exposición sobre correo y correspondencia, hoy, que tan difícil es recibir una carta y más aún escrita a mano, y cuando los nuevos sistemas de comunicación y mensajería hacen que se puedan recibir de manera inmediata escritos, documentos o grabaciones de voz a cualquier parte del mundo, salvando distancias que antaño necesitarían meses o incluso años.

No sé si habrás leído en alguna ocasión la siguiente definición: Papel escrito y cerrado con oblea o lacre, que se envía de una parte a otra para incluir en él el negócio, o matéria sobre que se quiere tratar, y que vaya secreto. Dividese en vários géneros, que se diferencian en los epithetos: como Carta de favor, de recomendación, de aviso, &c. Viene del Latino Charta, que significa la piel o corteza de árbol, en que antes se escribía; y si bien por esso parece se debía escribir con h, el uso común está en contrário.

Retrato de Salvador de Muro y Salazar, marqués de Someruelos. Obra de Vicente Escobar. Primer tercio del siglo XIX. Óleo sobre lienzo; 91 x 73 cm.
Cuarto lienzo de la serie de retratos del Palacio de Gobierno de La Habana, Someruelos viste uniforme de teniente general, mostrando un pliego a él dirigido con el detalle que la marca prefilatélica estampada en el sobrescrito es inexistente, pues nunca hubo una marca exclusivamente de la ciudad hispalense con esa morfología


Quién haya trabajado en los fondos de un archivo histórico, sin duda reconocerá en muchos documentos esta definición que el Diccionario de autoridades consagraba a la carta. De este mismo modo, en el mencionado Diccionario el correo era el encargado de llevar y traer cartas de una parte a otra. Carta y correo vienen unidos, como la corteza a la savia del árbol.

El célebre polígrafo asidonense Mariano Pardo de Figueroa, el Doctor Thebussem, a quien tanto debe la historia postal, puso en boca de Castro y Serrano una hermosa sentencia, la cual compartimos: “El estudio del Correo, es un estudio indirecto de la civilización”.

Sin embargo, en numerosas ocasiones no ha existido, y utilizamos el término con toda la intención, correspondencia entre el estudio de la carta y la del correo, pues el contenido ha prevalecido frente a elementos que también figuran en el documento: cómo y quién la llevó, cuánto tardó en llegar o cuánto se pagó para que se recibiera la misiva.

Perdido su origen en la Antigüedad, la carta es un fiel retrato no solo de quien la escribe, sino de su propia época. Los trazos de la tinta han pintado retratos de aquellos a los que no llegó la fotografía o que incluso no fueron dibujados o pintados fidedignamente. Como si la energía o debilidad, claridad o confusión, o el esmero o descuido con la que la pluma navegaba por el papel nos ofreciera un espejo tan auténtico como la mejor de las imágenes.

Si la carta aportaba información, el correo hacía que ésta llegara. Parece lógico pues, pensar, que en una institución como el Archivo General de Indias, que conserva los fondos de las instituciones metropolitanas más importantes para el gobierno y la administración de Ultramar, puedan localizarse entre su documentación no solo correspondencia, sino también información sobre el modo de conducirla a ambos lados del océano.

Tras la creación del oficio de Correo Mayor de Indias en la persona de Lorenzo Galíndez de Carvajal en 1514, se asistía al segundo gran periodo de la historia de las comunicaciones postales americanas con la promulgación del Reglamento provisional del Correo Marítimo de España y sus Indias Occidentales el 24 de agosto de 1764, apenas dos décadas antes de la creación del Archivo General de Indias. Para el Archivo, también traerá consecuencias importantes, pues si para la primera época hay que localizar las noticias y disposiciones sobre estos asuntos en la documentación del Consejo, de la Casa de la Contratación y los Consulados, para esta segunda etapa que surgía casi contemporánea a la creación de este repositorio, se cuenta con el importante fondo documental de la Dirección General de Correos.

Esta documentación ingresó en el centro el año 1864, remitida desde Madrid por el  recién creado Ministerio de Ultramar. Dicho Ministerio había sido erigido un año antes para la administración de estos territorios y acabar con las vacilaciones en la adjudicación de las competencias sobre aquellos dominios que hubo desde que se creara en 1812 la Secretaría de Estado y del Despacho de la Gobernación de Ultramar. En los sótanos del Ministerio de Gobernación se encontraban casi medio millar de legajos que al no encontrarle ya vigencia administrativa, se dispuso que fueran remitidos hasta Sevilla, donde llegaron el día 20 de septiembre de dicho año 1864.

Al igual que la historia del propio sistema de comunicación, también pueden rastrearse varias fases en la organización y trabajo del propio fondo documental en el Archivo. Cuando llegó la documentación a Sevilla, vino acompañada de un índice realizado por el oficial del Ministerio de Ultramar Manuel Alcalá y Florán, de veinte folios, que reproducía la descripción existente en la cartela de los legajos. También llegó otro índice, mucho más extenso, que como bien apuntó el archivero Antonio J. López Gutiérrez, jefe de la sección en 1996, se trata más bien de un inventario de toda la documentación remitida.

