El sello impreso en
las cartas transportadas por la posta a caballo,
el 27 de agosto de 1933. Abajo el emblema de diario El Telégrafo
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En agosto de 1933, diario El
Telégrafo y el Círculo Hípico Campirano organizaron un recorrido a caballo por
varias localidades de las provincias de Guayas y Los Ríos. Los integrantes del
Círculo Hípico partieron a las cinco de la mañana del domingo 27 de agosto,
desde las oficinas de El Telégrafo, en 10 de Agosto y Boyacá, llevando en sus
alforjas la edición dominical del periódico.
La ocasión sirvió, además, para
transportar correspondencia desde Guayaquil hasta los lugares visitados por los
jinetes. Según la información de la prensa de esos días, se transportaron a
caballo catorce paquetes de valija con más de trescientas cartas sencillas para
Daule, Catarama, Ricaurte, Palermo, Buena Fe, Pijio, La Victoria, Jujan,
Babahoyo, Samborondón, Providencia, Yaguachi, Boliche, Baba, Guare de Baba, La
Bocana, Salitre, Dos Esteros y Vinces.
La correspondencia se recibió en las
oficinas del periódico hasta las seis de la tarde del 26 de agosto; las cartas
llevaban la estampilla correspondiente y fueron canceladas con matasellos de
esa fecha. Se agregó, además, en toda la correspondencia, un sello impreso que
indicaba que la carta había sido transportada por la posta a caballo. Era una
inscripción en tres líneas horizontales con la leyenda "CIRCULO HIPICO
CAMPIRANO / PRIMER CORREO DE POSTAS / A CABALLO .- AGT. 27 1933"; debajo
del texto aparecía el logotipo del diario El Telégrafo: una T y una E
pegadas dentro de un círculo.
Según la información que aparece en
El Telégrafo el 27 de agosto de 1933, "el correo con las numerosas cartas
depositadas por los filatélicos durante el día de ayer .... tendrá...,
además de la anulación oficial hecha con sobra de magnífica voluntad por el
señor Breihl, Administrador de Correos de Guayaquil, un distintivo puesto por
El Telégrafo, a fin de que, al transcurrir los años, tengan el valor que esos
sellos de correos y sobres merecen".
El periódico organizador informó
ampliamente sobre la posta a caballo que, al parecer, despertó mucha
expectación en los sitios por donde pasó.
La ruta de la posta
a caballo, en un gráfico publicado por El Telégrafo en agosto de 1933
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Hoy, los lugares a los que la posta transportó correspondencia están, en muchos
casos, a pocos minutos de Guayaquil o, incluso, forman parte de la ciudad. En
los años treinta, sin embargo, era una travesía hacia sitios alejados que
inspiró al cronista de El Telégrafo textos como el siguiente: "Saldrán
como viejos centauros y conquistarán los caminos, los ríos caudalosos, los
cacotales seculares, lo laberintos de la selva y llegarán, en un solo día a las
más apartadas regiones con el afán de dar una clarísima demostración de lo que
pueden los hombres y los animales de nuestro exuberante trópico".
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