Fue a fines de los años sesenta del siglo pasado, y como parte de las conocidas como emisiones especulativas, pues se destinaron preferentemente al comercio filatélico y no al servicio postal, que aparecieron las primeras estampillas ecuatorianas dedicadas a la Navidad.
La primera no fue una estampilla navideña propiamente dicha, pues fue parte de la serie conmemorativa del IV Congreso Eucarístico Nacional, que se puso en circulación el 2 de junio de 1967 e incluía seis estampillas y dos hojas recuerdo, todas con motivos religiosos.
Para ilustrar el sello de sesenta centavos de sucre, se escogió un fragmento de La Adoración de los Reyes, cuadro pintado a inicios del siglo XIX por el artista quiteño Bernardo Rodríguez, y que se conserva en la Catedral de Quito. De la estampilla, que existe con dentados 12 y 14, se hicieron 200.000 ejemplares y, posteriormente, se imprimieron 400.000 con obliteraciones preimpresas.
El mismo año 1967, el 29 de diciembre, se emitió la primera serie ecuatoriana dedicada a la Navidad, compuesta por seis estampillas, cinco para el servicio ordinario y una para el aéreo, con valores faciales de diez centavos (dos estampillas), cuarenta, cincuenta y sesenta centavos y dos sucres con cincuenta centavos.
Las dos estampillas de diez centavos muestran imágenes fotográficas del tradicional Pase del Niño, de la ciudad de Cuenca, mientras que las otras se ilustran con motivos navideños elaborados por el pintor ecuatoriano Eduardo Kingman. De cada sello se imprimieron un millón de ejemplares, salvo en el caso del de dos sucres con cincuenta centavos, del que se hicieron únicamente veintidós mil. Existen también reimpresiones preobliteradas.
Tanto las estampillas conmemorativas del Congreso Eucarístico, como las de la serie de Navidad, fueron impresas por De la Rue, de Colombia.
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