domingo, 1 de mayo de 2016

GUÍA PARA PRINCIPIANTES: CÓMO GUARDAR LOS SELLOS

Dijimos ya en una entrega anterior que las estampillas deben ser cuidadosamente conservadas, porque manchas, roturas y peladuras les quitan su valor, salvo en casos excepcionales de piezas únicas o extremadamente raras. Esto exige sistemas adecuados para guardar las colecciones y organizar las estampillas.

Un álbum es lo primero que viene a la cabeza y es, sin duda, lo que necesitamos cuando queremos limitarnos a llenar los espacios previamente asignados por las casas editoras que los publican. Un recorrido por las páginas web de las diversas distribuidoras de artículo filatélicos nos puede dar una idea de la amplia gama de posibilidades que se tiene en este campo; hay también filatelistas que ponen al alcance de sus colegas los trabajos que han hecho, y que se pueden imprimir con cualquiera de los medios hoy disponibles para el efecto.

Álbum preimpreso

Un álbum preelaborado, que satisface el gusto de muchos coleccionistas, puede resultar estrecho para quienes busquen ser más creativos a la hora de montar sus colecciones, o quieran algo más que completar todos los sellos emitidos por un país o conjunto de países, que es lo que normalmente se encuentra en esa clase de álbumes.

Cuando ocurre esto último, el álbum acaba siendo elaboración propia que en la actualidad encuentra las facilidades que le brinda la informática, e inevitablemente es un paso posterior, precedido por una etapa en la que se reúne y organiza el material.

Para ello, se requieren sistemas de almacenamiento más flexibles, que permitan acomodar y reacomodar las piezas, reubicarlas y añadir lo nuevo que se vaya consiguiendo.

A la izquierda, clasificadores; a la derecha, sistema de hojas intercambiables

Lo mejor, en esta etapa, son los llamados clasificadores; libros con hojas de cartón y bandas, generalmente transparentes, en las que se colocan las piezas. Mucho más flexibles son las hojas clasificadores intercambiables, con bandas de diferentes tamaños, que pueden acomodarse en una carpeta con anillos y cambiar de posición conforme se lo requiera.

Estos sistemas permiten modificar las veces que sea necesario la organización de la colección, hasta que se llegue a un estado de la misma en la que se pueda pensar en montarla en un álbum.

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