Dos guardas, uno a caballo y otro de a pie de los oficiales destinados al resguardo de Rentas Reales en La Habana,
entregándose un pliego del Real Servicio. La Habana, 1830. MP-Uniformes,43bis

En la guía del archivo de José Torre Revello, publicada en 1929, se reproduce con inexactitudes el índice de Alcalá y Florán, como anotó en su guía del visitante José de la Peña y Cámara en 1958. En el trabajo de Torre Revello apenas si se consignan datos sobre la sección, salvo la fecha de procedencia y el número de legajos, mientras que en la realizada casi un siglo después de la llegada de los papeles, de la Peña indicaba como se el carácter y contenido de la octava sección del Archivo respondía al “que deja conocer el nombre, pero es de tener en cuenta que en su gran mayoría se refieren estos papeles a correos marítimos. La investigación ha sido escasísima”.

Como puede verse, en casi un siglo no se había avanzado en la descripción de la documentación de la sección de Correos. Durante la dirección de Rosario Parra se realizó un inventario mecanografiado que corregía los defectos del de remisión y sería ya a principios de los años ochenta del pasado siglo, cuando por parte de la archivera Antonia Heredia Herrera, se comenzó a trabajar en la revisión de las descripciones de esta sección y su reinstalación, realizando un estudio mucho más profundo sobre este fondo y las posibilidades existentes para la investigación.

En 1988 el citado Antonio J. López Gutiérrez, al incorporarse al Archivo, recibe el encargo de revisar la organización del fondo y acometer una nueva descripción del mismo, tarea que realizó junto a sus compañeras Magdalena Canellas Anoz, María Belén López García y Ana Hernández Callejas.

El año 1996, durante la dirección de Pedro González, supuso otro hito importante para la difusión de la documentación de la documentación de Correos. Por una parte, se publicó con motivo de la celebración en Sevilla de Espamer-96 y gracias a la Dirección General de Correos y Telégrafos, el inventario de la sección, de casi ochocientas páginas, que supuso un notable avance para el conocimiento por parte de los investigadores y usuarios del Archivo de la documentación existente en la misma y que hoy se puede consultar en la web a través del Portal de Archivos Españoles PARES (https://pares.mecd.gob.es), como antes en el propio centro con el programa Archidoc.

Con el mismo motivo, se celebró una importante exposición documental en el propio Archivo titulada “El correo español en América” con dos importantes estudios de José Manuel López Bernal y del propio Antonio López y una cuidada selección de casi ochenta documentos realizada por María Antonia Colomar Albajar.

En estas dos décadas ha aumentado exponencialmente el interés y la consulta de esta sección, donde no se encuentran únicamente datos importantes para el estudio de los correos, sino también, como indicó Antonia Heredia respecto a la serie de correspondencia conservada, “la historia de la administración, su funcionamiento, sus aranceles y los aspectos mercantiles íntimamente relacionados con los correos pueden seguirse paso a paso a través de esta correspondencia que a su vez nos da noticias interesantes de los acontecimientos del momento y de la participación en ellos del personal de la Administración”.

Es difícil saber cuál sería la carta que cada uno de nosotros le escribiría al Archivo General de Indias. Algunas vendrían sin dudas precedidas de un respetuoso tratamiento, entre el sometimiento a su incontestable arsenal de información y el miedo a sumergirse en el océano de datos que suministran sus documentos. Otras, con el agradecimiento de quién encontró en sus fondos la respuesta a sus preguntas, los datos que necesitaban, la paz no reñida de emoción que sentía cuando en la sala de lectura abría con contenida inquietud un legajo en el que sabía, o no, que podía contener las contestaciones a tantas tesis o incluso nuevas preguntas de su investigación.

También las habría llenas de reproches, con la amargura de quien no encontró esas respuestas o solo encontró el silencio cuando pensaba que sería simple y fácil conquistar la cima de la montaña de legajos.

Otras, de añoranza o nostalgia por tardar más de lo deseado la vuelta a subir por las escaleras de la Casa Lonja y pasear por las galerías donde antaño estaban los depósitos de documentos, los más bellos del mundo, y hoy se ven exposiciones como la que visitas, siquiera sea mediante este catálogo. O por las más modernas del edificio de la Cilla, donde hoy se investiga y se cruzan cientos de investigadores de todas las partes del mundo.

Escudo de los correos mayores de Indias que
figura en el libro Rasgo genealógico y eoítome de
las Glorias, Antigüedad y Servicios de la gran Casa
de Carvajal. Libro; vitela; 31 x 21 x 3,5 cm.
Archivo Histórico de la Nobleza. Santa Cruz, Libro 132

Algunas, seguro, con el desconocimiento de lo que es, no solo el Archivo General de Indias o su historia, o el edificio que lo alberga, sino incluso sobre lo que es un archivo. Si ese fuera tu caso y este catálogo llega a tus manos, espero que con esta exposición, conozcas parte de algo que es tuyo también y que nos afanamos por difundir y por cuidar.

