Juan Pablo Aguilar Andrade
actualidadfilatelica@gmail.com
Las estampillas de sobretasa son, con pocas excepciones, comunes y de poco valor y se encuentran
sin dificultad incluso en paquetes de sellos para principiantes; no hay
coleccionista de estampillas ecuatorianas que no haya tenido en sus manos las
que llevan las leyendas “Casa de Correos”, “Postal Adicional”, “Seguro Social
del Campesino” o “Timbre Escolar”, y es casi imposible que un lote de sellos
ecuatorianos no incluya, por ejemplo, la estampilla roja con el mapa del
Ecuador, los sellos verde y café con la alegoría de correos y telégrafos o el
timbre rosa con un niño que muestra un cuaderno desde su pupitre; esto sin
contar los varios resellos sobre el timbre rectangular, tipo faja, de color
rojo, originalmente destinado al pago del impuesto al tabaco manufacturado para
el ferrocarril de Puerto Bolívar.
Sin embargo, pese a que nos encontramos
ante piezas familiares para cualquier coleccionista interesado en la filatelia
ecuatoriana, o tal vez precisamente por eso, las estampillas de sobretasa son, en realidad, unos perfectos desconocidos.
Si bien hay una idea general del propósito
de estos sellos (financiar fondos especiales para construir obras o actividades
estatales), se desconocen las diferencias entre unos y otros, los usos que
tenían y los períodos en que se emplearon, la forma en que incidían en las
tarifas postales e, inclusive, en buena parte de los casos, sus tirajes; el
desconocimiento llega al punto de no tener en claro ni siquiera el carácter
fiscal o postal de muchos de estos sellos.
La literatura filatélica en relación con el
tema es prácticamente nula; apenas algunas referencias en textos generales, con
no pocos errores propios de la distancia y de la falta de documentación, como ocurre con el Manual de Kohl, algunos artículos sueltos en “El Coleccionista Ecuatoriano” y en “El
Filatelista Guayaquileño”, fundamentalmente en relación con la sobretasa para
el camino de Loja a Zamora , dos artículos de Roberto Leví-Castillo (ROLECAS), en su
columna de diario “El Telégrafo” de Guayaquil (1959 y 1960) y unas notas de Robert D’Elia (1983) que, pese a su carácter preliminar, son el único intento que ha habido
de abordar el tema en su conjunto.
El mejor reflejo del desconocimiento
existente en relación con las sobretasas son los
catálogos, que no dan a estos sellos un tratamiento uniforme y están plagados
de vacíos y múltiples confusiones.
En lo que tiene que ver con los
catálogos universales (Scott, Michel e Yvert), todos tienen en común un acierto
y un error, este último tenido hasta ahora como verdad indiscutida.
El primero es la exclusión de las
estampillas provisional y definitiva “Ferrocarril de Puerto Bolívar”, que
siendo solo fiscales, han sido reconocidos como postales por el Álbum del Banco
Central del Ecuador y el catálogo de Olvier Bertossa.
El segundo es mantener la idea
equivocada, de que los timbres “Casa de Correos” y “Casa de Correos y
Telégrafos de Guayaquil” de veinte centavos son postales, pese a quetienen un carácter indudablemente fiscal.
El catálogo Scott, que es un catálogo
bastante completo y ordenado en relación con este tema, incluye las
sobretasas en la sección “Postal Tax Stamps”
(Impuestos Postales), pero sigue sin reconocer la segunda tirada del sello
definitivo de un centavo, color oliva, “Casa de Correos”, el resello “Casa
de Correos” sobre el timbre dentado de un centavo color rojo “Impuesto al
Tabaco Manufacturado – Ferrocarril de Puerto Bolívar” (16) y el sello de sobretasa “Camino de Loja
a Zamora”.
Michel es un catálogo mucho más
completo, pues en la sección “Zwangszuschlagsmarken”
(Sobretasas) solo le falta incluir la segunda tirada del centavo oliva “Casa de
Correos”.
