Después de este recorrido por las estampillas y otras piezas de colección, volvemos a la pregunta que nos hacíamos en un inicio: ¿por dónde empezar?
Muchos pensarán que lo primero que debemos decidir es si pensamos en coleccionar solo por el afán de hacerlo, o si entre nuestras metas está participar en exposiciones competitivas. Creo, sin embargo, que antes de pensar en eso es necesario entender que las dos opciones no son excluyentes; en el amplio espacio que ofrece la filatelia, muy bien podemos escoger temas y formas de coleccionar que de ninguna manera tendrían cabida en una exposición y, al mismo tiempo, enfocarnos en organizar una colección competitiva.
Lo primero, entonces, es pensar en aquello que dentro de la filatelia nos produce más gusto y placer, sin que haya límite alguno para ello, desde lo más tradicional hasta lo más estrafalario; después podremos ver, a partir de ese primer paso, si estamos dispuestos a dar el paso a lo competitivo y, en consecuencia, no pensar solo en lo que personalmente nos parece mejor, sino también en las reglas existentes y en las posibles reacciones de los jurados.
Es común, sin que obviamente sea una regla general, empezar por hacer una colección completa de nuestro país de origen, sin ningún afán competitivo, y que paralelamente trabajemos en otros ámbitos: un tema, por ejemplo, u otro país cuyas estampillas nos gustan particularmente, o nos resultan más asequibles; a partir de eso se despiertan nuevos intereses por un período determinado, una emisión específica o una temática desarrollada ya con fines competitivos.
Dejemos por lo pronto la competencia y veamos, a partir de la decisión que adoptemos, que necesitamos para trabajar. Lo haremos a partir de nuestra siguiente entrega.
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