Pero has de saber, que también hay enamorados del Archivo, y enamorados con locura. Un amor fruto de la constante presencia, del trabajo por poner al servicio de la sociedad el gran tesoro patrimonial que se conserva en sus casi nueve kilómetros de documentación. Hay vidas y carreras profesionales que no se entienden sin esta institución singular e incluso, visitantes que se emocionan cuando cruzan por vez primera sus puertas.

La celebración de esta muestra fue prevista para finales de octubre del pasado año, con motivo de la celebración de la Exfilna 2018, que tuvo como una de sus sedes al Archivo. Diversas circunstancias aconsejaron retrasar la exposición y, aunque no pudo coincidir con este importante certamen filatélico, sí ha permitido ampliar y mejorar incluso el proyecto originario. Esto, al mismo tiempo, nos dio la oportunidad de conocer y trabajar con personas como Miguel Ángel García y Juan Panés, presidente y administrador de FESOFI, con los que aprendí y disfruté de todos los actos que se realizaron en esos días.

También allí pude conocer a Jesús Sitjà, actual presidente de la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal y uno de los máximos conocedores del correo americano en la Edad Moderna. Su ayuda, al igual que la de otros académicos como José Manuel López Bernal o David González Corchado, son acreedores del mayor de mis reconocimientos por cuanto han sabido orientarme con sus consejos y sugerencias por el no siempre fácil mundo de la historia del Correo. Jesús Sitjà, además, ha contribuido con algunas piezas de su excepcional colección, que enriquecen especialmente la muestra.

María Victoria Crespo nos guió por el maravilloso Museo Postal y Telegráfico del que es su directora y que cualquier amante o persona con simple curiosidad por el mundo de la comunicación debería conocer.

Modesto Fraguas, director de Filatelia de Correos, ha conseguido con sensibilidad y generosidad financiar la impresión de este libro, gracias a lo cual perdurará para todos el recuerdo de la celebración de una exposición en la que Correos ha estado muy presente.

Gracias a esta circunstancia ha sido posible también incorporar los documentos del archivo de los marqueses de Santa Cruz, que recientemente han ingresado en comodato en el Archivo Histórico de la Nobleza de Toledo, dependiente de la Subdirección General de los Archivos Estatales. Uno de los fondos que integran este Archivo es el de los duques de San Carlos, que como condes de Castillejo, conservan documentos de singular importancia y simbolismo para el estudio del correo americano, cuya puesta a disposición de los investigadores en este magnífico Archivo abrirá las puertas a buen seguro de interesantes investigaciones sobre la historia postal. A don Álvaro Fernández-Villaverde y Silva, duque de San Carlos y a la directora del Archivo, Aránzazu Lafuente Urién, nuestra gratitud más sincera.

Pero si alguien es acreedor de un “sobreporte” en su carta de agradecimiento, es el académico Eugenio de Quesada, director de “EL ECO Filatélico y Numismático”, quien no solo ha prestado a la exposición su extraordinaria colección de cartas con Chasquis, sino que ha ayudado a abrir puertas, implicar a instituciones, e impulsar y hacer que este catálogo llegue, a golpe de matacaballo, con la cuidada edición que tienes ahora entre tus manos. Su colaboración y apoyo, para quien esto escribe, ha sido inolvidable.

Si algún fallo tiene esta exposición, se los puedes achacar al autor de estas letras. Pero querría que conocieras también a aquellos que sin cuya ayuda no habría sido posible hacerla y cuyo trabajo no siempre es visible. Aquellos que desde el Archivo y la Subdirección General de los Archivos Estatales han guiado los expedientes económicos para que llegasen los recursos suficientes para su montaje, o han digitalizado o restaurado los documentos que figuran en la exposición. O aquellos que gestionan las visitas a la misma o quienes los han transportado o los vigilan, pues a todos ellos les debo el mayor de mis agradecimientos.

Y por supuesto, a todos mis compañeros que desde su trabajo en el servicio a los usuarios, a la difusión, a la conservación y a la descripción y normalización de los fondos documentales y a la propia gestión de la institución, son el mejor ejemplo y auxilio para el conocimiento de esta documentación y la mayor de las ayudas que he podido encontrar en el tiempo de preparación de esta muestra.

Por último, ya has visto que el título de la exposición responde al de un poema de Pablo Neruda. Creo que expresa de modo muy breve pero muy claro los dos grandes temas que van unidos en la muestra: la correspondencia y el correo.

Otro escritor, el estadounidense John Cheever, dijo que “guardar cartas, es como tratar de preservar besos”.

Espero que conozcas a través de esta exposición la gran historia de amor que se conserva en este Archivo General de Indias.


En Sevilla, en su antigua Casa Lonja, a 17 de mayo de 2019.

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