A diferencia de los anteriores, el
catálogo Yvert contiene una clasificación completamente desordenada. En el
capítulo “Timbres de Bienfaisance” (Sellos de Beneficencia), incluye varias
sobretasas, a partir del primer sello provisional “Seguro Social del
Campesino”, de 1936, y clasifica en el mismo grupo a la serie Hospital Méndez, cuya naturaleza es diferente.
En esta sección se incluyen algunos de
los sellos de sobretasa “Casa de Correos y Telégrafos de Guayaquil” de veinte
centavos y los definitivos “Casas de Correos y Telégrafos”, pero no el
provisional. Las demás estampillas de las varias sobretasas “Casa de Correos” constan entre las de correo ordinario, lo mismo que los timbres escolares y
turísticos, y los sellos de la sobretasa “Fomento Aerocomunicaciones” en la
sección correspondiente al correo aéreo; también se clasifica como sello de
correo aéreo el resello para la sobretasa “Casa de Correos y Telégrafos de
Guayaquil” de veinte centavos, colocado sobre la estampilla de correo aéreo,
color negro, de la serie conmemorativa del bicentenario de la Misión Geodésica
Francesa, dirigida por La Condamine.
El desconocimiento general en relación
con los sellos de sobretasa es grave, pues pese a
tratarse de estampillas comunes, su importancia para la filatelia ecuatoriana
es indudable. En efecto, en la medida en que se utilizaron por un tiempo
prolongado, es imposible entender las tarifas postales de la primera mitad del
siglo XX sin tener claros los usos y las diversas clases, tanto del timbre
patriótico como de las diversas sobretasas que se utilizaron en el Ecuador.
Una distinción inicial:impuestos y tasas
Las estampillas son un instrumento para
el pago de tributos al Estado. El caso más difundido es el de los sellos
postales, con los que se satisface el costo del servicio de transporte de
correspondencia, pero existen también tributos por la comercialización de
ciertos bienes o la realización de trámites ante la administración, cuyo pago
se comprueba con la fijación de una estampilla en el producto o en el documento
respectivo.
Inicialmente, la filatelia se
preocupaba exclusivamente de los sellos postales e, incluso, de los
telegráficos. Pero las otras estampillas, los denominados sellos o timbres
fiscales, solo recibían atención si se los utilizaba para el franqueo de
correspondencia; el catálogo Yvert, por ejemplo, recoge estas últimas
estampillas en la categoría “fiscales postales”, y ese era también el criterio
del primer catálogo publicado por la Asociación Filatélica Ecuatoriana.
La diferencia entre las estampillas de
correo y los timbres fiscales se entiende con claridad si recurrimos a la
distinción que los abogados hacen entre dos tipos diferentes de tributos: los
impuestos y las tasas.
Son impuestos, dicen, los valores que
se pagan por haberse cumplido una condición legalmente establecida (adquirir
ciertos bienes, tener una renta determinada, ser propietario de inmuebles,
etc.), sin que exista una contraprestación directa por parte del Estado; las
tasas, por su parte, se pagan por la prestación de un servicio público (la
tarifa del agua potable o de la energía eléctrica, por ejemplo).
Según ésto, resulta claro que la estampilla
de correo es un instrumento para el pago de una tasa: la que corresponde satisfacer
por el servicio de transporte de correspondencia; lo mismo puede decirse de la
estampilla telegráfica. Pero cuando la estampilla expresa un valor pagado para
comercializar productos, o para legalizar determinados documentos, no hay un
servicio ni una contraprestación del Estado; solo se ha cumplido un supuesto
que según la ley sirve de antecedente para un pago. Nos encontramos, entonces,
ante un impuesto y la estampilla que sirva para pagarlo no tiene carácter
postal, sino fiscal.
