Los filatelistas vivimos alrededor de un mundo que ya no existe: el de las cartas escritas, desplazadas por los instantáneos mensajes informáticos. El correo, lo sabemos, siguen existiendo y el servicio postal no ha dejado de tener la utilidad que tuvo desde sus comienzos; pero ya no es parte de la vida cotidiana de cualquier ciudadano, y personas hay que jamás han enviado una carta por correo.
A esto se refiere un interesante reportaje publicado el 24 de junio de 2018 por uno de los diarios más importantes del Uruguay, El País, de Montevideo, que les invitamos a leer completo pulsando AQUÍ.
Renzo Rossello es el autor de este trabajo que empieza por constatar que "el de las cartas va por el camino de un arte en vías de extinción". Con el correo electrónico, dice, "las cartas manuscritas comenzaron a dejar de tener sentido. Se podía escribir prácticamente lo mismo y esperar que el destinatario lo recibiera en pocos minutos, cuando el correo físico podía demorar entre uno y ocho días en llegar, teniendo en cuenta el punto de destino".
Walter Britz, izquierda, y Julio Sánchez Padilla, cuyas opiniones se recogen en un interesante reportaje sobre el correo publicado en la prensa uruguaya |
Cuenta, sin embargo, la historia de personas que siguen confiando sus conversaciones a la carta escrita en papel y enviada en un sobre. Julio Sánchez Padilla, comunicador y empresario de 86 años, es uno de ellos; la carta, dice, es un documento que, a diferencia de otros instrumentos de comunicación, compromete tanto a quien la envía como a quien la recibe.
Laura Pouso, dramaturga, traductora y docente de 45 años, adquirió la costumbre de escribir cartas en su estancia europea, y la conserva hasta ahora. Es la mejor forma de comunicarse, dice, cuando se tiene algo importante que decir.
El reportaje se refiere también a la importancia que adquieren las cartas como documentos históricos, testimonio de épocas, vidas y momentos; hay en ellas todo tipo de información, dice la historiadora Ana Ribeiro. "Por carta, dice, le contó Julio Herrera a su eterna novia, Elisa Maturana, cómo eran los días de la guerra del Paraguay y por carta le respondió ella, cómo pasaba sus días en la casona del Prado. Por carta le contó Fructuoso Rivera sus mil avatares a su esposa Bernardina y por carta le respondió ella dándole detalles de la vida política y familiar, enviándolas a la más extraña dirección, porque él y sus tropas se movían sin cesar en el territorio: donde se halle",
"El servicio postal continúa siendo eficaz y puntual", dice el reportaje refiriéndose al Uruguay. Qué pena que en el Ecuador no ocurra lo mismo |
Y aquí es donde entra la mirada del filatelista. Las cartas siguen existiendo, dice nuestro amigo Walter Britz, premiado expositor y destacado especialista en historia postal, aunque el soporte haya cambiado y la forma de enviarlas sea otra. Sobre la importancia de estos documentos para conocer el pasado, y con referencia a la época artiguista, cuenta lo siguiente:
"En esa época la comunicación militar era tan importante a través de las cartas, que muchas veces los ejércitos tenían franquicias y entonces su correspondencia se enviaba sin costo alguno. Es muy interesante estudiar estos envíos durante períodos de guerras y ocupaciones. Por ejemplo, hay una carta escrita en la época de la Provincia Cisplatina, enviada por José Artigas desde Purificación a Buenos Aires en 1817, cuando en ese momento el Correo era administrado por los portugueses. Indudablemente esa carta fue llevada por las fuerzas leales al ejército artíguense en un "correo paralelo" y no por el Correo instalado en Montevideo y otras zonas del interior. En dicha carta, Artigas muestra su preocupación por sus tropas y la provisión de recursos y otras cuestiones comerciales".
Otras opiniones, datos históricos, ejemplos y anécdotas ilustran este interesante reportaje que invitamos a leer a todos nuestros amigos, pulsando el enlace que hemos puesto al inicio de esta nota.
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