Pablo Pérez N.
Colaboración de Miguel Naranjo S.
Una vez más mi querida afición me dio un gran momento de alegría, de
esos que esperamos todos los filatelistas que sucedan. Al ordenar mi colección
de sellos de medio real saltó uno que había pasado desapercibido previamente.
Un lindo ejemplar, márgenes completos, utilizado en Quito, el 2 de enero
de 1865, un día después de que la serie se pusiera en circulación.
De acuerdo a Funkhouser, existiría un ejemplar utilizado el 1 de enero,
adicionalmente existe un lote de una subasta de los años setenta en los que
consta una foto en blanco y negro de lo que se supone es un ejemplar usado en
esa fecha, lastimosamente ni tenemos evidencia del primero ni la foto es lo suficientemente
convincente.
Por lo pronto este sería el ejemplar de uso conocido más antiguo y que
contemos con evidencia física.
Aprovechemos esta agradable situación para analizar un hecho particular,
resulta que el 1 de enero de 1865 fue….domingo!!! ¿Habrá existido servicio de
correspondencia un domingo en el Ecuador? A priori y dada la realidad de
nuestra sociedad, esto sería bastante dudoso.
Sin embargo, deberíamos ubicarnos en la época, recordar que los
trayectos de correspondencia tenían fechas exactas de salida, de arribo y, del
trayecto que se debía recorrer, independientemente del día en que dicha fecha
caía, por lo que sí existe la posibilidad de que hubiera habido servicio de
correos el domingo 1 de enero de 1.865, aunque personalmente no creo que
hubiera sucedido.
Así mismo, conversando con nuestro socio Miguel Naranjo, me manifestó
que su colección incluye un sobre escrito el 7 de enero de 1.865 (sábado) en
Loja, siendo consecuentemente esta carta la más antigua conocida franqueada con
medio real azul. Recordemos que un viaje de Quito a Loja en esa época tomaba no
menos de una semana a caballo (seguramente más), y en camino de herradura.
Con estos datos, se puede inferir que los sellos de la primera emisión
ecuatoriana, al menos el de medio real, ya debió estar a disposición de los
responsables en las oficinas postales de la época y no solo en la capital y
ciudades principales, el 1 de enero de 1.865.
Esperemos que sigan surgiendo evidencias de
nuestra historia filatélica. Hasta pronto.
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