La distinción entre tasas e impuestos está
en la base de la división de la filatelia en dos grandes campos: el postal, que
se refiere al estudio y colección de sellos de correo, y el fiscal, que tiene
como centro de atención los sellos o timbres fiscales (revenue stamps para los
anglosajones).
Como se verá enseguida, las que en el
Ecuador conocemos como sobretasas postales son
estampillas que ocupan el espacio limítrofe entre la filatelia fiscal y la
postal.
Tasas y sobretasasPrimer uso conocido de una sobretasa en el Ecuador, 1 de enero de 1920. Tarifa de 10 centavos al extranjero más 1 centavo de la sobretasa Casa de Correos |
Son estampillas de sobretasa postal las que
representan un valor adicional al de la tarifa de correos y tienen que fijarse
obligatoriamente en la correspondencia, para que ésta pueda ser despachada.
La sobretasa, entonces, no es parte de la
tasa ni un pago que se deba por la prestación de un servicio sino, más bien, un
impuesto que grava el uso del correo; esto quiere decir que, en estricto
sentido, las estampillas de sobretasa tienen carácter fiscal y que la
denominación más adecuada para ellas es la que utiliza el catálogo Scott:
“postal tax stamps” o “impuestos postales”. Sin embargo, como bien anota el Manual de Kohl, su uso obligatorio para el envío de
correspondencia las liga irremediablemente al franqueo postal, “ya que adherir
el sello de sobretasa … en todos los envíos postales era tan obligatorio como
adherir los sellos postales para el franqueo".
De hecho, la
creación de las sobretasas no respondía a la necesidad de cubrir los costos del
servicio postal, sino a la de obtener fondos para diversos objetos,
fundamentalmente obras y servicios públicos.
Los sellos de sobretasa, entonces, no
tenían como finalidad última el franqueo de la correspondencia y formaban parte
de este último como un elemento accesorio, que debía estar siempre acompañado
por uno o varios sellos postales. Hay que tomar en cuenta que, si bien se
encuentran sobres en los que el sello de sobretasa se utiliza para pagar la
tarifa postal, se trata de un uso de emergencia por falta de sellos postales
que, si bien se aceptaba en la práctica, carecía de respaldo legal.
En el caso de las primeras sobretasas,
emitidas en la década del veinte del siglo pasado, la diferencia entre la
estampilla de correos y el sello de sobretasa se establecía por la inscripción
que constaba en ellos: la palabra “Correos” aparecía en la primera y no
constaba en el segundo.
Alfonso Carrillo me ha hecho notar que la
falta de la palabra “Correos” indicaba la imposibilidad de que la estampilla se
use por sí sola, sin el acompañamiento de un sello postal, para franquear
correspondencia; por eso, precisamente, cuando se recurrió a los sobrantes de
los sellos de uno, dos y veinte centavos de la sobretasa “Casa de Correos” para
utilizarlos como estampillas postales, a fines de los años veinte y principios de los treinta del siglo pasado, fue necesario validarlos para ese objeto
con el resello “Postal”.
Esto ocurrió incluso en el caso de las
sobretasas emitidas en los años treinta y cuarenta, que pese a llevar la
leyenda “Correos”, debieron ser habilitadas con los resellos “Postal” o “Aéreo”
para ser utilizadas como sellos postales.
Parece claro, entonces, que los sellos
de sobretasa no son estampillas postales sino timbres fiscales, pero tienen sin
duda valor para los coleccionistas de sellos de correos en la medida que su uso
estaba indisolublemente ligado al franqueo de la correspondencia, esto es, se
trataba de un impuesto fiscal que se agregaba al porte de correos. Su
reconocimiento por los catálogos de sellos postales está, por lo tanto,
plenamente justificado.
Lo dicho justifica también la
utilización del término sobretasa, entendido como valor que se agrega a la tasa
de correos, que es menos preciso que la expresión “impuesto postal”, pero que
tiene un uso tan generalizado que es preferible seguirlo utilizando.
