Las noticias del 9 de octubre de 1820 y del establecimiento de la Provincia Libre de Guayaquil, llegaron a Cuenca y animaron a actuar a los grupos favorables a la independencia. El 3 de noviembre, el teniente Tomás Ordóñez encabezó un pequeño grupo de ocho personas que desarmó a la guardia militar durante la lectura de un bando, en una esquina de la ciudad.
Reunidos en la plaza de San Sebastián, acompañados ya por un numeroso grupo de vecinos, proclamaron la independencia y se enfrentaron a la guarnición militar. Los amotinados resistieron hasta el día siguiente y, gracias a los refuerzos comandados por el cura de Chuquipata, Javier Loyola, lograron rendir a las tropas españolas.
El 5 de noviembre, en la misa de acción de gracias celebrada en la Catedral, se juró la independencia y el día 15, con la presencia de los representantes de los pueblos de la provincia, se reunió el Consejo de la Sanción que aprobó la Constitución de la República de Cuenca, el denominado Plan de Gobierno, y proclamó que "Cuenca es y será para siempre una Provincia libre e independiente de toda potencia o autoridad extraña".
La república cuencana tuvo vida efímera. El 20 de diciembre de 1820 el ejército real vence a los republicanos en la batalla de Verdeloma y Cuenca vuelve a ser parte del gobierno español hasta que el ejército al mando de Antonio José de Sucre, ocupa la ciudad el 21 de febrero de 1822.
En el poco más de un mes que duró el primer gobierno republicano en Cuenca, las nuevas autoridades adoptaron un sello para la República: un óvalo dentro del cual está un indio en pie, con una lanza clavada en tierra y señalando una estrella con su mano izquierda dirigida al cielo.
Es este sello el que aparece en el recibo de pago de tributos que aquí presentamos, y que pertenece a la colección de Miguel Díaz Cueva.
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