Conviene, en este punto, referirse a
otra denominación que se da a alguno de estos sellos: la de “timbres de
beneficencia” que consta en el catálogo Yvert.
Se trata, sin duda, de una expresión
poco feliz, pues salvo el caso de la sobretasa “Campaña contra el Cáncer”,
ninguna de las emitidas en el Ecuador apunta a fines de orden benéfico, sino al
financiamiento de obras y servicios públicos, esto es, a incrementar las rentas
del Estado con destinos específicos.
Como consecuencia del término
utilizado, el catálogo Yvert convierte en sellos de igual naturaleza a los de
sobretasa y a la emisión de estampillas postales, estas sí de beneficencia, a
las que mediante un resello, se sumó un valor adicional como auxilio económico para
“la pronta construcción” del hospital de la ciudad de Méndez. Mientras el sello de
sobretasa representa un impuesto de pago obligatorio, el sello de beneficencia
es un sello postal al que se suma un valor que, en concepto de donación,
aportan a los fines previstos quienes quieran utilizarlo.
Hay que llamar la atención sobre la
poca consistencia del catálogo Yvert en materia de clasificaciones. A manera de
ejemplo se puede indicar el hecho de que, en el mismo tomo en el que la serie
ecuatoriana “Hospital Méndez” se incluye en el capítulo “Timbres de
Beneficencia”, sellos similares de Guatemala aparecen entre las estampillas
para correo aéreo.
Períodos de uso
Las sobretasas postales se utilizaron en el
Ecuador entre 1920 y 1958. Durante ese período se crearon un total de diez
sobretasas, cinco de ellas destinadas a financiar obras públicas,
fundamentalmente construcción de edificios para la administración postal
(cuatro de ellas), pero también escuelas y un camino de herradura. Otras cuatro
sobretasas buscaban obtener recursos para actividades como la seguridad
social, promoción turística y desarrollo
de las comunicaciones aéreas, y para contribuir a un fondo internacional para
la lucha contra el cáncer. La última sobretasa fue el resultado de unificar dos
gravámenes preexistentes, uno para la construcción de la Casa de Correos de
Guayaquil y otro para el seguro social del campesino.
En dos casos, las sobretasas para los
edificios de correos en Quito y Guayaquil, junto con la sobretasa postal se
creó un impuesto de timbres fiscal, que general y equivocadamente ha sido
tenido como de naturaleza postal.
Tres etapas se pueden identificar durante
el período de uso de las sobretasas: la primera entre 1920 y 1925; la segunda,
y más prolongada, entre 1934 y 1948; y una final que va de 1951 a 1958.
Primera etapa (1920-1925)
Seis años abarca la primera etapa de uso de
las sobretasas postales, desde el 1 de enero de 1920 hasta el 31 de diciembre
de 1925. Durante ese período se crearon dos sobretasas, una nacional de un
centavo para la construcción de la Casa de Correos de Quito, y otra local de
dos centavos, destinada a la construcción del camino de Loja a Zamora; en el
caso de la primera sobretasa, la tarifa se incrementó a dos centavos a fines
del cuarto año de uso, en octubre de 1923.
Para el pago de la tarifa inicial de la
sobretasa “Casa de Correos de Quito”, se emitieron entre 1920 y 1923 siete
estampillas, seis provisionales y una definitiva; la tarifa de dos centavos se
pagó con diez estampillas distintas, ocho provisionales y dos definitivas.
Para el caso de la sobretasa “Camino de
Loja a Zamora” se emitió un único sello provisional.
Como ya se dijo anteriormente, junto con la
sobretasa para la “Casa de Correos de Quito” se creó un impuesto fiscal, que no
tenía que ver con el franqueo de correspondencia sino con el despacho de
paquetes postales. Este impuesto era de veinte centavos y para pagarlo se
emitieron nueve sellos, seis provisionales y tres definitivos.
Un sello provisional y otro definitivo se
emitieron para el pago de otro impuesto fiscal, tenido erróneamente como
sobretasa postal: el impuesto de diez centavos para la construcción del
ferrocarril de Puerto Bolívar.
Segunda etapa (1934-1948)
Este es el período más prolongado de uso de
las sobretasas (quince años) y aquél en el que se creó un mayor número de
éstas.
Se inició el 1 de enero de 1934, con la
sobretasa de dos centavos “Casa de Correos y Telégrafos de Guayaquil”, para la
cual se emitieron un total de seis estampillas, cinco provisionales y una
definitiva.
A partir de octubre de 1935, junto con la
sobretasa anterior se empezó a cobrar otra, de tres centavos, para financiar el
Seguro Social del Campesino. Se emitieron cuatro sellos, tres provisionales y
uno definitivo.
En octubre de 1936, las dos sobretasas
anteriores se unificaron en una sola, denominada “Postal Adicional”, que se
convirtió en la de uso más prolongado. Se emitieron ocho sellos, cinco provisionales
y tres definitivos.
Una sola estampilla se emitió para cobrar
la sobretasa temporal “Campaña Contra el Cáncer”, cuyo uso fue obligatorio
durante la semana del 23 al 30 de noviembre de 1938.
A partir del 1 de enero de 1940 se hizo
obligatorio el pago de una nueva sobretasa para construir la Casa de Coreos de
Guayaquil y luego las de otras ciudades del país; recibió la denominación de
“Casas de Correos y Telégrafos” y, para pagarla, se emitieron tres estampillas,
una provisional y dos definitivas.
En octubre de 1944 se suprimieron las
sobretasas y se dejó de recurrir a este instrumento de financiamiento hasta
marzo de 1945, cuando se creó la sobretasa “Fomento Aerocomunicaciones”, que se
pagó mediante dos sellos provisionales y uno definitivo, hasta una fecha que
no me ha sido posible establecer, probablemente en el año 1948.
También durante este período se creó un
impuesto fiscal que, por acompañar a la sobretasa “Casa de Correos y Telégrafos
de Guayaquil”, se ha tenido erróneamente como postal. Como en el caso del
impuesto “Casa de Correos” del período anterior, la tarifa fue de veinte
centavos y se cobraba por el despacho de paquetes postales. Se utilizaron seis
estampillas, cinco provisionales y una definitiva y se preparó un sello que
nunca llegó a emitirse.
Tercera etapa (1951-1958)
Dos sobretasas existieron en la etapa final
de uso de estos sellos, que duró poco más de siete años.
La primera, el “Timbre Escolar”, era al
mismo tiempo una sobretasa postal, obligatoria para toda correspondencia al
interior del país, y un timbre fiscal que debía utilizarse en los mismos
documentos para los que se exigía el “Timbre Patriótico”. El valor de
este timbre era de veinte centavos; entre el 1 de enero de 1951 y marzo de
1958, se utilizaron nueve estampillas, seis provisionales y tres definitivas.
La segunda sobretasa del período fue
exclusivamente de carácter postal. Se trata del “Timbre Turístico” de diez
centavos, cuyo uso fue obligatorio desde febrero de 1954 hasta marzo de 1958.
Se utilizaron cinco estampillas, cuatro provisionales y una definitiva.
Para los interesados en este tema, hemos incluido en nuestra biblioteca la colección de sobretasas postales que ha obtenido ya medalla de vermeil FIP y medalla de oro FIAF. La pueden encontrar en el enlace ECUADOR: POSTAL TAX STAMPS.
Para los interesados en este tema, hemos incluido en nuestra biblioteca la colección de sobretasas postales que ha obtenido ya medalla de vermeil FIP y medalla de oro FIAF. La pueden encontrar en el enlace ECUADOR: POSTAL TAX STAMPS.
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